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Thursday, September 15, 2016

El argumento fallido

El argumento fallido
La colapsada economía cubana está muy lejos de poder generar ingresos
multimillonarios
Miércoles, septiembre 14, 2016 | Leonardo Calvo Cárdenas

LA HABANA, Cuba.- Cuando el pasado viernes 9 de septiembre, el canciller
cubano Bruno Rodríguez, al presentar la nueva propuesta de resolución
contra el embargo norteamericano destinada a ser debatida y votada en la
Asamblea General de las Naciones Unidas, aseguró que en el último año
las sanciones unilaterales de los Estados Unidos han costado a la
economía cubana mucho más de cuatro mil millones de dólares. No pude
menos que volver a preguntarme como todavía gobiernos y clases políticas
democráticas del mundo tratan como gobernantes serios a los jerarcas de
La Habana.

No resulta secreto para nadie que la colapsada economía cubana está muy
lejos de poder generar cifras multimillonarias de ingresos, mucho menos
dependiendo de una supuesta relación entre ambos vecinos que hace mucho
tiempo no existe. Los gobernantes cubanos son incapaces de reconocer la
reducción estrepitosa de sus renglones exportables, al punto de verse
obligados a vender la fuerza de trabajo profesional y especializada a
otras naciones. Las autoridades de la Isla tampoco se atreven a aceptar
que las remesas provenientes de los Estados Unidos constituyen un
altísimo porciento de las divisas frescas y seguras que entran al país.

El canciller castrista volvió a repetir la misma cantinela que hace un
cuarto de siglo trata de justificar con el embargo norteamericano el
retraso y la inviabilidad de la economía cubana, sin embargo en las
últimas décadas muchos países de varios continentes han logrado
considerables cotas de desarrollo y estabilidad económica a pesar de
enfrentar enormes retos y desventajas de todo tipo.

Los gobernantes cubanos olvidan a conveniencia varios elementos
fundamentales para este análisis. En primer lugar siempre asumieron a
las relaciones económicas y comerciales de Cuba con los Estados Unidos
como culpables de los supuestos problemas socioeconómicos de la Cuba pre
castrista, a pesar de que esa era una economía solvente y en expansión y
que como indican los datos recogidos en los Anuarios estadísticos
publicados por las autoridades de La Habana, en los cincuenta y seis
años de republica solo en dos la balanza comercial de Cuba fue desfavorable.

Por otra parte el máximo líder Fidel castro en época tan temprana como
el 5 de mayo de 1958 envió esta carta que en mi criterio constituye una
inequívoca prueba y lección histórica:

"Celia:

Al ver los cohetes que cayeron en casa de Mario me he jurado que los
americanos van a pagar bien caro lo que están haciendo. Cuando termine
esta guerra va a comenzar para mí una más larga y difícil, la guerra que
voy a echar contra ellos. Me he jurado que ese va a ser el destino de
toda mi vida".

Tendría que explicar el nonagenario autócrata cómo él pensaba ser a la
vez enemigo acérrimo y privilegiado socio comercial del mismo país.

De igual manera tendrían explicar como pretendían mantener relación
económica normal con un país después de despojar, sin pagar un centavo,
a sus ciudadanos y empresas de todas sus propiedades e inversiones
legalmente establecidas en la isla.

Durante mucho tiempo, sobre todo en la década de los años sesenta, el
discurso político del máximo líder se fundamentaba en la promesa de
construir una economía y una sociedad mucho más prospera y equitativa
que la de los Estados Unidos, libres de cualquier indeseable vínculo o
dependencia con el vecino del norte, mientras hoy según afirman todos
nuestros males y carencias son responsabilidad de ese prolongado
desencuentro,

Por último, hoy las autoridades cubanas y sus voceros, tan preocupados
por el embargo, olvidan que hace varias décadas Fidel Castro
literalmente se burlaba del mismo, sintiéndose seguro de sus
privilegiadas relaciones con la extinta Unión Soviética y el
desaparecido Bloque socialista del este.

En la larga entrevista concedida por el expresidente cubano en 1984 al
periódico mexicano Excélsior, respondiendo una pregunta sobre el tema,
el Castro utilizó una frase popular cubana al afirmar que "no íbamos a
cambiar la vaca por la chiva", argumentando de esta manera que los
vínculos económicos establecidos con sus camaradas ideológicos eran
mucho más beneficiosas e insustituibles por una posible relación
comercial con el vecino del norte.

Acto seguido, ante la interrogante sobre los posibles efectos negativos
del embargo norteamericano, aseguró: "Lo hemos vendido todo, no hemos
vendido más porque no hemos tenido más".

Solo cuando desapareció el Bloque del Este y quedó en evidencia de qué
manera el alto liderazgo de La Habana había dilapidado el copioso
subsidio soviético, echaron mano nuevamente al embargo para justificar
su retraso e incapacidad.

El desastroso manejo de la economía que han mostrado a lo largo de su
dilatada hegemonía los gobernantes cubanos nos indica, sin lugar a
dudas, que una relación económica normal con el vecino del norte hubiera
redundado en la dependencia que tanto les asusta y en un endeudamiento
monumental y de seguro insoluble.

A los gobernantes cubanos y sus defensores les encanta calificar al
embargo como bloqueo. Habría que ver cómo es posible para un país
bloqueado llenar continentes de guerrillas y tropas regulares
especializadas en inmiscuirse en cuanto conflicto ajeno pudieron participar.

Los argumentos oficialistas sobre el embargo se fundamentan en
principios de origen fascista, como la utilidad del enemigo externo y la
certeza de que una mentira muchas veces repetida puede convertirse en
verdad. Sin embargo ni la intensidad de la campaña, ni el tantas veces
repetido papel de inocente víctima podrá enmascarar el fracaso total de
un modelo de poder y convivencia cada vez más rechazado por los cubanos,
quienes demuestran de diferentes maneras su creciente hastío frente a un
sistema erigido contra el humanismo y la dignidad.

montesinos3788@gmail.com

Source: El argumento fallido | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/el-argumento-fallido/

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