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Tuesday, October 31, 2006

Ambulancias sarcásticas

Sociedad
Ambulancias sarcásticas

Salud pública: El dólar se impone en los servicios médicos considerados
'gratuitos' a cambio de una mejor atención.

Federico Fornés, Ciudad de La Habana

martes 24 de octubre de 2006 6:00:00

Si está de apuros, la manera más rápida y barata de cubrir la distancia
entre La Habana y Matanzas no es en tren, tampoco en bus, ni tan
siquiera en taxi. El negocio es ir en ambulancia. Irán a toda velocidad
en carretera y la policía no reparará en ellas. Si surge alguna
urgencia, que espere. Nadie quitará a los paramédicos la fortuna de ocho
convertibles por cabeza.

La necesidad o afán de dinero —conseguirlo a cómo dé lugar— está
terminando de apagar ese "sol moral" que algún día trajo la revolución a
los cubanos y está apoderándose de un sector que se tiene como paradigma.

Casos y tarifas

MF quiso ser intrépido y entrar en su casa por el balcón. Al caer, se
fracturó ambos pies. Para llevarlo a un quirófano tuvo que ser
trasladado del hospital donde recibió los primeros auxilios hasta el
especializado en tales traumas. Gracias a que en el reporte de urgencia
leyeron operación de cráneo por operación de calcáneo, MF tardó dos
horas y media en llegar a su destino. De haberse leído correctamente el
informe, su suerte hubiera sido otra.

Luego, para las consultas de seguimiento, MF pagaba entre tres y cinco
convertibles para ser llevado y traído en ambulancia. Sin tales
remuneraciones, lo más probable es que hubiera perdido los turnos médicos.

Un caso todavía más patético. Un albañil cae de un tercer piso. Sus
amigos lo llevan a un hospital clínico quirúrgico de La Habana. Sin
tomarle rayos X, es devuelto a su casa en una ambulancia por la que
pagan tres convertibles. Al percatarse de su mal estado, la hija que
espera en la casa decide llevarlo de vuelta al hospital, pero los
ambulancieros se niegan y se marchan. Internado en otro nosocomio
capitalino, el paciente es tomado más en serio y le hacen los exámenes
de rigor. Murió al cuarto día por traumatismo craneal.

El anecdotario es profuso. En el hospital Calixto García, un camillero
cobró tres convertibles por trasladar a un paciente del servicio de
urgencias a una sala de politraumatizados. Eran sólo unos cien metros la
distancia a cubrir. Una vez instalado, el propio paciente pagó los
honorarios.

Otras veces no se trata de pacientes, sino de mercancías. Carne de res,
mariscos o especies en veda son trasegadas clandestinamente en
ambulancias. La mayoría de las ocasiones no levantan sospechas y pasan
sin revisión los puntos carreteros de control.

'Impotencia' médica

En 1989 —último año de precrisis—, Cuba contaba con un parque
relativamente nuevo, consistente en 2.000 unidades con una disposición
técnica del 75% y un índice de una ambulancia por 5.000 habitantes. Ocho
después, la situación era desesperada. De cerca de 1.300 ambulancias,
sólo unas ochocientas funcionaban. La tasa era de una por cada 130.000
habitantes.

Fue entonces que en 1996 el Estado creó el SIUM, sistema integrado de
urgencias médicas. Se trata de un costoso esquema en el cual los
pacientes con riesgo de muerte o grave deterioro reciben los cuidados
priorizados por orden vital. El sistema involucra a los cuerpos de
guardia, salas de terapia intensiva, ambulancias tanto convencionales
como de emergencia y urgencia, y los centros coordinadores que reciben
las llamadas, las clasifican y deciden cómo hacer el traslado de los
enfermos.

Desde entonces se incrementó el parque de ambulancias para tales fines,
invirtiendo el Estado grandes sumas. Uno de estos vehículos con todo el
equipamiento médico necesario cuesta unos 53.000 dólares, y aun siendo
de segunda mano, no dejan de ser caros. Los técnicos a bordo cobran un
salario mensual que sobrepasa los 350 pesos, unos catorce convertibles.

