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Wednesday, August 26, 2015

La Iglesia, el Papa Francisco y Cuba

La Iglesia, el Papa Francisco y Cuba
JOSÉ AZEL

Hace ochocientos años la Carta Magna estableció los fundamentos de las
libertades individuales, el Estado de Derecho, y límites al poder
absoluto de los gobernantes.

El Rey Juan de Inglaterra regía por el principio de "fuerza y voluntad"
y creía que como gobernaba por derecho divino no había límites a su
autoridad. Pero el Rey, desesperado por ayuda financiera, fue forzado
por los barones, a cambio de su ayuda, a firmar el documento limitando
sus poderes.

El Rey apeló entonces al Papa Inocencio III, quien rápidamente se
pronunció a favor del Rey, declarando que la Carta Magna era "no
solamente vergonzosa y humillante, sino también ilegal e injusta", y
consideró el documento "nulo y carente de toda validez para siempre".
Así, desde el comienzo simbólico del conflicto entre los derechos
individuales y la autoridad ilimitada, la Iglesia se puso de parte de la
autoridad. Posición que, con notables excepciones, continúa
caracterizando la conducción de los asuntos Iglesia-Estado.

A pesar de la anulación "para siempre" del Papa, el espíritu de la Carta
Magna pervivió y sus principios están consagrados en nuestra Declaración
de Independencia, Constitución, Carta de Derechos, y en los corazones y
mentes de todos los que aman la libertad.

Anteriormente este año el Papa Francisco recibió cálidamente al general
Castro en el Vaticano, y en septiembre viajará a Cuba, convirtiéndose en
el tercer pontífice en visitar la isla, después de las visitas de Juan
Pablo II en 1998 y de Benedicto XVI en 2012. ¿Qué podemos esperar?

En términos políticos el Papa Francisco encabeza un estado autoritario
–una teocracia oligárquica– donde solo la aristocracia –los Príncipes
del Colegio de Cardenales– participan en la selección del soberano. Esta
estructura engendra una afinidad con el autoritarismo manifestado por el
Papa Inocencio III anulando la Carta Magna. El Papa Francisco también ha
dejado pistas sobre su pensamiento político y económico con relación a Cuba.

En 1998 el entonces Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Jorge Mario
Bergoglio (hoy Papa Francisco) fue el autor de un libro titulado
Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro. Según mi lectura de la
compleja prosa del Papa, él favorece el socialismo sobre el capitalismo
siempre y cuando incorpore el teísmo. Él destaca la afirmación de Fidel
Castro de que "la doctrina de Karl Marx esta muy próxima al Sermón de la
Montaña", y ve el sistema cubano en armonía con la doctrina social de la
Iglesia.

Siguiendo la tradición de la Iglesia condena las sanciones económicas de
EEUU, pero el Papa Francisco va mucho más lejos: utiliza la inexacta
acusación cubana del término "bloqueo" y se hace eco de los alegatos del
gobierno cubano. Prosigue con una fuerte crítica del libre mercado
destacando que "el neoliberalismo capitalista, modelo en el que se
subordina al ser humano, condicionado el desarrollo de los pueblos a la
fuerza pura del mercado… entonces, la humanidad asiste a un cruel
escenario donde se cristaliza el enriquecimiento de unos pocos merced al
empobrecimiento de muchos".

Este lenguaje recuerda el movimiento de la "Teología de la Liberación"
desarrollado en América Latina en la década de 1960 y que se entrelazó
mucho con la ideología marxista. La Teología de la Liberación, fundada
por el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, constituyó los fundamentos
intelectuales que, con apoyo cubano, sirvieron para orquestar "guerras
de liberación nacional" en todo el continente.

Juan Pablo II y Benedicto XVI censuraron la Teología de la Liberación,
pero en 2013 el Papa Francisco recibió al padre Gutiérrez en una "visita
estrictamente privada". Después de la misma, en una aparente exoneración
de la Teología de la Liberación, L'Osservatore Romano, periódico
semioficial del Vaticano, publicó un ensayo declarando que con la
elección del primer papa de América Latina la Teología de la Liberación
no podría "permanecer en las sombras a las que ha sido relegada por
varios años…"

En su libro el Papa Francisco habla de una "solidaridad compartida"
pero, como el rechazo del Papa Inocencio III a la Carta Magna, esa
solidaridad parece estar con la ilegítima y no democrática autoridad en
Cuba y no con el pueblo. Eso es trágico, porque durante las guerras de
independencia la Iglesia también se alineó al lado de la Corona española
y no con los mambises cubanos luchando por la libertad. Cuando Cuba ganó
su independencia de España muchos cubanos en la nueva nación veían a la
Iglesia como un enemigo.

En su visita de septiembre el Papa Francisco tendrá la oportunidad de
poner inequívocamente a la Iglesia del lado del pueblo. Si no lo hace,
se repetirá la historia. Cuando termine la pesadilla totalitaria, la
jerarquía eclesiástica será acusada por el pueblo como defensora del
opresivo régimen castrista. Y los cubanos, como hicieron después de la
independencia, verán a la Iglesia habiendo estado otra vez del lado
equivocado de la historia.

NOTA: Estoy en deuda con Diego Trinidad, César Vidal, Andrés
Oppenheimer, Julio Shiling, José Benegas y otros, por ideas reflejadas
en este artículo.

Investigador Senior en el Instituto de Estudios Cubanos y
Cubano-Americanos de la Universidad de Miami, y autor del libro Mañana
in Cuba.

jazel@miami.edu

Source: JOSÉ AZEL: La Iglesia, el Papa Francisco y Cuba | El Nuevo
Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article32315214.html

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