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Saturday, March 25, 2006

Muchos exilados cubanos se hacen enterrar en Cuba

Posted on Sat, Mar. 25, 2006

Muchos exilados cubanos se hacen enterrar en Cuba
YUDY PINEIRO
The Miami Herald

Magalis Hernández no había visto a su hijo desde que él salió de Cuba
rumbo a Miami hace siete años.

Michael Sánchez, quien tenía 27 años, regresó al fin el mes pasado, en
un ataúd.

Familiares y amistades de Michael en Miami pagaron $6,500 para
devolverle el cadáver a su madre en Ciego de Avila. El murió en un
accidente automovilístico en enero, cerca de su casa en Tennessee.

''Gracias a ellos, lo tengo a él aquí, aunque se haya ido'', dijo Hernández.

Sánchez es uno de un número cada vez mayor de cubanos exilados que han
regresado a su país después de muertos.

''Allí se criaron. Ese es su patrimonio'', dijo Evelyn Vargas, una
directora funeral licenciada que se ocupa de envíos en el Florida
Funeral Home, de Miami. ``Querían regresar a su país y nunca lo lograron''.

Los directores de funerarias dicen que el número de envíos se ha
duplicado en el año reciente más o menos, ahora que los costos de los
entierros aquí suben cada vez y la gente se entera de que las
restricciones de envíos de dinero a Cuba no se aplican en esto.

Y los exilados están envejeciendo, y por lo tanto más de ellos se están
muriendo.

''Es una pena que tengan que regresar de ese modo'', dijo Vargas.

No hay cifras sobre cuántos cadáveres se envían a Cuba anualmente, según
la oficina de estadísticas de vida de la Florida, la Sección de
Intereses de Cuba y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que
fiscaliza el embargo económico a Cuba.

Pero Florida Funeral Home, una de entre una docena de funerarias
licenciadas por el Departamento del Tesoro para enviar cadáveres a Cuba,
mandó casi 80 el año pasado, comparado con 25 que se enviaron en el 2004.

National Funeral Homes Group, otro operativo local funerario, mandó unos
240 el año pasado.

Algunas figuras prominentes del exilio y cubanos que tienen funerarias
se oponen a esa práctica, sosteniendo que ayuda al gobierno de Castro,
que cobra dinero por los envíos.

José Basulto, de Hermanos al Rescate, dice que enviar los cadáveres
beneficia al gobierno cubano del mismo modo que los envíos de dinero o
los viajes a Cuba.

''Eso sólo sirve para darle dinero a Castro'', dice él.

Hay quienes se niegan a regresar a la isla, vivos o muertos, mientras
Castro siga allí, y muchos dejan constancia de su deseo de que envíen
sus restos a Cuba una vez que el dictador se vaya.

Algunos exilados más moderados dicen que nada debe impedir que
cualquiera mande a enterrar a un difunto cerca de sus familiares.

''¿Que Castro se beneficia? Sí'', dice Joe García, ex director ejecutivo
de la Fundación Nacional Cubano Americana.

``Pero Fidel Castro recibe más beneficio de otras cosas que de esto. Si
mi madre me pidiera que la mandara a enterrar en la Luna, yo acataría
sus deseos''.

García sí critica al gobierno cubano por lo que cobra. El costo
promedio, excluyendo el pasaje aéreo y el almacenamiento es de $2,795
por un cadáver, y $2,000 por cenizas. Una parte del dinero ($1,120),
cubre la cuota del consulado cubano.

El precio de mandar un cadáver a cualquier lugar fuera de EEUU,
incluyendo pasaje aéreo: cerca de $2,500.

El proceso toma tiempo también. Enviar restos a Cuba puede tardar hasta
un mes, comparado con tres días a otros países.

El embargo hace que las solicitudes pasen por la Sección de Intereses
Cubanos del gobierno de EEUU, y después ''el consulado cubano se toma su
tiempo'' para revisar el papeleo, según dice Vargas.

Según dicta la Sección de Intereses de Cuba en Washington, hay que
llenar ocho documentos en español y en inglés, entre ellos una carta que
certifique que la persona no murió de ninguna enfermedad contagiosa, y
éstos los tiene que aprobar toda una serie de profesionales.

''Cuba no acepta a nadie que haya muerto de tuberculosis o cualquier
otro mal contagioso'', dice Rafaiy Alkhalifa, dueño de National Funeral
Homes Group, que envió los restos de Sánchez a Cuba.

Según muestran los documentos de la corte, esa compañía fue objeto de
una demanda en el 2003 por parte de familiares que plantearon que los
envíos se tardaban demasiado.

Alkhalifa dice que el número de envíos de restos mortales a otros países
está aumentando también, en parte porque los entierros aquí cuestan más.

El costo de un entierro, ataúd y espacio en un cementerio en EEUU puede
muy bien sobrepasar los $6,000.

También añade él que hay muchos países que tienen cementerios públicos
donde uno puede enterrar a familiares de gratis. ``Comprar espacio en
los cementerios es muy típico de este país''.

Alkhalifa dice que él procesa unos 120 funerales al mes en sus tres
funerarias, de los cuales aproximadamente una tercera parte se envían a
otras tierras.

Eso es el doble de los que se enviaban hace dos años. Según él, las
costumbres hispanas también tienen mucho que ver con esas cifras.

``A los hispanos les gusta que los entierren cerca de la familia. Es un
modo de terminar correctamente''.

Algunos de los cubanos que Alkhalifa envía fuera tienen pocos familiares
en EEUU. Otros son ancianos que mueren cuando vienen a Miami a visitar a
sus familiares.

El factor común es que todos quieren que envíen sus restos a su lugar de
origen.

Daniel Tápanes, un residente de Miami de 30 años, dice que su padre,
Julio, había estado pensando mucho en Cuba cuando murió en Boston el 3
de febrero. El quiso enviar su cadáver allá.

''Mi padre siempre dijo que no le importaba eso, que no debía gastar ese
dinero'', dice Tápanes, que gastó $6,000 en el envío. ``Pero creo que le
gustará aquello''.

Julio Tápanes, de 65 años, regresó el 14 de marzo a Matanzas, donde
están su hermana y su hermano.

En cuanto al difunto Michael Sánchez, su prima Elbya Hernández, que
reside en Miami, dice que el caso es algo distinto, y que lo enviaron a
Cuba porque su madre ``estaba desesperada por verlo de nuevo''.

Sánchez llegó a la Funeraria Clavel, en Ciego de Avila, el 17 de
febrero, 44 días después de su muerte. Lo enterraron ese fin de semana
en el cementerio de Santa Catalina, cerca de sus abuelos, en la cripta
familiar.

Como dicta la tradición, la familia exhumará el cadáver una vez que se
haya desintegrado, colocará los huesos en un osario y éstos se colocarán
en la parte trasera de la cripta para dejar espacio para otros familiares.

Magalis Hernández planea visitar la tumba de su hijo con regularidad.
Está a 40 minutos de su casa, en bicicleta.

''El siempre me decía que mantuviera la fe, que llegaría el día en que
nos veríamos de nuevo'', dice ella llorando.

http://www.miami.com/mld/elnuevo/news/local/14181617.htm

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