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Sunday, February 26, 2006

Contra los Crimenes Comunistas, Miscelaneas de Cuba en el Mas Importante Diario de Suecia

Contra los Crímenes Comunistas, Misceláneas de Cuba en el Más Importante
Diario de Suecia

2006-02-25

Con casi un millón de potenciales lectores más la reputación de ser la
principal arena informativa y de debate de Suecia, Dagens Nyheter
(Noticias del Día) es ciertamente considerado el diario más importante
del país escandinavo. Por ello es motivo de mayúsculo regocijo toda vez
que en sus columnas la voz cubana acapara espacio; como hiciera por
ejemplo la publicación Misceláneas de Cuba el 7 de febrero último, para
(re)condenar los crímenes cometidos por los regímenes comunistas contra
la humanidad.

No se circunscribe empero la trascendencia del hecho a la mera inserción
de una Carta al Director firmada por el arriba suscrito, ni a que la
misma acarrease una reacción en cadena por parte de interesados en el
tema (de la que más abajo damos cuenta a nuestros lectores). También
toma relevancia el contexto en que la misma se da: justamente aquel día
se celebraba en Estocolmo la segunda jornada de la Conferencia
Internacional Cambio Democrático en Cuba, ¿Quiénes son los actores?,
patrocinada por el Comité Internacional para la Democracia en Cuba, bajo
los auspicios de la Embajada de la República Checa en Suecia.

Convertido a la sazón Estocolmo en la capital de la solidaridad mundial
para con la isla caribeña, fuerzas obscuras y malignas del
ultraizquierdismo (ojo: no parlamentario) de estos lares se pugnaban
entre sí el satánico propósito de a toda costa contrarrestar el impacto
político, mediático y psicológico del simposio fraterno. A ello se
prestaba por ejemplo el eternamente controversial y controvertido
expatriado escritor cubano René Vázquez Díaz. Firmaba este último una
tediosa carta a la que se adocenaba una cuarentena de celebridades
acolitas al régimen castrista, condenando a la socialdemocracia de acá
por apoyar –a través del Centro Internacional Olof Palme- la mencionada
conferencia. Iguales o peores intenciones disimulaba la procastrista
Asociación Sueco-Cubana al invitar a Suecia a la hija del Guerrillero
Heroico, Aleida Guevara, cuyo paso por la media nacional dejaba por
cierto claro que había heredado de su aguerrido progenitor toda su masa
genética, incluida la proclividad a las ideas y prácticas totalitarias.

Agrio pues debe haberle sabido a las fuerzas citadas, el hecho de que en
calidad de Director de la revista Misceláneas de Cuba, le trajéramos a
colación (a ellos pero también al resto de la ciudadanía de la nación
escandinava) los crímenes perpetrados por el totalitarismo que más vidas
cosechase la pasada centuria: el comunismo; así como su reciente condena
por parte del Consejo Europeo (acontecimiento este último que por cierto
había pasado casi inadvertido por la prensa plana nativa). Con la nieve
todavía en la solapa de nuestros abrigos tras exitosa manifestación en
céntrica plaza estocolmés, y cuya resonancia rompiera múltiples barreras
idiomáticas, el Dagens Nyheter ofreció salida editorial a la siguiente
Carta al Director:

Condenados los crímenes del comunismo

El 25 de enero el Consejo Europeo aprobó una resolución de fuerte
condena a los crímenes de los regímenes comunistas contra la humanidad.
Acorde con el informe que sirviera de antecedente a dicha
resolución, se estima que el número de muertos bajo gobiernos comunistas
es el siguiente: Unión Soviética, 20 millones; China, 65 millones,
Vietnam, 1 millón; Corea del Norte, 2 millones, Kampuchea, 2 millones,
Europa Oriental, 1 millón; África, 1,7 millones y América Latina, 150
mil. No es extraño por tanto que la condenación del Consejo Europeo
expresase empatía, comprensión y reconocimiento a las víctimas de los
regímenes comunistas.
De seguro que no se pueden proscribir las ideologías, incluida la
comunista. De seguro que siempre habrá una que otra persona que se llame
comunista y justifique los crímenes de dichos regímenes. De seguro que
siempre habrá uno que otro partido comunista que defienda las
violaciones de regímenes correligionarios. Pero con la mencionada
condena, los defensores de estos terribles crímenes se verán aún más
agobiados por la vergüenza que representa legitimar regímenes que han
asesinado a millos de personas en todo el mundo.

Foto: Alexis Gainza Solenzal.

No podía naturalmente la alusión a los crímenes de los (des)gobiernos
comunistas pasar inadvertida en el principal matutino sueco. Seis días
después de vista la luz nuestra nota, dos respuestas, una directa y otra
indirecta, aparecen insertadas en el Dagens Nyheter. La primera
pertenece a la autoría del Sr. Benny Nilsson, siendo titulada Represión
capitalista y religiosa; mientras que el autor de la segunda, El
estalinismo no es comunismo, es del Sr. Per Leander.

