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Friday, August 12, 2016

La libertad de prensa murió a punta de pistola

La libertad de prensa murió a punta de pistola
Entre el 10 de enero de 1959 y el 23 de diciembre de 1960, Fidel Castro
se adueñó de todos los medios de comunicación
Viernes, agosto 12, 2016 | Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba.- Apuesto a que Fulgencio Batista no había 'aterrizado'
aún de su salida de La Habana del 31 de diciembre de 1958, cuando entre
el 10 de enero de 1959 y el 23 de diciembre de 1960, a punta de pistola,
Fidel Castro, amparado en su gobierno de facto, se adueñó de todos los
medios masivos de divulgación.

Todo comenzó aquel sábado 10 de enero, cuando a los dos días de llegar a
La Habana, visitó inesperadamente en su despacho al dueño y director de
la Revista Bohemia, Miguel Angel Quevedo. No se trataba de una visita de
cumplido a cualquier director de prensa, puesto que, según Fidel Castro
¨…Quevedo había sido un hombre sensible al juicio de la historia¨, ¨…un
amigo, hombre de cuya sensibilidad pública y patriótica tengo en muy
alto concepto…¨

La visita tenía otro propósito. Fidel llegaba vestido de militar, con su
bien visible pistola al cinto y como guardaespaldas, un intimidante
montón de barbudos, portando armas largas. Quería impresionar a Quevedo
y a todos los periodistas allí presentes, decirles que a partir de ese
mismo día, el jefe de la prensa nacional en Cuba era él y nadie más.

Dejó constancia y escribió, sin puntos ni comas: ¨A la Revista Bohemia
mi primer saludo después de la victoria porque fue nuestro más firme
baluarte¨.

Esas palabras no estaban motivadas por un sincero agradecimiento. Fidel
ya tenía en mente la idea de darle una patada por el trasero a Quevedo,
robarle su Revista Bohemia, ¨el firme baluarte¨, que había utilizado
para publicar todos sus escritos.

Igual que muchos otros propietarios de revistas y periódicos, Quevedo
fue un fiel representante de la ética periodística que emana de la
Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Cumplía a cabalidad con ¨el
derecho a réplica¨ y con la libertad de opinión en general. De eso se
sirvió Fidel y de toda la liberta de la prensa de aquellos años cincuenta.

Sin embargo, desde el 13 de junio de 1959, Quevedo comenzó a ver
resquebrajada la libertad de prensa, al ponerse en práctica las
¨coletillas¨, introducidas al pie de los artículos adversos al régimen,
publicados en los periódicos, supuestamente redactadas por obreros
gráficos, y luego de que Fidel Castro calificara de traidores a quienes
criticaran las medidas fundamentales del gobierno.

Durante los cortos años que yo trabajé en la Revista Bohemia como
reportera, de 1968 a 1971, comentaban los periodistas Fulvio Fuentes,
Mario García del Cueto, Campoamor, Agramonte y hasta el mismo Tony,
hermano de Enrique de la Osa, cómo aquel 10 de enero, muy emocionado, a
Quevedo se le salieron las lágrimas, cuando vio de pronto a Fidel, como
una tromba delante de él, chupándose un tabaco.

Desde ese día -contaban a discreción aquellos viejos colegas-,
presintieron que algo iba a suceder, pero no sabían qué.

A los pocos meses, un 15 de julio de 1960, Quevedo reunió a sus más
cercanos colaboradores. Se veía nervioso, disgustado. Comenzó explicando
que llevaba meses pensando en la decisión que al fin tomaría al día
siguiente. No quería salir a tiros de la Revista que su padre había
puesto en sus manos muchos años atrás. Dijo adiós a todos y cerró la
puerta de su despacho tras de sí.

Al día siguiente, pedía asilo político en la embajada de Venezuela.

Fidel, sin perder tiempo, ansioso por acabar de una vez por todas con la
libertad de prensa, el 18 de julio anunció la nacionalización de Bohemia.

Como barajas al viento, en 1959 ya había desaparecido el periódico El
País; el 9 de marzo quedaba en manos de Fidel el periódico El Mundo; el
31 de marzo, fueron intervenidas las estaciones de radio y televisión
CMQ; el 11 de mayo desaparece El Diario de la Marina, el más antiguo de
la Isla y el 16 de mayo es nacionalizado Prensa Libre.

Por estos días, luego de más de medio siglo de una prensa amordazada por
el mismo régimen, recordamos a Miguel Angel Quevedo, gran defensor de la
libertad de prensa. En su exilio venezolano, decidió poner fin a su vida
un 13 de agosto de 1969, cumpleaños de su amigo Fidel, tal vez para que
nunca olvide su traición.

Source: La libertad de prensa murió a punta de pistola | Cubanet -
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