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Friday, October 07, 2016

No queremos ser como el Che

No queremos ser como el Che
Por: José M. Presol

El 9 de octubre harán 49 años, que un hombre con pelo y barba sucios y
encrespados, con piojos, botas reducidas a pedazos de cuero, y el
uniforme convertido en trapos, sacó a relucir, como otras veces, cuando
no tenía poder, su cobardía.

En su delirio, creía ser lo mejor de los explotados del mundo y un
militar sin igual. Fue a "liberar" nuevas tierras y la realidad lo puso
en su lugar: el polvo, rodeado de enemigos, temblando y representando la
miseria humana que era. Desesperado colocó sus manos a modo de
amplificador y lanzó un grito:

"¡No disparen! Soy el Che Guevara ¡Valgo más vivo que muerto!"

Dedujo que lo preferirían vivo, como derrotado, y no convertirlo en
mártir. Algunos no pensaban así. Retrocedamos un poco.

Tuvo varias "cualidades": 1) La obsesión por escribir diarios, desde el
de su viaje en motocicleta hasta el de Bolivia. 2) La mentira permanente
en su vida. 3) El culto a la muerte, propia o ajena. 4) La incapacidad
para llevar a fin cualquier proyecto, y 5) La cobardía.

Quizás era genético. Dicen que su madre fue una progresista,
simpatizante de la República Española, anticlerical y feminista. Pero
procedía de una familia de la oligarquía ganadera, con antepasados
llegados en el siglo XVIII y quiso meterse a monja. Reclamó su herencia
y se marchó a convivir con Ernesto Guevara Lynch, siendo recibida con
los brazos abiertos, suponemos que por amor, pero también por la herencia.

El padre, también "aristócrata". Su bisabuelo, Patricio, fue el hombre
más rico de Sudamérica. Como su hijo, inició la universidad y no
terminó, aunque se llamaba ingeniero. En el instituto destacó acosando a
otro muchacho, hasta acabar a piñazos, siendo expulsado. La víctima era
un tal Jorge Luis Borges que ha dejado más gloria a Argentina que todos
los Guevara juntos. Arruinado, compró, con la herencia, una finca para
producir mate, con trabajadores semiesclavos. Nueva quiebra y otra más
con una inmobiliaria. Se le achaca la responsabilidad del origen del
asma de su hijo; y, para coronar, a su hermano Roberto se le atribuye el
disparo hecho a Carlos Gardel en 1915. Acabó sus días, en compañía de su
segunda esposa, entre Cuba y Argentina, a cuenta del dinero de los cubanos.

Olvidaba "algo", por ser mentira lo es hasta la fecha de inscripción de
nacimiento de "nuestro Ernesto". Se alteró para hacerle pasar por
sietemesino y evitar la "vergüenza" de no ser hijo matrimonial.

Inició Medicina, sin constancia de haberla terminado. La Universidad de
Buenos Aires dice que falta la matriz donde se supone está la expedición
del título. En sus viajes en motocicleta quería llegar a Estados Unidos
para ganarse la vida, fue detenido en Miami y deportado, así que lo de
médico ya lo había olvidado antes de "la Sierra". Capturado en Bolivia,
quiso atender a un herido; le preguntan si es médico y dice que no.

Recorre Latinoamérica y acaba en Guatemala, en medio del golpe de estado
contra Arbenz. Ya piensa "en marxista", influenciado por su esposa Hilda
Gadea. Sus "biógrafos revolucionarios" dicen que organizó grupos de
resistencia, pero sin pruebas. Las hay de su "irrealidad", cuando
escribe a su tía Beatriz y dice: "aquí estuvo muy divertido con tiros,
bombardeos, discursos y otros matices que cortaron la monotonía en que
vivía".

Hilda es detenida; surge su cobardía y la deja en prisión, con su
pequeñísima hija, huyendo a México. Ella llega y le presenta a Edelberto
Torres, director de la Editorial de Educación Pública con Arbenz, en
cuya casa conoce a Ñico López, que le lleva hasta Fidel Castro.

Los comunistas buscaban líderes, con discurso antiimperialista y que
proclamasen no ser marxistas. Fidel era uno y siempre intentaron tener
alguien cerca. Ya estaba el español Alberto Bayo, pero no podía
acompañarle a Cuba. Guevara era el adecuado, con una clara disculpa:
"era médico".

De su paso por Cuba sabemos los resultados. Desde la ejecución de
Eutimio Guerra a La Cabaña. También la muerte y enfermedad de sus
compañeros por el mundo. Conocemos sus proyectos al frente de la
economía cubana, solo tenemos que mirar alrededor. También sabemos de su
mentira del "hombre nuevo" y su cobardía, pues al darse cuenta que era
un estorbo prefirió irse, sin dejar de rendir pleitesía.

Al marcharse inicia otro de sus periplos, pasando por España y
Checoslovaquia. Al final encuentra un objetivo: el Congo, pero acaba
huyendo, cruzando el Lago Tanganica. En otro nuevo diario, echa la culpa
de la derrota a esos "negros" que no entienden su francés. Lo cierto es
que esos "negros" se suelen comunicar bastante bien en francés con el
resto del mundo y que él ya, en otras latitudes se había quejado de la
indolencia e inutilidad de negros, indios y homosexuales.

De nuevo al principio, fue llevado a una pequeña escuela para ser
interrogado. Allí lo hizo un capitán "boliviano" de apellido Ramos.

Guevara se dio cuenta que algo no cuadraba y le dice: Su acento me
resulta familiar y no es boliviano. Sus preguntas no son militares, sino
de inteligencia militar. ¿Quién es usted?

Ramos se identifica con su verdadero nombre: Félix Rodríguez. Le dice
que es cubano y que estuvo en los grupos infiltrados en la Isla como
apoyo a la invasión de Playa Girón. Más tarde contaría que el "Che"
perdió el poco aplomo que tenía y que se quedó hecho leña más blanco que
una hoja de papel.

A La Paz se había trasmitido un mensaje "Papá está cansado", indicando
que se le había capturado herido y los datos de la captura. Llegó una
respuesta: 500-600, significaba "identificación positiva" "ejecución".
Poco después una confirmación: "recuerdos a papá".

El resto de la historia, aunque no es como la cuenta Fidel (una mentira
más en la vida de Ernesto Guevara), ya la sabemos, ¿para qué seguir?
eligieron convertirle en un mártir en las camisetas de todos los
engañados y burgueses del mundo.

Para contactar con el autor y expresar tus criterios escribe a:
jmpresol@gmail.com

Source: | No queremos ser como el Che -
http://somosmascuba.com/2016/10/no-queremos-ser-como-el-che/

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