“La resolución de condena de los crímenes de las dictaduras comunistas
por parte del Consejo Europeo es de seguro bueno. Sin embargo, ¿cómo
están las cosas con los crímenes del capitalismo y las religiones contra
la humanidad?”, se pregunta retóricamente el Sr. Nilsson, en lo que se
pueda tratar de una reconocida reacción pavloviana que consiste en
constantemente trivializar las secuelas del totalitarismo comunista
refiriéndose a otros crímenes –supuestos y/o reales- provocados por
otros sistemas o por razones ideológicas.

Amenazando con hacer la lista de ejemplos inacabable, el firmante
indaga: “¿cuántas personas no han muerto a consecuencia del liberalismo
de puños? ¿Cuántas por causa de la avidez de ganancia en los tempranos
capitalistas de España y Portugal? ¿Cuántas no mueren antes de tiempo
por causa de una semana laboral de 80 horas en zonas francas de China y
Srilanca? ¿Cuántas no tuvieron que ofrendar sus vidas en las cazas de
brujas, inquisiciones y cruzadas? ¿Cuántas no mueren hoy por la
represión religiosa?”.

Si en el caso del Sr. Nilsson se vislumbraba un mal disimulado irse por
las ramas, el Sr. Leander ofreció la respuesta clásica al intento de
enlodar el término comunismo y sus derivados: quienes se llamaban
comunistas y cometieron aquellos horrendos delitos de verdad no eran
tales. “Los asesinos múltiples Stalin y Mao no eran en realidad
comunistas. De todos los millones de personas, que Stalin mató directa o
indirectamente, los verdaderos comunistas fueron principalmente los
asesinados. Stalin cambió a todos aquellos por gente que no estaban
instruidas ni interesadas en el marxismo. Una contrarrevolución
burocrática fue la que destruyó el socialismo.”

Tras utilizar a modo de sinónimo los términos marxismo, socialismo y
comunismo -complicando así algo el ajiaco-, el polemista afirma: “Todos
los llamados países comunistas de Asia y Europa Oriental eran en
realidad dictaduras estalinistas y no tienen nada que ver con el
verdadero comunismo. Los estalinistas cometieron crímenes horribles
contra la humanidad, pero culpar de ello al marxismo no es otra cosa que
ignorancia y falsificación de la historia.”

La réplica al Sr. Leander arribó par de días más tarde, a decir, el 15
de febrero. Con el título Ideología con alta [tasa] de mortalidad, el
Sr. Bo Hellström se inmiscuye en el debate afirmando inicialmente (no
sin cierta sorna) que coincidía con el anterior participante en el
debate, cuando este consideraba a los estados comunistas euroasiáticos
dictaduras estalinistas. Hasta ahí empero las coincidencias pues
párrafos más abajo el escribiente invitaba a los (e)lectores –Suecia va
a las urnas en septiembre próximo- a realizar un experimento mental:

“Supongan, por cuestiones de razonamiento, que el Partido de Izquierda
de Lars Ohly, que organiza a la mayor parte de los comunistas suecos,
formara el próximo gobierno. ¿Seríamos nosotros gobernados acorde con la
verdadera y pura doctrina comunista? Hagan la misma suposición con el
Partido Comunista de Anders Carlsson, o sea, el partido que hasta hace
poco se llamara kpml (r).” El propio Helström ofrece, punto y aparte,
infalible respuesta a dicho ejercicio cerebral: “Pueda que el marxismo
sea un modelo hermoso, sin embargo es imposible de implementar en la
sociedad. Además ha mostrado históricamente una aterradora elevada tasa
de mortalidad de la población en los países donde el Gobierno se ha
llamado marxista/comunista.”

Todo indica que el debate ha quedado cerrado con la Carta al Director
del Sr. Hellström. Sin que Cuba fuera el tópico particular de la
polémica, el caso de que la misma fuera despertada por un exiliado
cubano deja a claras vistas -amen del insoslayable aspecto de
solidaridad para con víctimas de disímiles países-, que los crímenes del
comunismo siguen siendo el mal de males que azota a nuestra Patria;
tanto más cuando su actual constitución pone proas hacia esa letal
Utopía, al tiempo que la estructura encargada de enfilar la nave a
"buen" puerto sigue llamándose (y comportándose como un verdadero)
Partido Comunista. Así las cosas, poco importa si el gobernante al mando
se le tilda de estalinista, comunista, socialista o meramente marxista.
Eso son matices idiomáticos; los muertos son otra cosa: cadáveres
con(sta)tables.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=4623

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