Patrick Lescot
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Fidel Nuñez
Analista
Jefe de Buró
Latinoamérica
Dept de Investigaciones
La Nueva Cuba
Julio 26, 2007
Después de un año de enfermedad para Fidel y de mando provisional para
Raúl, persiste la incertidumbre: el gobierno cubano deberá optar tarde o
temprano entre los hermanos Castro o bien mantener el status quo,
estimaron observadores.
El escenario constitucional está servido y en marcha: elecciones
municipales en octubre, provinciales y nacionales en marzo o abril de
2008, y la designación en esa línea del jefe del Estado por cinco años.
Los 31 miembros del Consejo de Estado (gobierno), elegidos por la nueva
Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP, parlamento), tendrán entonces
que decidir entre prorrogar el mandato de Fidel Castro, poner fin al
interinato de Raúl y confirmarlo como jefe de Estado, o designar a una
nueva persona a la cabeza del Estado cubano.
RETO ES ENORME
"En los tres casos, el reto es enorme" para la revolución, dirigida
desde que triunfó en 1959 por Fidel Castro, quien cumplirá 81 años en
agosto, estima un diplomático occidental.
Reducido al silencio, el orador infatigable, aún confinado en una
habitación de hospital y quien el jueves será sustituido por Raúl en el
tradicional discurso de la fiesta nacional del 26 de julio, recurre
ahora a la pluma para comentar la actualidad.
Pero la prolongación de su convalecencia no parece buen augurio sobre su
aptitud para regresar al mando del país, y existe casi consenso de que
permanecerá en retirada, velando solo por las grandes orientaciones.
Además, desde hace tiempo, previno que "los revolucionarios no se
retiran jamás", y ha dejado entrever que sigue los asuntos del país,
incluso desde lejos.
SIN PERSPECTIVA DE CAMBIOS
De hecho, Raúl Castro y el equipo que lo rodea -designado por Fidel- no
han hecho cambios visibles de orientación, asegurando la "continuidad" y
desoyendo todo llamado a cambios políticos.
En esas condiciones no es seguro que una posible confirmación de Raúl
Castro a la cabeza del Estado abra rápidamente una nueva era para Cuba.
El hermano menor no oculta su preocupación por llevar al mayor hasta el
final y por cultivar su papel de "número dos".
Hipotética, la designación de una nueva figura como número uno se haría
entre los responsables designados por Fidel Castro para acompañar a su
hermano, entre quienes Carlos Lage es actualmente la más "visible".
"Yo creo que hay una amplia posibilidad de que sea el tercer hombre y
será el primer ministro o algo parecido, después de la muerte de Fidel,
no antes", opina el ex analista de la CIA, Brian Latell.
LA GENERACIÓN INTERMEDIA
De 54 años, representando a la generación intermedia entre los
"históricos" y los "jóvenes" de 30-40 años, Lage, uno de los cuatro
vicepresidentes, médico de formación, "técnico" de la economía y
reputado pragmático, es considerado como una figura bastante consensual
en el seno de la dirección cubana.
No obstante, el escenario constitucional no es el único y una grave
recaída de la salud de Fidel Castro podría forzar la mano de los
dirigentes para acelerar las cosas.
Aliviados con la estabilidad del país, los dirigentes abordan
abiertamente las urgencias de la población, principalmente por los
salarios, el costo de los alimentos, el transporte, donde la crítica
situación alimenta un vivo descontento, y la vivienda, escasa y en mal
estado.
La economía cubana, heredera del modelo soviético, nunca ha cruzado el
límite hacia "la opción china" -apertura al capital extranjero y entrega
de espacios económicos a la población-, mientras que la cuestión de las
reformas sigue siendo un tema tabú.
"Guardián del templo", Fidel Castro se ha opuesto siempre a la
reaparición de un sector privado, incluso discreto, y raros son los
analistas que apuestan a que, en vida, permitirá una apertura económica.
Incluso por parte de su hermano.
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