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Tuesday, February 21, 2017

En espera del «homo cubanus»

En espera del «homo cubanus»
Una constante en quienes vivieron la época soviética es que muchos
añoran esa etapa de controladas escaseces en comparación con la
imposibilidad de adquirir los embutidos tan variados y caros en los
supermercados actuales
Waldo Acebo Meireles, Miami | 21/02/2017 11:03 am

El que la novela distópica 1984 de George Orwell se convirtiese en Cuba
en el segundo libro más vendido el año pasado —el que obtuvo el primer
lugar no vale la pena mencionarlo— es sin duda noticia de interés. Se
necesitaron más de 65 años para que el ávido lector cubano pudiese
comentar en los corrillos semi-subersivos las similitudes de la sociedad
orwelliana con la pedestre realidad que se sufre en la Isla.
De signo contrario fue aquella pésima edición del El Padrino de Mario
Puzo que en los años 70 fue muy admirada dentro de sectores
gubernamentales que vieron de cierta forma en Don Corleone un paradigma
a seguir, era pasada de manos en manos, comentada a sotto voce con
risitas malsanas y de vez en cuando algún dirigentazo usaba alguna de
las frases lapidarias del personaje principal.
Esperemos que no pasen otros 65 o más años para que el cubano pueda leer
El fin del Homo sovieticus un libro de entrevistas pacientemente
recopiladas por la periodista ucraniana Svetlana Aleksiévich a lo largo
de varios años, en diferentes lugares de la desaparecida URSS, y con
diferentes sectores, grupo generacional, simpatías u odio hacia el
régimen soviético.
Las confesiones de los entrevistados en ocasiones son tan espeluznantes
y terribles que uno tiene que dejar en descanso la lectura por unos
instantes para tratar de asimilar tan alto nivel de villanía e incuria,
sadismo y barbarie que sufrieron los pueblos que integraron esa nefasta
creación que fue la Unión Soviética.
Entre tantas entrevistas me quedaron fijas en la memoria las confesiones
que un condecorado general de la NKVD le hace a su yerno (que este
relata horrorizado a la periodista) en medio de una borrachera en una
lujosa dacha moscovita. Este respetado general era uno de los verdugos
que en los sótanos de la Lubyanka ejecutaron miles y explica con total
frialdad como terminaba su día de trabajo agotado y embarrado de pie a
cabeza en sangre y como se le adormecía el brazo y se le acalambraba el
dedo con que apretaba el gatillo, hasta que descubrió que necesitaba
recibir masajes por lo menos tres veces a la semana para estar
competente en el desempeño de su honroso trabajo.
Terribles también resultan las entrevistas a decenas de ingenieros,
doctores y catedráticos que quedaron desplazados por la llegada de la
economía de mercado después de la debacle de la URSS, así como los
sufrimientos de los retirados con pensiones que no alcanzan ni para una
comida.
Las descripciones de las matanzas entre rusos, azeríes y armenios en
Bakú son espeluznantes, al igual que las ocurridas en Chechenia, el odio
velado durante decenios entre los representes de esos pueblos 'hermanos'
estalla con una violencia terrible al verse liberados del yugo soviético.
Una constante en las entrevistas con las personas que vivieron en la
época soviética es la nostalgia y el recuerdo cariñoso de ese monstruo
que fue Stalin, muchos añoran esa etapa de controladas escaseces en
comparación con la imposibilidad de adquirir esos embutidos tan variados
y caros en los supermercados actuales.
A lo largo del libro aflora a menudo el criterio de que los rusos
necesitan un Stalin, un zar, o… un Putin. Y los jóvenes, ya no tan
jóvenes, que participaron en las acciones de 1991 en defensa de
Gorbachov y de la perestroika hoy sienten que fueron engañados y que lo
logrado no fue un "socialismo humano", ni una democracia, sino una
sociedad que los aplasta y lo han llevado a la miseria. Por otra parte,
muchos opinan que Rusia ha pasado a ser una nación de segunda algo que
los abochorna y los hace apenarse de la situación actual que comparan
con el poderío de la fenecida URSS.
Mientras uno va leyendo ese libro aterrador uno va pensando en Cuba y en
los cubanos, en las similitudes y las diferencias entre nuestro pueblo y
el soviético, las diferencias son esperanzadoras pero las similitudes
con el quehacer y el destino de los cubanos nos angustian. ¿Algún día
habrá quien escriba un libro con el título de El fin del "Homo cubanus"?

Source: En espera del «homo cubanus» - Artículos - Opinión - Cuba
Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/en-espera-del-homo-cubanus-328676

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