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Wednesday, August 19, 2015

Dota 2 - entre torneos y prohibiciones

Dota 2: entre torneos y prohibiciones
A los jugadores se les margina mediante el despliegue de propagandas
negativas y hasta se les persigue, pero desde hace años el Dota viene
prendiendo entre los más jóvenes
martes, agosto 18, 2015 | Ernesto Pérez Chang

LA HABANA, Cuba – Era la noche del 13 de agosto y la esquina donde
confluyen las calles 26 y 11, en El Vedado, estaba repleta de jóvenes
que esperaban la apertura de la Fábrica de Arte, donde se disputaría la
final del primer torneo "oficial" de Dota 2. El videojuego desde hace
años se extendió por Cuba de manera "clandestina" porque, sencillamente,
no es visto con muy buenos ojos por el Partido Comunista.

Considerado el más icónico de su tipo, e incluso categorizado como
deporte electrónico en algunos países donde son celebrados campeonatos
con millones de seguidores, el Dota 2 en Cuba ha sido calificado por las
autoridades como actividad "enajenante", "peligrosa" y hasta "contraria
a los principios revolucionarios". Abundan los artículos como el que
puede leerse en el sitio oficialista SoyCuba.cu, del 18 de julio de
2014, cuya moraleja, vergonzosamente tonta, pudiera ser esta: "los
videojuegos son peligrosos siempre que provengan del exterior y sean
jugados ajenos a nuestra supervisión".

Fabio Lacera, organizador del evento en la Fábrica de Arte, ha
reconocido la condición underground de la casi totalidad de los lugares
donde a diario se practica el Dota 2 y los obstáculos que han debido
salvar para lograr cierto grado de "reconocimiento oficial" del
campeonato. Además, lamenta que aún los medios de prensa nacionales no
se hagan eco del fenómeno y hasta consideren a los participantes que se
enfrentan no como jugadores, sino como adictos o enajenados.

Niños y niñas, adolescentes, jóvenes y adultos, se encuentran entre las
multitudes de gamers que en la Isla se sumergen y viven con gran
realismo en el universo desarrollado por Valve Corporation, que produce
el juego.

Cientos de adolescentes pasaron horas haciendo filas para intentar
entrar a la Fábrica de Arte esa noche de competencia, a pesar de que a
los menores de 18 les está negado el acceso a las instalaciones. Tenían
la esperanza de que el equipo de seguridad en algún momento abandonara
la entrada.

El campeonato fue un evento excepcional, una rareza, tal vez un acto de
fingida tolerancia que las autoridades quisieron asociar al cumpleaños
de Fidel Castro o a la víspera de la visita de John Kerry. Sin embargo,
ninguno de los políticos fue mencionado por los jóvenes presentes. Allí
solo se hablaba de Dota 2.

Yanpier, de 15 años, explicó cómo y por qué lo juega: "No es un simple
juego. Requiere inteligencia, habilidad. La gente que no lo conoce es la
que piensa que es un jueguito cualquiera. Es de pura estrategia, demanda
mucha concentración. (…) Hay quien lo juega en la casa porque tiene una
buena computadora y está conectado a una red, pero son pocos y no es tan
fácil. La máquina tiene que ser un 'avión', con una buena tarjeta de
video, un micro potente, no puede ser un 'tarequito' de esos que hay en
los Club de Computación. En Cuba no hay tanta gente que pueda tener eso,
la mayoría va a salas de juego que hay por ahí con todo lo que se
necesita para jugar, pero también hay que pagar por hora. (…) La policía
le cae arriba a las salas de juego y si te cogen con una red, te
decomisan todos los equipos, que son carísimos. (…) Tan solo el board,
el micro, el disipador, la tarjeta de video y la RAM cuestan más de mil
dólares, y en cualquier sala donde se juega Dota hay más de cinco".

