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Sunday, November 06, 2016

Esperanza u optimismo

Esperanza u optimismo
Los turistas estadounidenses y los cubanos: entre la realidad y la ilusión
Waldo Acebo Meireles, Miami | 06/11/2016 12:06 pm

"I cannot be an optimist but I am a prisoner of hope."
Cornel West
Estas dos palabras o conceptos mantienen cierta relación, pero no son lo
mismo, e incluso pueden ser antagónicas en sus expresiones vitales. La
esperanza lleva consigo cierta carga mística, incluso es una de las tres
virtudes teologales de los católicos, junto con la fe y la caridad;
encierra algo del mirar hacia un ente superior y esperar una solución,
implica cierta pasividad, un anhelo, una ilusión, tiene un profundo
contenido subjetivo que puede estar totalmente en contradicción con la
realidad.
Esperanza, por ejemplo, tiene esa persona que frente a la cama donde
yace un pariente, o un amigo, al cual le han diagnosticado muerte
cerebral, aún espera que, en contra del pronóstico científico de la
imposibilidad de una recuperación, su ser querido va abrir los ojos y
reaccionar en cualquier momento. En este dramático ejemplo se refleja un
fuerte componente irracional, disparatado, pero puede tener una pizca de
optimismo, de racionalidad: la medicina avanza a pasos acelerados y
quizás pasado mañana se descubra la forma de curar al paciente desahuciado.
La esperanza en ocasiones se vincula con el contrario del optimismo, es
decir puede existir una esperanza pesimista, lo cual ocurre cuando esa
esperanza esta puesta en un hecho o fenómeno negativo, nocivo, maligno.
En el acervo popular esto se expresa: ¡Ojalá y se parta una pata!
El optimismo está más cercano a la praxis, es más telúrico, no tiene que
manifestar ninguna dependencia a un ente superior, incluso puede tener
expresiones estadísticas, tiende a la euforia, a la alegría, al buen
humor, puede llegar a entrar en conflicto con la esperanza. El optimismo
es trascendente, puede aparecer como una manifestación filosófica y tuvo
en el Pangloss de Voltaire su máxima expresión literaria, que aún en
medio de los peores desastres y desgracias, incluyendo el terremoto que
devastó a Lisboa, seguía pensando que vivía en el mejor de los mundos
posible.
Indudablemente que el optimismo llevado a manifestaciones extrema puede
resultar en gruesas y patentes ingenuidades y generar con ello serios
problemas al no coincidir con la realidad. Esto es lo que queda en
evidencia en una entrevista realizada por una periodista
norteamericana[1], que viajó a Cuba en el Adonia, primer crucero de EEUU
en atracar en aguas cubanas; en esta entrevista a un profesor de
economía de la Universidad de La Habana ella, después de referirse a la
futura llegada de millones de turistas norteamericanos y a la lucha
cotidiana de los cubanos por las cosas más elementales señalando que
"muchos tienen que 'resolver' suficiente leche en polvo para los niños,
un inodoro que descargue, un balcón que no colapse. ¿Cómo atraer a todos
esos estadounidenses de una manera que realmente mejore la vida de los
cubanos?"
"He pensado en esto. Siempre hay un riesgo. Pero básicamente soy
optimista. Creo que tenemos una tradición, una cultura muy sólida y
nuestra propia historia". Fue la respuesta, la cual podemos agregar a la
muy gruesa antología de vacuidades y retóricas academicistas, que por
otra parte no responde la pregunta que le hicieron.
Definitivamente aunque él piense que es optimista en realidad lo que
tiene es esperanza, una esperanza de inamovilidad, sustentada en entes
superiores como tradiciones, se supone que las generadas en los últimos
50 años; una cosa que él llama cultura y que en realidad se refiere a el
latrocinio, el robo, la malversación y otros males; y finalmente la
historia, aquella enseñada en las escuelas con total rechazo de los
estudiantes a los cuales se le pretende imponer que Martí es el
antecesor, y por tanto culpable, de las desgracias que vive nuestro país.
La periodista insatisfecha con la 'respuesta' le mencionó lo que Nicolás
Guillén decía, en su poemario de los años 30, sobre la presencia de los
turistas yanqui en Cuba. El profesor suspiró tal vez preocupado por su
ignorancia de lo que había dicho Guillén y su respuesta fue: "…tenemos
que tener cuidado. Tenemos que ser muy cuidadosos. Este país no perderá
su identidad". Pura esperanza y nada de optimismo.
[1] Gorney, Cynthia; "Here Comes a Wave of Change for Cuba", en National
Geographic, November 2016, Vol. 5, pp. 82-91.

Source: Esperanza u optimismo - Artículos - Opinión - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/esperanza-u-optimismo-327546

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