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Tuesday, August 18, 2015

Ver para creer

Ver para creer
"No puede hablarse de relaciones entre países, sino de un intercambio de
favores políticos entre dos presidentes"
lunes, agosto 17, 2015 | Ernesto Aquino

La reanudación de las relaciones diplomáticas entre los gobiernos de
Estados Unidos y Cuba, ha perdido mucho del entusiasmo que ilusionó a
los cubanos (foto tomada de Internet)

LA HABANA, Cuba – La reanudación de las relaciones diplomáticas entre
los gobiernos de Estados Unidos y Cuba, ha perdido mucho del entusiasmo
que ilusionó a los cubanos durante el proceso de las conversaciones.

Hombres y mujeres; adolescentes, jóvenes y adultos recibieron la noticia
animados por la fe en un futuro de mayores libertades y prosperidad
económica.

Sara Riquelme, una enfermera de 36 años, nos dice que "no creo que las
relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos nos vaya a sacar de
la crisis que nos está asfixiando. Las autoridades cubanas han repetido
hasta el cansancio que no aceptarán condiciones del gobierno
norteamericano; y yo, la verdad, no entiendo cómo se puede negociar sin
que se produzca un intercambio de demandas, y acuerdos de cumplimiento,
donde ambas partes alcancen propósitos que satisfagan sus intereses".

Muchos ciudadanos no se han cortado un pelo a la hora de comentar: "¿A
dónde vamos a parar, si Estados Unidos les retira el apoyo a los
defensores de los derechos humanos? El gobierno cubano sigue con la
cantaleta del 'respeto a la soberanía y a la auto determinación', como
si el resto de los ciudadanos no existiéramos y no tuviéramos derecho a
ese mismo respeto por parte de los que nos gobiernan".

"Yo creo que es una burla patética –nos dice Francisco Domínguez, un
jubilado de 69 años-, que el gobierno cubano reanude relaciones con el
gobierno norteamericano, al que cataloga de imperialista y acusa de
querer destruir la 'revolución', y no sea capaz de entenderse y negociar
con sus propios ciudadanos, solo porque piensan diferente".

Por su parte, Librada González, una trabajadora por cuenta propia de 42
años, expresó: "Mira, yo sé que muchos cubanos están ilusionados con el
tema de las relaciones con Estados Unidos. A mí también me gustaría
creer que las cosas van a mejorar; pero los problemas objetivos y
concretos de una nación no se pueden resolver a través de la fe, y por
más de 50 años hemos soportado la mentira del régimen.

"Este país –continúa diciendo González-, se pasó 30 años amamantado por
la ayuda soviética y los países del campo socialista, y el gobierno
cubano no fue capaz de arreglar una calle o reparar un edificio, ni tuvo
la capacidad (o la voluntad) de crear fuentes sostenibles de empleo para
desarrollar una economía medianamente decorosa. Se pasó más de medio
siglo malgastando recursos, exportando su ideología y atemorizando al
pueblo con la inminente invasión del imperialismo yanqui. El gobierno
cubano tiene que empezar por construir buenas relaciones con el pueblo
que está gobernando y dejar que la gente recupere su derecho a la libre
expresión; entonces, se podrían entender las relaciones con Estados
Unidos como la consecuencia de un cambio de mentalidad".

Un joven estudiante de derecho, que prefirió no ser identificado por
temor a ser expulsado de la universidad, considera que "es difícil creer
que la decisión del gobierno cubano de reanudar relaciones con los
Estados Unidos responda a una política de entendimiento y respeto. Por
una parte, vemos a Raúl Castro reconciliándose con su enemigo histórico,
y por la otra, vemos a ese mismo Raúl Castro ordenando el constante
acoso y represión contra los ciudadanos que se atreven a cuestionar la
política oficial. Creo que no puede hablarse de relaciones entre países,
sino de un intercambio de favores políticos entre dos presidentes que,
por distintas razones, pretenden cambiar el modo en que van a ser
recordados por la historia".

"En mi opinión –concluyó el estudiante de derecho-, Cuba se ha
convertido en un país de esperanzas sin futuro. Una pasarela siniestra
de cadáveres rebeldes, que se aferran a cualquier alternativa para no
ser sepultados en la misma fosa donde yacen los restos de la ideología
que los condenó al fracaso. La isla es una esposa abandonada, que se
desgasta entre los paliativos de astutas filantropías y la desesperación
de una nación secuestrada; abatida por la fatiga del subdesarrollo, el
acoso de los fusiles y las promesas que no se cumplen".

La opinión de otros entrevistados, aunque menos marcada por el
desaliento y la falta de fe, estuvo matizada por el escepticismo de los
que están cansados de las palabras que no se traducen en hechos
concretos, y piensan que "puede ser que esta vez las cosas sean
diferentes; pero, como dice Santo Tomás, ver, para creer".

Source: Ver para creer | Cubanet -
https://www.cubanet.org/mas-noticias/ver-para-creer/

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