Según los últimos datos, en la Isla existen 166 bases municipales de
ambulancias —casi una por cada municipio— y más de cuatrocientos
vehículos ya circulan este año para casos de urgencias y emergencias.

"En Cuba, la causa número uno de muerte son los problemas cardíacos y la
mayoría de los casos que mueren, mueren en el traslado, mueren porque no
reciben atención inmediata", reconoció el gobernante Fidel Castro el
pasado 26 de julio pasado, en su penúltimo discurso antes de ser llevado
de urgencia a un quirófano.

El mercado manda

La venta de servicios en la salud pública —una de las 'joyas sociales'
de la revolución— es un secreto a voces y está convirtiendo el sector en
un mercado de abyectas transacciones que involucra a muchos y
desacredita a todos.

"Para que mi madre de 91 años recibiera fisioterapia ahora, y no el año
que viene, tuve que proponerle dinero a la enfermera que dispone de los
turnos. Me pidió siete CUC, pero yo sólo tenía cinco, así que aceptó de
mala gana", cuenta una oficinista a la salida de una policlínica. Su
madre se mueve en silla de ruedas.

Según cifras oficiales, hasta julio pasado habían sido tratados en salas
de rehabilitación más de dos millones y medio de personas. En el país
funcionan espacios de rehabilitación y fisioterapia en todos los
municipios, pero los servicios son sobrepasados por la demanda. La
rotura de aparatos o falta de personal ralentiza el sistema.

Otra de las modalidades es el turismo de salud "por la izquierda".
Consiste en atender a pacientes extranjeros en instalaciones oficiales
no destinadas para tal cosa, obviando las específicas, que son mucho más
costosas para el turista.

Una de las variantes más socorridas se conoce en los gabinetes dentales.
En su mayoría son cubanos que residen en Estados Unidos. Viajan de
vacaciones a la Isla para arreglarse la dentadura o colocarse implantes
por una cifra irrisoria frente a la que tendrían que desembolsar en el
país norteño, donde muchos todavía no gozan de seguro médico.

La prensa no suele comentar ni criticar tales hechos, a no ser que se
trate de "orientaciones desde arriba", tal como sucedió el pasado año,
cuando destapó a manera de escarmiento un escándalo de fabricación
clandestina de medicamentos.

¿Un mercado negro más sofisticado? Pues sí. La fábrica montada a
escondidas utilizaba la materia prima robada de los laboratorios para
producir medicinas que luego eran vendidas en el mercado negro. En la
operación participaban desde jefes de producción y de brigada, hasta
técnicos, obreros y personal de seguridad de los laboratorios.

De acuerdo con la investigación policial, también estaban implicados
personal de transporte y almacenamiento, redes de distribución, y
hospitales y farmacias, de donde se tomaban las medicinas.

Altruismo y necesidad

Cuando en los medios se exalta el "altruismo" de los cerca de 30.000
médicos y paramédicos cubanos que en el mundo brindan servicios en más
de setenta naciones, la mayoría pobres y riesgosas, la contraparte es la
corrupción en el sector doméstico. "Están ensuciando la imagen del
ejército de batas blancas", comentó un viejo enfermero de guardia.

Los médicos que cumplen misión en el extranjero reciben, además de
fondos para gastos de bolsillo, entre cien y doscientos dólares
mensuales que son depositados en una cuenta bancaria sin posibilidad de
extracciones hasta el regreso a casa. En la Isla, sus familias obtienen
cincuenta CUC a través de una tarjeta que pueden convertir en efectivo.

La desigualdad de opciones entre los que van a misiones en el exterior y
los que se quedan en la Isla es harto incómoda para los segundos.

"Me regalan gasolina para el carro o plátanos para la casa o me arreglan
la batidora. ¡¿Qué voy a hacer, decirles que no?¡", exclama un
especialista en una clínica. A fin de mes, recibirá un sobre con 600
pesos, unos 24 CUC.

URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/cuba/articulos/ambulancias-sarcasticas/(gnews)/1161662400

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