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Friday, May 05, 2017

¡Cuidado! Matones en La Habana

¡Cuidado! Matones en La Habana
La riña no fue una simple trifulca, sino una larga contienda de disparos
con armas de fuego al estilo de un filme del Oeste
Viernes, mayo 5, 2017 | Ernesto Pérez Chang

LA HABANA, Cuba.- Según lo registrado en las actas de la causa 368, del
año 2015, del Tribunal Popular de La Habana, fue la deuda adquirida en
una pelea de gallos finos el detonante de la rencilla donde encontró la
muerte el joven Daniel Rodríguez con apenas 19 años de edad.

La riña no fue una simple trifulca a puños sino una larga contienda de
disparos con armas de fuego al estilo de un filme del Oeste.

Sucedió una vez en el Reparto Eléctrico y aunque no ha pasado mucho
tiempo, la gente del lugar apenas lo recuerda a fuerza de vivir
acostumbrados a episodios similares.

Los ajustes de cuenta, fundamentalmente por deudas, no son hechos
aislados en los barrios marginales de La Habana. Aunque la violencia no
alcanza los niveles alarmantes que en otras capitales de América Latina,
desde finales de los años 80 se aprecia una tendencia al aumento de los
delitos asociados e incluso se registra la aparición de figuras propias
del llamado "crimen organizado".

Si bien el matón o sicario no es un personaje nuevo en el mundo de la
delincuencia habanera, hoy en día es más frecuente escuchar hablar en la
calle de la posibilidad de contratar los servicios de un criminal para
resolver querellas relacionadas con el juego de interés, la
prostitución, incumplimientos de préstamos monetarios, comercio de
drogas, tráfico de personas e incluso cuestiones de la vivienda y sus
enredadísimos trámites de legalización.

Abundan los testimonios de personas que han vivido la pesadilla de que
algún enemigo les haya colocado precio a sus cabezas o a las de algún
familiar cercano. Es el caso, por ejemplo, de Xiomara Verdecia, madre
del joven Daniel Rodríguez que cuenta cómo días antes de que le mataran
al hijo, había visto a los matones rondar la casa:

"Venían en un carro y se parqueaban delante de la casa. Allí pasaban
rato, así un día tras otro. Le estaban cazando la pelea", me cuenta
Xiomara que pudo haber perdido a su otro hijo, Yunier, quien actualmente
guarda prisión por el delito de tenencia de armas de fuego.

Hace apenas unos meses, los medios de prensa independiente reportaron el
asesinato de una persona en la zona wifi del parque Fe del Valle, al
comienzo del bulevar de San Rafael.

No se ofrecieron demasiados detalles del suceso y la policía, como es
usual en Cuba, jamás se pronunció públicamente sobre el caso, sin
embargo, se intuye que la acción fue ejecutada por un matón.

"Los pocos testigos que hay vieron a un sujeto descender de un carro y
aproximarse directamente a la víctima a la que ultimó de una sola
puñalada. Era muy temprano, casi no había nadie. (…) De inmediato, y con
tremenda frialdad, lo vieron volver de nuevo al carro y huir del lugar",
nos comenta un funcionario de la policía que ha preferido mantenerse en
el anonimato.

Para quienes conocen la realidad desde el mismo epicentro del fenómeno,
el caso del parque Fe del Valle es la típica ejecución de un sicario y
no una elemental pelea entre dos rivales:

"No hubo una discusión (previa), simplemente llegó y lo mató. Eso es lo
que hace el matón. No se pone a discutir, hace su trabajo lo más limpio
posible y no establece comunicación con la víctima. Eso lo hace más
complicado. El matón hace el trabajo y ya", explica Roger, alias "El
Pochi", quien guardó prisión durante quince años por un delito de asalto
con arma blanca.

No obstante, Alberto, un recluso que cumplió sanción en una prisión de
Sancti Spíritus por el delito de tenencia de armas de fuego y asesinato,
y actualmente en libertad condicional por buena conducta, nos ofrece una
visión diferente.

Para él no existe un patrón que defina el trabajo de los sicarios
porque no todos lo consideran un oficio sino un trabajo circunstancial.

