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Monday, October 30, 2006

Ciudadano de segunda clase

Ciudadano de segunda clase

Por Shelyn Rojas

Bitácora Cubana, 25 de octubre de 2006 - La Habana

Si naces en Cuba eres un ciudadano de segunda clase, mientras vivas en
ella. Los derechos quedan para los que poseen un pasaporte con
ciudadanía, heredada o por nacimiento en otro país.

Quizás… tal vez, si queda algo después de la repartición, se acuerden
del cubano, le toque algún derecho. Pero es para otro tipo de cubano,
los privilegiados. Los cubanos de segunda clase quedan en el olvido.

Joan San Pedro Brito es un niño de seis años de edad. Para él, la
repartición se quedó en veremos. Hace dos años su madre, la señora
Anisley, lo llevó al hospital Materno del Cerro. Le preocupaba que Jean,
a diferencia de otros infantes de su edad, no desarrollara.

Allí le hicieron los análisis correspondientes. Le diagnosticaron
cálculos en la vesícula y los riñones. Su tratamiento es quirúrgico. De
no ser operado a tiempo, los cálculos obstruirán las zonas donde circula
la bilis. El resultado es letal.

Mientras estaba en observaciones, empezó a presentar cuadros de vómitos
y diarreas que le llevaron a una desnutrición crítica. Joan tuvo una
dieta alimenticia "racionada" especial, que duró poco tiempo. Cuando
Anisley fue a renovar la dieta, se la negaron.

Comenta Anisley que después de dos años, ingresaron a Joan para la
operación. En la sala de espera, el día previsto, le recomendaron que
regresara a su casa y esperara. Sería avisada nuevamente.

A Anisley y su hijo no les quedo otra alternativa que salir del hospital.

Al cabo de cinco meses Anisley volvió al hospital. Su hijo cada vez se
agravaba más. Los doctores Hermes y Vázquez le recomendaron que buscara
otro hospital, por su cuenta. Estos doctores sin darle una explicación,
le expresaron que su hijo no podía ser operado allí.

Anisley gestionó para que Joan fuera atendido en el hospital infantil
William Soler. Allí le informaron que tenía que esperar tres meses.
Había atraso en la lista de operaciones.

Anisley aún mantenía las esperanzas de que la patología de su hijo se
resolviera. Había esperado lo mucho, que importaba la espera de lo poco.

Llegó el mes de octubre. Joan sería operado, según la lista, el día 17.
En la recepción no había personal para informaciones. Anisley le
preguntó a una enfermera de la consulta qué hacia donde debía dirigirse
y comenzar a hacer las gestiones correspondientes para el ingreso de su
hijo.

La enfermera le informó que no se estaba operando, que el salón se
encontraba cerrado.

Anisley le respondió que estaba errada. El día anterior por mediación de
una llamada telefónica le dijeron que sí estaban operando. Al cabo de un
rato la enfermera regresó y le confirmó que el salón de cirugías estaba
cerrado. Según la enfermera, la causa era el virus que asota a toda la
isla: Dengue.

Mientras Anisley esperaba su turno en la consulta para que la doctora
le diera una explicación, se apareció una delegación de la Misión
Milagro. Más de veinte niños peruanos venezolanos y demás. Estos niños
fueron asistidos de inmediato. Los niños cubanos que se encontraban allí
desde horas tempranas para ser atendidos, tuvieron que esperar

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