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Tuesday, October 31, 2006

Cuba, Un Enigma

Cuba, Un Enigma
2006-10-18
Alejandro Miranda Lines, ciudadano costarricense

El porqué de la longevidad del régimen comunista cubano es un enigma.
Mayor resulta, para aquellos que hemos visitado la isla y nos hemos dado
cuenta de primera mano de la miseria, el caos y la destrucción que
impera en la que un día fue el paraíso del Caribe.

"En Cuba se paró el tiempo". Muchas veces se oye esa frase, pero su
significado es difícil de comprender. Cuando se dice que paró el tiempo
se habla solo de los automóviles que circulan o de los edificios que son
los mismos. Pero en Cuba no se paró el tiempo, ojalá se hubiese parado.
Hay que estar allí para darse cuenta que el tiempo pasó como un huracán
por toda Cuba.

Aunque los carros y los edificios no cambien, el tiempo y la falta de
cariño los han dejado en escombros. Pero, el tiempo pasó también por las
mentes de la gente y esto es lo mas grave. Más de 35 años de un régimen
de mediocridad, han dejado su huella profunda. Hoy la gente es mediocre,
porque sus líderes son su ejemplo. Hoy los edificios se caen al suelo,
porque no tienen dueño, porque nada importa. Cuba es el reino de la
desesperanza porque el mediocre reina y a quien sobresale le cortan las
alas inmediatamente.

Llegar a Cuba impacta, porque, aunque no la cuiden, sigue siendo bella
por fuera. Pero hay solo que asomarse un poco en su interior, para darse
cuenta que las cosas no caminan nada bien. ¿Cuándo fue la última vez que
usted visitó un país donde el único tema de conversación era la
desgracia de su situación? Si se habla con la gente, y si la gente le
habla a usted, solo escuchará de necesidades, de la mala situación, del
sistema. No existe otro tema y esto resulta triste.

¿Cuándo fue la última vez que visitó un país en el cual deben construir
muros y barricadas y patrulleras y leyes para que sus ciudadanos no se
escapen? Mientras los países libres deben luchar para que inmigrantes
ilegales no penetren sus fronteras, en Cuba deben luchar para que la
gente no se vaya. No basta que mas de un millón de cubanos no puedan
vivir en su propia tierra, gran parte de quienes están allí quisieran irse.

En Cuba no hay libertad, no se puede opinar contra el gobierno, no se
puede formar partidos políticos, no se puede viajar libremente, no
existen las elecciones libres, ni la libertad de prensa, no se pueden
formar asociaciones laborales, no se puede.., no se puede..Nada se
puede. En Cuba no hay fraternidad, se incentiva a los ciudadanos a
delatar a sus vecinos por las pequeñeces más insignificantes y se
fomenta el odio hacia los disidentes y hacia cualquiera que tenga un
punto de vista "antirrevolucionario".

Por último, en Cuba no hay igualdad. Los cubanos son gente inferior en
su propia patria. Los turistas y extranjeros pueden circular libremente
y tener acceso a bienes y servicios que los cubanos no pueden ni oler.
Inclusive, entre los mismos cubanos, existen clases marcadamente
diferentes. Los "macetas" en el turismo y aquellos que trabajan para el
gobierno viven mejor que el resto.

Resulta ofensivo verles por las calles con sus relojes Rolex y sus
teléfonos celulares, no porque estas comodidades sean malas, sino porque
están disfrutando de todas las creaciones del capitalismo que le niegan
al pueblo y en contra de las cuales tanto han predicado durante tantos
años. Contrario a esto, el resto del pueblo recibe salarios de hambre.
No importando la actividad que desempeñen, un trabajador cubano gana
alrededor de $12 por mes, una miseria en cualquier país del mundo. Al
pueblo cubano, el sudor se lo pagan con hambre y con necesidades.

¿Qué justificación existe para mantener a un pueblo en este estado de
falta de libertad? Si se viera progreso y prosperidad, tal vez se podría
argumentar que el sacrificio de la pérdida de libertad tiene sus frutos.
Pero no es el caso, en Cuba se pasa hambre. Un país que por su posición
geográfica debería estar dentro del primer mundo, es una nación de
necesidades y atrasos. No hay justificación para esta situación. Así
como no hay justificación para mantener o cooperar para que se perpetúe
este régimen tan injusto y nefasto.

Y en esto, al que le caiga el guante que se lo plante.

Para entender la situación de Cuba, hay que analizar de cerca el punto
de partida. En 1959, Cuba era una nación cercana al desarrollo en muchos
aspectos. Ocupaba los primeros lugares de América Latina en todos los
índices económicos y, aunque esto no se comenta a menudo, también en los
índices sociales. Cuba estaba solo por abajo de Uruguay, Argentina y
Costa Rica en el bienestar social de su pueblo y muy por encima de ellas
en sus índices económicos.

El verdadero problema cubano no era social, como lo han tratado de hacer
ver, el problema era el gobierno de turno. La dictadura de Batista era
progresista, pero cruel y corrupta. Removerlo del poder era importante
para Cuba, pero hacerlo por medio de una revolución comunista era
innecesario y ha resultado un total fracaso. Cuba hubiese sido una
nación poderosa, si tan solo se hubiera tomado un camino racional y
moderado. Existía la posibilidad de tomar algunas medidas sociales
correctivas y de sanear la corrupción pública, pero todo dentro de un
marco democrático y pacífico.

El potencial de Cuba era ilimitado, su gente trabajadora y progresista,
su posición geográfica inmejorable, su belleza natural, su avanzada
infraestructura. Todo estaba servido para un glorioso futuro. Solo
tienen que analizarse las tendencias de negocios de los últimos 35 años
para realizar el potencial que tenía Cuba. Su belleza natural a solo 90
millas de Estados Unidos la hubiese convertido en el centro turístico
más importante de América y quizás uno de los más importantes del mundo.

