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Monday, August 03, 2015

El porvenir comienza el 14 de agosto

El porvenir comienza el 14 de agosto
Es un momento esperado con curiosidad por los cubanos en general, y, de
manera muy particular, por la disidencia que comparte la reconciliación
de los dos gobiernos
lunes, agosto 3, 2015 | Rafael Alcides

LA HABANA, Cuba – Para algunos comenzó el 17 de diciembre del año pasado
cuando, sorpresivos como el gol que en el último minuto decide un
mundial del futbol, los gobernantes Barack Obama y Raúl Castro hicieron
pública la reanudación de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados
Unidos luego de cincuenta y tantos años pidiéndose la cabeza los
políticos de ambas orillas. Pero aquello era todavía un anuncio, el
prólogo. La materialización del histórico hecho –ya cumplido en su
primera parte cuando el 20 de julio el gobierno cubano inauguró su
embajada en Washington– tendrá lugar cuando el venidero 14 de agosto
John Kerry proceda a izar la bandera norteamericana en su casa de los
viejos días frente al malecón habanero.

Es un momento esperado con curiosidad por los cubanos en general, y, de
manera muy particular, por la disidencia que comparte la reconciliación
de los dos gobiernos. ¿Qué vendrá después? Las conjeturas llueven sin
que ninguna pueda tomarse en serio. Pero en todas partes se sabe, se
está seguro, de que el día de mañana ha empezado y que, por su parte, el
ayer ha empezado a perderse calle abajo. Es lo que se oye en las colas
donde venden huevos, en las mesas de dominó del barrio, en las paradas
de ómnibus, en las fábricas, en las oficinas, en los velorios, y donde
quiera que cuatro cubanos se pongan a conversar.

El gobierno no lo ve así, y continúa haciendo planes con el optimismo de
quien se cree seguro de la aprobación incondicional de su pueblo. Se
dispone a gobernar bajo la consigna de Socialismo o Muerte mientras
existan los tiempos.

Tampoco lo ve así cierta parte de la disidencia. Es la parte que ha
visto a Obama dándolo todo a cambio de nada; que teme que las medidas de
ablandamiento del bloqueo económico –que ya han empezado a verse–
regeneren un régimen que, de no ser porque en Venezuela no ha ocurrido
aún lo que por ley natural no ha de tardar en ocurrir, sería hoy un
recuerdo.

La otra parte de la disidencia, la optimista, ya se ve copa en alto en
ese gran día del comienzo del porvenir, yendo y viniendo entre las
autoridades del gobierno que en Panamá, temiendo contaminarse, se
negaron a compartir con ella techo y aire. Porque desde luego, aquellos
al menos, los de Panamá, no podrían dejar de estar allí ese día, con su
canciller.

No es de creer que también la Embajada de Estados Unidos entonces se
deje imponer el condicionamiento que en los últimos años ha venido
rigiendo en las festividades de la diplomacia acreditada en Cuba.
Insólita coyunda que impide a los embajadores recibir en sus predios, a
la vez, dignatarios del gobierno y disidentes. O lo que es lo mismo, que
los obliga a hacer entrar a la gente del gobierno por la puerta
principal, y a la disidencia por la del fondo.

Estados Unidos jamás aceptaría algo así. En cuyo caso –sigue diciendo la
disidencia optimista– las demás embajadas se verían dispensadas de
seguir llevando tan oneroso yugo. He ahí otra importante brecha.

Claro está, "Quienquita" no vive lejos; pero en todo caso esa está
Embajada ahí –me ha dicho un disidente de mérito, que aplaudió el 17 de
diciembre hasta pelarse las manos y vive hoy esperando con ansiedad el
14 de agosto– para, además, darse gusto mirando por encima de su copa a
los escrupulosos de Panamá, como diciéndoles "nunca digas de esta agua
no beberé".

Esa Embajada ahí, me decía además, será un importante y nada silencioso
testigo de lo que en Cuba sucede con los derechos humanos. De momento,
seguirá el gobierno deteniendo y maltratando, pero tendrá que hacerlo
con mucha cautela puesto que está siendo observado in situ, y puesto que
ni al turista ni al inversionista, ni a ninguno de los personajes del
porvenir que recién ha comenzado, les agradaría el espectáculo del
policía de civil masacrando al ciudadano que, en uso de un derecho
universal como es el de disentir, ha salido a la calle a manifestarse.
Además, ahora viene entre los dos gobiernos el "cedo tanto como cedas
tú". Y el tiempo, por su parte, pasando sobre una administración de
viejitos a los que se les ha acabado el tiempo.

Todo esto parecería confirmar a la periodista Regina Coyula cuando
decía, en un tuit lanzado al éter a las 12 a.m. del 20 de Julio que,
aparentando darlo todo a cambio de nada, el astuto Obama había
reabierto la embajada de Estados Unidos en La Habana: "Sutil estratagema
que un día llamarán novedosa versión del caballo de Troya".

Source: El porvenir comienza el 14 de agosto | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/el-porvenir-comienza-el-14-de-agosto/

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