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Tuesday, June 27, 2006

La crisis el negro y el grano de maiz

SOCIEDAD
La crisis, el negro y el grano de maíz

Juan González Febles

LA HABANA, Cuba - Junio (www.cubanet.org) - Los implicados en el
escándalo de la leche sucia, denunciado por la joven abogada Niurka
Brito el pasado año, no fueron procesados por estos hechos. El desvío de
más de 34 toneladas de leche en polvo, pasó felizmente a través de toda
una madeja de policías políticos, policías regulares, auditores,
inspectores, curiosos, periodistas independientes y extranjeros, amigos
y enemigos.

Desde el ministro de la Industria Alimenticia y el director del Complejo
Lácteo hasta el último eslabón de aquella cadena de personas
comprometidas en mayor o menor medida en aquel episodio encontraron
perdón y olvido.

Juan Carlos Robinson Calvet, no tuvo suerte. Algunos opinan que su
desgracia estuvo dada en ser negro. Ser negro es agravante para todo en
Cuba, pero en su caso no. Su ascenso estuvo dado en la necesidad de
reforzar la presencia de la etnia a esos niveles. Por tanto, el color le
beneficiaba.

Fue sancionado a doce años de privación de libertad por algo más
relevante que ser negro. Es en este punto en que discrepo con el colega
Abel Escobar Ramírez. Aunque coincido en que la figura de delito
imputada es algo más que una burla a la inteligencia del pueblo cubano,
hay mucho más que tráfico de influencias en el hado adverso de Robinson.

Digamos que sufrió una medida ejemplarizante en tiempos de crisis o
simplemente en tiempos que la preludian. La mala noticia es que le
impusieron 12 años de cárcel que no cumplirá. La buena es que no fue
fusilado. Resulta muy interesante que ascendió por un nombramiento
inconsulto y cayó, por una decisión de este mismo carácter.

Las crisis del poder con más peso que se han producido en el espacio
cubano son de dos tipos: las sociales y las cortesanas. Las sociales son
fruto de contradicciones entre gobernantes y gobernados, las cortesanas
son pugnas dramáticas en que el pueblo participa poco o no participa.
Las crisis de 1980 y de 1994 fueron sociales.

Las de 1965, 1989 y 2003, cortesanas. Las tres últimas tuvieron su cuota
de sangre. En 1965 fue ejecutado Marcos Rodríguez -Marquitos- en 1989
dos altos oficiales de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior,
en 2003, tres infelices negros, Los Tres Negritos de La Habana.

Parece una constante la efusión de sangre siempre que el régimen se
siente amenazado. Fundamentalmente por alguna crisis en sus estructuras
internas.

Resulta inobjetable que se respira una atmósfera turbulenta. Para
percibirla, sólo es necesario poner juntos los últimos incidentes
"aislados".

Todo parece apuntar a una purga en el aparato de gobierno castrista. Las
últimas sustituciones de ministros y funcionarios así lo afirman. A esto
debe agregarse las últimas fricciones entre el gobierno de Fidel Castro
y la Sección de Intereses de Norteamérica.

Como un dato interesante para sumar a un análisis retrospectivo de la
situación presente, existió un fuerte consenso entre círculos muy serios
de la oposición interna sobre una eventual decisión de fusilar
opositores en 2003, al amparo de la Ley 91.

En aquel momento se manejó el carácter oportunista de los arrestos,
realizados al calor del comienzo de las acciones bélicas en Irak. El
zarpazo supuestamente sería engullido mediáticamente por el desarrollo
de las operaciones militares. Pero no fue así.

Entonces, y siempre de acuerdo a estas personalidades, es que el
gobierno decidió fusilar a los pobres negros y de esta forma dar un
ejemplarizante y necesario escarmiento.

No están claros todos los entresijos de la última crisis diplomática
entre los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos. Para un grupo se trata
de que los norteamericanos deseen irse. Otro pretende que el gobierno
cubano desea cerrar la instalación. De esta forma, estaría más aislado y
a salvo de la inquisidora observación diplomática norteamericana. Ambos
enfoques tienen fundamento lógico.

El estilo de Castro es espectacular para los rompimientos. El que todos
conocemos, hubiera organizado una marcha y en medio de una dramaturgia
adecuada hubiera expulsado a los yanquis. Todo esto con la carga
emocional y efectista que ya todos conocemos.

Pero además, también existe el Castro sabio y taimado y la posibilidad
de que pretenda que sean los norteamericanos los que den el primer paso.
En este caso adoptaría la muy bien cotizada posición de víctima tercer
mundista del voraz Imperio.

A todo esto súmese la creciente tendencia del gobernante Fidel Castro
por agrupar en torno suyo a jóvenes ambiciosos dispuestos a aportarle la
lealtad incondicional a que aspira. La sustitución de José Millar
Barruecos y su subsiguiente reemplazo por uno de los llamados jóvenes
talibanes, refuerza esta apreciación.

Barruecos no anda lo suficientemente enfermo o senil. De hecho está en
la plenitud de su potencial para la política de salón, en la que es
verdaderamente hábil.

Otro hecho de relevancia fue la inusual declaración del general de
ejército Raúl Castro. En un reciente, breve e interesante discurso, el
vice en jefe alimentó el ego insaciable de su hermano. El discurso marcó
cuáles serán las pautas cuando se produzca su ansiada ausencia.

La tesis esbozada por el colega Aleaga Pesant, en su trabajo "Y si muero
primero", sobre lo que pasaría si el menor de los Castro se va antes, no
deja de ser sugestiva. A fin de cuentas, en España lo que enterró al
franquismo no fue la muerte de Franco. El franquismo voló por los aires
con el almirante Carrero Blanco, su segundo y heredero designado. Su
entierro fue en realidad el entierro de aquella dictadura. ¡Bravo por la
CIA y por ETA!

Insisto en que Dios escribe torcido en renglones derechos. Este es el
punto que quita el sueño a más de un general, doy fe de que es así.

El fantasma de una crisis política de imprevisibles consecuencias toma
cuerpo. Aprensiones más o menos justificadas señalan una opción en las
más altas esferas por un final apocalíptico y por todo lo alto. Este
final cerraría las puertas tanto a la sucesión como a los posibles
escenarios para una transición ordenada y pacífica.

Castro suele repetir que todas las glorias del mundo caben en un grano
de maíz. Veamos cómo combina en esta oportunidad un negro "tronao", una
crisis en ciernes y su grano de maíz.

http://www.cubanet.org/CNews/y06/jun06/27a6.htm

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