En el ambiente de los gamers todos conocen sitios como la sala de juego
de Gilbert, en Arroyo Naranjo, pero llegar a ella no es nada fácil.
Gilbert no es ni siquiera el verdadero nombre de quien la administra y
se necesita la recomendación de alguien habitual para acceder al local.
Aun así, sientes que eres visto como un entrometido o, peor aún, como un
posible delator. Se trata de una habitación pequeña que alguna vez fue
el cuarto de la casa, pero con todo lo necesario para que los usuarios
puedan pasar horas frente a una máquina.

El dueño, un joven graduado de la Universidad de las Ciencias
Informáticas, habla sobre los peligros que debe sortear para tener éxito
en su negocio: "Es ilegal, están prohibidas las salas de juego. (…)
Nunca fueron legales pero al principio se hicieron los de la vista gorda
pero después les cayeron encima, sin justificación. Claro, ya uno sabía
que algo venía porque casi todos los días salía en el periódico, en el
Juventud Rebelde, en Bohemia, en todos lados, artículos criticando los
videojuegos y diciendo que incitaban a la violencia o que inculcaban
principios contrarios a la Revolución".

"Después de eso empezaron a lanzar videojuegos con temas de la lucha en
la Sierra Maestra con personajes como Fidel, el Che, y campeonatos
nacionales sólo con juegos hechos para los Joven Club (…) Todo el mundo
se da cuenta por dónde viene la cosa: quieren tenerte todo el día
pensando en ellos", añade Gilbert.

El joven informático afirma que "hicieron y todavía se hacen operativos
[policiales] para desmantelar las redes y las salas de juegos. Muchos
cerraron, perdieron montón de dinero, pero otros pasamos a la
clandestinidad. Así es como se ha jugado Dota en Cuba, a escondidas como
si fumaras mariguana (…) Esto yo lo hice con el dinero y los equipos que
me ha mandado mi papá desde los Estados Unidos, otras cosas las he
tenido que comprar aquí, es un dineral invertido (…) Se recupera, claro
que se recupera el dinero, pero no es solo por el dinero que uno hace
estas cosas. Tendrías que jugar para que te des cuenta de lo que te hablo".

Por su parte Ronniel, un joven menor de 18 años, logró colarse en el
torneo de la Fábrica de Arte usando el carnet de identidad del hermano.
Explica las limitaciones para jugar: "Hemos hecho una pequeña red entre
varios amigos pero no podemos jugar con otra gente, mucho menos si están
fuera de Cuba, porque tendríamos que estar conectados en internet (…) En
los Joven Club no se puede porque no hay máquinas para eso y no está
permitido. No sé si en el de Centro Habana, pero en San Miguel [del
Padrón] no se puede".

Sobre las competencias que han tenido lugar, este gamer comenta que "se
han hecho campeonatos en algunas provincias y aquí en La Habana, pero
nadie se entera de las convocatorias ni todo el mundo puede asistir
porque trasladarse es un problema, o lo hacen en lugares donde no te
dejan entrar o te cobran la entrada a un precio muy alto como aquí
[Fábrica de Arte]. Todo se hace con lo que se puede conseguir por ahí
(…) ¿Por qué no abren salas de juego si hay cantidad de gente que le
gusta? El juego es inofensivo, lo que pasa es que aquí todo lo ven como
peligroso cuando no lo entienden y se agarran de cualquier cosa para
prohibirlo".

Como con todo cuanto amenaza con debilitar o anular los mecanismos de
control ideológico que han permitido a los gobernantes cubanos retener
el poder durante más de medio siglo, públicamente se le intenta restar
importancia a la preferencia por los videojuegos entre los jóvenes
cubanos y se los anula del panorama noticioso. A los jugadores se les
margina socialmente mediante el despliegue de propagandas negativas y
hasta se les persigue, a veces de manera indirecta y, otras, de formas
bien agresivas sólo porque los tiempos que corren resultan demasiado
tecnológicos e incontrolables para los gustos de nuestros ancianos y
desactualizados dirigentes.

Source: Dota 2: entre torneos y prohibiciones | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/dota-2-torneos-y-prohibiciones/

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