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Tuesday, August 18, 2015

La vía china hacia el fracaso

La vía china hacia el fracaso
El mayor millonario chino ya perdió once mil millones de dólares en la bolsa
lunes, agosto 17, 2015 | Carlos Alberto Montaner

MIAMI, Estados Unidos – China ha devaluado su moneda varias veces. Es
una medida de crisis que tiene aspectos muy negativos. Por ejemplo, la
caída del valor de las propiedades chinas. El mayor millonario chino ya
perdió once mil millones de dólares en la bolsa a causa de esa
prestidigitación. Devaluar es una forma instantánea de destruir capital.

¿Por qué China lo ha hecho? Sus exportaciones han bajado un 8% en un año
y desea repotenciarlas. Es difícil que lo logre de manera sostenida por
ese procedimiento. Los países que habían restringido sus importaciones
no van a reanudarlas porque sean un poco más baratas. Las redujeron,
como sucede con Brasil y los exportadores de petróleo, por el descenso
del precio de las materias primas. Carecen de tantos recursos como en el
pasado para adquirirlas.

Es una ingenuidad creer que se puede crecer indefinidamente al 10%
anual. Japón, que lo hizo durante 25 años, logró construir una de las
sociedades más prósperas de la historia, al extremo de que los
futurólogos vaticinaban que el siglo XXI sería japonés, pero desde hace
muchos años su economía se estancó. No obstante, en el camino creó unas
vastas clases medias y un aparato productivo capaz de generar casi pleno
empleo. En medio del enfriamiento de su economía cuenta con un PIB per
cápita anual de $US 37.800 medido en poder adquisitivo. El mismo de
Inglaterra.

China ha dado un gran salto adelante desde principios de los años
ochenta, como quería Mao, pero de la mano de Deng Xiaoping y bajo su
consigna procapitalista de "enriquecerse es glorioso". En su asombroso
camino hacia el progreso –las verdaderas sociedades progresistas son las
que dependen de la empresa privada y del mercado—el país ha sacado de la
miseria a 500 millones de personas, pero todavía le quedan 800 a la
espera de que el nuevo modelo las beneficie. El PIB per cápita anual de
China es de $US 12.900. El mismo de República Dominicana.

Le falta mucho para ser una sociedad realmente rica poblada por clases
medias.

Por el camino que va, es posible que China no logre sus objetivos y
genere un gran descalabro doméstico e internacional. El país ensaya una
dualidad económica que probablemente no funcione. Por una punta, la
pujanza de los emprendedores y su capacidad para generar riqueza denota
un excelente desempeño. Por la otra, la presencia del Estado chino en el
diseño del futuro, basado en su supuesta capacidad de predicción de qué
sucederá y cómo, conduce al despilfarro y al error.

Un ejemplo clarísimo es el proyecto faraónico de construir un nuevo
canal interoceánico en Nicaragua al costo de cincuenta mil millones de
dólares (antes de la devaluación, ahora habrá aumentado).

Supuestamente es el sueño de un empresario privado, pero tras él,
obviamente, está el Estado chino. ¿Por qué lo hace? Sin duda, para
controlar un trayecto marítimo importante. De la misma manera que
intentaban comprar 300 kilómetros cuadrados de Islandia o tener una
presencia notable en Groenlandia.

Esas son elucubraciones de los estrategas del Partido Comunista Chino,
convencidos de que el control del planeta se logra posicionándose en los
lugares supuestamente clave del mundo, en gran medida como hicieron,
sucesivamente, Portugal, Holanda, Inglaterra y Estados Unidos durante
cinco siglos, sin advertir que las flotas poderosas y el control de
ciertos enclaves no eran la causa sino la consecuencia del éxito de las
compañías que comerciaban.

Esa mentalidad antigua conduce a la ruina. En realidad, en una economía
abierta contemporánea lo que determina el éxito de una sociedad no es el
control de las vías marítimas, sino el éxito de sus emprendedores.

Nunca Japón ha sido más poderoso que cuando sus empresarios crearon
Sony, Honda, Toyota y el resto de las fabulosas compañías, agónicamente
condenadas a innovar y mejorar la calidad de sus ofertas para no
desaparecer en las llamas del "fuego destructivo-creador del mercado" de
que hablaba Schumpeter.

La planificación por el Estado es un sinsentido en el nivel económico,
micro y macro, pero más aún cuando los políticos tratan de adivinar por
dónde irá la historia y peor aún cuando intentan guiarla en esa
dirección. La demografía, los accidentes naturales, las invenciones
tecnológicas y científicas, las acciones imprevistas de las personas,
cambian súbitamente el curso de los acontecimientos y destruyen el
objetivo de controlar el futuro.

A los dirigentes chinos les falta por conocer a fondo el pensamiento del
Premio Nobel de Economía Friedrich Hayek sobre el crecimiento del orden
espontáneo del mercado. Si lo aplicaran a la geopolítica advertirían la
pobreza de las viejas ideas sobre el desarrollo que todavía lastran sus
cabecitas.

Source: La vía china hacia el fracaso | Cubanet -
https://www.cubanet.org/colaboradores/la-via-china-hacia-el-fracaso/

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