terrorismo
Jazid Fernández fue liberado tras cumplir 8 años y 9 meses de una
condena de 10 años por intentar introducir explosivos en la Isla para
colocarlos en centros turísticos.
Agencias
martes 9 de enero de 2007 12:41:00
AFP/ Guatemala. Un guatemalteco condenado en Cuba en 1998 por intentar
introducir explosivos a la Isla con el propósito de cometer atentados,
fue liberado en diciembre último por buena conducta, informó este lunes
una fuente diplomática.
El guatemalteco Jazid Fernández fue liberado el pasado 12 de diciembre
de la prisión Guanajay, La Habana, después de permanecer 8 años y 9
meses en el centro de detención, dijo al diario Siglo XXI la cónsul
guatemalteca en Cuba, Sara Solís.
"Todos los informes que recibimos de las autoridades penitenciarias
donde estuvo dicen que mantuvo buena conducta. Se le otorgó una rebaja
de su condena, que era de 10 años impuesta en diciembre de 2001, fue
debidamente documentado y se le envió a nuestro país", detalló la
diplomática.
Fernández fue capturado el 20 de marzo de 1998 cuando llegó a Cuba para
gestionar la liberación de su esposa, María González, quien junto con
otro guatemalteco, Nader Barakat, había sido arrestada 16 días antes en
el aeropuerto José Martí con 432 gramos de explosivos.
Según el Ministerio cubano del Interior, los guatemaltecos habían
llegado con instrucciones de colocar y hacer estallar los explosivos en
centros turísticos de la Isla, y percibirían 1.300 dólares por cada
detonación.
Una fuente de la embajada de Cuba confirmó a la AFP la liberación del
guatemalteco, quien se encuentra en su país desde el pasado 20 de
diciembre, luego de que el consulado en La Habana le otorgara una
licencia especial de viaje, debido a que su pasaporte había perdido
vigencia.
Solís consideró que los otros dos guatemaltecos podrían ser beneficiados
con la misma medida, pues González fue condenada a 12 años y Barakat a 15.
Durante el juicio, que se inició el 1 de noviembre de 2001 y culminó el
7 de diciembre del mismo año, Bakarat admitió que llegó a la Isla para
cometer los atentados con el propósito de causar temor en la población.
"Recibimos una sesión de entrenamiento y los artefactos debíamos
colocarlos en tiendas de hoteles, para crear pánico en la población. Fue
un error que cometí; estoy arrepentido y avergonzado y pido mil perdones
al pueblo cubano", expresó en el juicio.
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