La fertilidad de sus suelos y su cercanía al mercado americano la
hubiesen convertido en la capital de la fruta fresca de América, los
contenedores de fruta hubiesen llegado a sus destinos sin necesidad de
refrigeración. Empresas tan importantes como la Bacardí y muchas otras,
de capital cubano, hubiesen tenido su base en la isla generando millones
de dólares en exportaciones. No menos importante hubiera sido la
actividad financiera.

Cuba hubiese podido ser la capital de la banca latinoamericana,
suplantando a lo que ahora existe en Panamá, Bahamas y Gran Caimán. Por
último, La Habana hubiese sido la puerta de entrada de Latinoamérica a
Estados Unidos, cumpliendo la función que le tocó desempeñar a Miami,
una ciudad que en 1960 no era más que un pueblito comparado con La
Habana. Se podría seguir imaginando lo que pudo ser, pero veamos un poco
lo que es.

Hoy Cuba, a pesar de haber contado con millonarios subsidios rusos, no
es ni la sombra de lo que era en 1959. Esa es la primera prueba de que
el régimen no funciona. Sin contar lo que pudo haber sido la Cuba de
hoy, el país está peor que en el inicio del régimen. Culpan al embargo
norteamericano, pero se olvidan de dos factores, uno es el subsidio y la
impagable deuda rusa. El segundo es la razón detrás del embargo.

Primero, el régimen cubano se benefició durante muchos años de los
regalos que le hacia la URSS para mantener a un satélite
estratégicamente importante para sus pretensiones comunistas en América
Latina.

El segundo factor es la justificación absoluta que tiene el gobierno
americano para embargar a Cuba. Si a usted un amigo le robara todo lo
que posee, ¿volvería usted a hacer negocios con él? En los años 60 el
gobierno cubano nacionalizó, mejor dicho robó, billones de dólares en
activos propiedad de ciudadanos estadounidenses sin ninguna
justificación. ¿No cree usted que Estados Unidos tiene derecho a
proteger las inversiones de sus ciudadanos? Si algo parecido le
sucediera a usted, ¿no esperaría que su gobierno le apoyara?

Bueno, ¿Adónde están los millones de dólares que la URSS le regaló a
Cuba en subsidios y en préstamos que nunca se pagarán? Ese es otro de
los errores del régimen cubano. Gran parte de ese dinero se gastó en
financiar el ejército más grande y poderoso de América Latina. Un
ejército que ha cumplido misiones tan absurdas como pelear en Angola y
Etiopía. El resto se dedicó a armar y a entrenar a las guerrillas
comunistas de Latinoamérica, las mismas que han sembrado terror, muerte
y desolación en todos nuestros países.

Pero, dejando de lado lo antes discutido, lo peor de Cuba no es su
situación material por mala que se encuentre. Lo peor de Cuba es su
situación mental. Los cubanos son un pueblo domesticado, un pueblo sin
esperanza y sin sentido de lucha. Los cubanos perdieron su libertad hace
muchos años y nunca han tratado de recuperarla. El culpable de esta
atrofia mental es un régimen que apalea, que estereotipa y que miente.
Un régimen de adoctrinamientos y prohibiciones que, lejos de buscar el
bien colectivo, busca perpetuarse en el poder. Un régimen que hizo
olvidar, con su propaganda, la diferencia entre el bien y el mal.

Una pregunta obligada salta a la mente luego de ver tanta injusticia
¿porqué nadie hace nada para luchar contra estas atrocidades? Luchar
desde adentro es difícil pero, si uno está dispuesto a tirarse al mar en
una balsa, ¿porqué no arriesgarlo todo luchando por cambiar su país?
Probablemente, porque sienten que la muerte sería más segura y lenta. Al
menos en una balsa hay alguna probabilidad de sobrevivir. Esa es la
desesperanza que han parido los cubanos en sus mentes.

Lo más difícil de comprender es la posición que toma la comunidad
internacional frente a Cuba y a sus líderes. Los cortejan, los invitan,
negocian con el hambre y la libertad ajena. Se sabe que Cuba presenta
muchas oportunidades de negocios, pero dejar de lado los principios para
ir en busca de dinero no es una posición respetable. Luego de ver lo que
es Cuba, se entiende que cualquier persona que negocie con un régimen
como el cubano va en contra de los más altos principios del ser humano.

En contra de la libertad, de la igualdad y de la fraternidad. En contra
de la razón y de la justicia. ¿Será que a nadie le conviene una Cuba
productiva y competitiva? ¿Será que la misma existencia de Fidel Castro
le representa al resto de los países una segura entrada de dólares? En
todo caso, la misma comunidad internacional que hoy persigue a Pinochet,
debería ser igual de acuciosa en su condena al injusto régimen cubano.

Fidel Castro dijo hace muchos años, en su propia defensa, que sería la
historia quien le juzgaría. Hoy llegó el momento de que la historia le
juzgue y el resultado no es positivo. La historia tendrá que juzgarlo
como el último de los tiranos militares de la América Latina del siglo
XX, como el exportador de tristeza que ha sido.

La historia tendrá que pedirle cuentas por el hambre y la falta de
libertad de millones de cubanos. La historia deberá cobrarle la muerte
que sembró y pasarle la factura de miles de exiliados que perdieron su
patria a manos de la injusticia. La historia será implacable con el
hombre que le negó a Cuba su gloria, que la sumió en el atraso y en la
derrota de su propia alma.

*******

Nota de Misceláneas de Cuba: El artículo anterior ha llegado a nuestra
redacción por medio de la periodista cubana Maritza Beato.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=7366

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