"No es que fulanito o menganito se dediquen a eso. Es que tú estás en
problemas y necesitas que te ayuden y entonces aparece alguien que a
veces hasta por veinte fulas (dólares) da una golpiza, quema un taller,
mata unos animales, cosas como esas. (…) Ya matar a alguien siempre
cuesta más pero igual, son gente a las que tú les dice, oye, me hace
falta que me quites a fulanito de encima, y el tipo se encarga por
doscientos, quinientos, mil fulas, depende (…). No creo que exista mucha
gente que se dedique a eso, son gente que aparece y ya. (…) Yo nunca he
conocido a ninguno aunque, claro, nadie te va a decir que lo es",
asegura Alberto.

Aunque oficialmente se hace silencio sobre estas cuestiones que no
ayudan a proyectar una buena imagen del país o que pudieran cuestionar
la eficacia de una ideología socialista por su incapacidad de erradicar
lacras sociales que, supuestamente, solo habrían de ser generadas por
sociedades capitalistas, los tribunales del país y las fiscalías con
frecuencia procesan estos asuntos.

"Se están viendo con más frecuencia", opina Tatiana Reyes, abogado que
ha atendido algunos de estos casos: "Se reconoce que existe la figura
del matón y que los cambios que ha habido en la economía cubana, la
aparición de la propiedad privada, el mercado negro, la corrupción ha
provocado un aumento de la criminalidad. (…) Ya no es el delincuente de
los años 90, pleno período especial, que asaltaba para quitar un par de
zapatos o para arrebatar una cartera a una anciana, ahora cuando se
habla de criminalidad hay que incluir el tipo al que se le paga por que
destroce un bar o una paladar que le hace competencia a otros (…), el
tipo al que se le paga para que le corte la cara a una jinetera que
engañó al chulo, y está el que mata porque ya se habla de miles de
dólares, de cientos de miles de dólares en deudas de juego, en bancos
privados, en drogas", comenta Reyes.

Librado, guantanamero que residía temporalmente en La Habana, cumple
actualmente prisión en Santiago de Cuba por haber lesionado a una
persona en una pelea callejera. En conversación telefónica con quien
además se dedicara a pelear gallos finos en vallas famosas como la de
Ancona, de propiedad estatal, en La Habana, y algunas otras privadas de
la provincia Mayabeque, Librado nos cuenta sobre su experiencia personal:

"A mí me mandaron a matar, no tengo duda sobre eso", comenta Librado:
"Yo no conocía al tipo personalmente pero sí lo vi algunas veces en las
peleas. Pero en ningún momento él y yo acordamos nada. La deuda mía era
con otro (…). Yo nunca había jugado en Pedro Pi pero fui allí porque mi
gallo todo el mundo lo conocía y nadie quería pelear con él, pero allí
(en la localidad de Pedro Pi, donde existe una de las más famosas vallas
clandestinas de Cuba) nadie sabía del gallo y yo aposté dos mil
quinientos dólares para cinco mil, pensando que iba a ganar al seguro, y
nada, perdí. (…) No pude pagar y ahí me echaron los perros (lo mandaron
a matar). (…) Donde hay pelea de gallos, hay matones (…), si no
cualquiera va y estafa (…). Nada de eso, si te escondes en Miami, es
donde más rápido te la aplican (…). Yo me fui para Guantánamo, Manuel
Tames, allá donde nadie sabía, y allí me fueron a buscar, pasó casi un
año y pico pero me encontraron", dice Librado.

La proliferación de negocios clandestinos o semiclandestinos, la
necesidad de sus dueños de crear leyes y códigos propios que les
permitan subsistir en medio de complicadas estructuras que, durante
años, han sido creadas en esa economía paralela a la oficial, donde
quizás se mueva mayor cantidad de dinero que la que llega a las arcas
del Estado, el empeoramiento de la crisis económica y el ambiente de
oportunismo creado por aventureros foráneos y funcionarios corruptos, es
el caldo de cultivo idóneo en el que, con el paso del tiempo, la
criminalidad en Cuba y el fenómeno de los matones dejará de ser un
síntoma de enfermedad aguda, pasajera, y quizás se transforme en un
padecimiento crónico para el cual será difícil encontrar la cura.

Source: ¡Cuidado! Matones en La Habana CubanetCubanet -
https://www.cubanet.org/destacados/cuidado-matones-en-la-habana/

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