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Friday, August 14, 2015

Cuba y EEUU - necesaria definición de “lo normal”

Cuba y EEUU: necesaria definición de "lo normal"
Los afines al gobierno cubano han expuesto lo que consideran normal y lo
que no lo es
viernes, agosto 14, 2015 | Roberto Jesús Quiñones Haces

GUANTÁNAMO, Cuba – Hay que reconocerle a la parte cubana su capacidad
para ponerle obstáculos a las sucesivas administraciones norteamericanas
después de la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos gobiernos
el 3 de enero de 1961.

La decisión de Dwight Eisenhower le vino como anillo al dedo a Fidel
Castro, quien desde la Sierra Maestra había escrito que una vez en el
poder haría del enfrentamiento contra Estados Unidos el sentido de su
vida. Así fue.

Luego de burlarse públicamente del embargo durante más de treinta años
el caudillo llevó a la Organización de Naciones Unidas (ONU) su demanda
para eliminarlo, infligiéndole sucesivas derrotas diplomáticas al
gigante del norte, quien jamás presentó una contraofensiva en los
mismos escenarios.

Menos de una semana después de anunciado el restablecimiento de las
relaciones diplomáticas el presidente cubano Raúl Castro se encargó de
lanzar el primer jarro de agua fría a Barack Obama cuando en la Asamblea
Nacional anunció que no podrían existir relaciones normales entre Cuba y
los EEUU si éste país no devolvía la base naval de Guantánamo, que el
gobierno cubano se empecina en calificar como ilegal pero sin demostrar
la infracción que acusa. A tal petición se unen el reclamo del fin del
embargo, de las transmisiones de Radio y TV Martí y de lo que llaman
apoyo a la subversión.

Los afines al gobierno cubano han expuesto lo que consideran normal y lo
que no lo es. Obviamente, la responsabilidad siempre es endilgada al
tío Sam.

Es normal que la política exterior de Cuba la trace el gobierno cubano
sin condicionamientos de ningún tipo. Es anormal que el pueblo cubano no
pueda participar en la proyección de dicha política y tenga que
contentarse con aplaudir las decisiones que sus gobernantes toman sin
consultarlo previamente a él o a la Asamblea Nacional, que según la
Constitución es el máximo órgano de poder del estado y representa al
pueblo. Más anormal aún es que dicha Asamblea jamás cuestione dicha
política o que una crítica pública a la actuación internacional del
gobierno y sus representantes pueda conllevar un encarcelamiento.

Es normal respetar a un gobierno legítimo. No lo es cuando el gobierno
se presenta como tal sin haber sido electo por el pueblo, mucho menos
cuando sus dirigentes prometieron públicamente que su lucha era para
restablecer la democracia y la Constitución de 1940 y al tomar el poder
traicionaron dicha promesa estableciendo otra dictadura.

Es normal que los diplomáticos acreditados en un país respeten las
leyes internas del estado receptor y las normas del Derecho
Internacional. No lo es calificar como subversión el regalo de libros
que ilustran sobre la democracia y los derechos humanos, ni considerar
ilegítima la realización de cursos de formación periodística u otros, o
el apoyo a proyectos de la verdadera sociedad civil cuando el estado
receptor no permite a muchos de sus ciudadanos realizar dichos
estudios ni legalizar tales proyectos porque no comulgan con su proyecto
político.

Es normal que un estado pida a otro el cese de transmisiones contra su
país. No lo es que pida que se deje de transmitir lo que ocurre en su
país y su pueblo desconoce porque la prensa oficialista guarda silencio,
menos cuando el solicitante, desde que se estableció en el poder, creó
una emisora (Radio Habana Cuba) que emite diariamente hacia los EEUU
con evidentes propósitos manipuladores e ideologizantes. Mucho menos
cuando Radio y TV Martí junto con otros medios independientes
constituyen la única posibilidad que tienen los cubanos discriminados
para expresar sus puntos de vista, pues el estado cubano monopoliza la
prensa y no permite medios de comunicación alternativos.

Es normal que el gobierno cubano pida la derogación de la Ley de Ajuste
Cubano si considera que perjudica sus intereses. No lo es calificar a
esa ley como asesina y causa de la emigración incontenible que desangra
al país.

Sería normal que si el pueblo expresara su voluntad en las urnas, en
elecciones libres y democráticas, verificadas por observadores
internacionales, el gobierno cubano fuera respetado, pues demostraría su
legitimidad. No sería normal que aunque triunfara con un 99% de apoyo
popular discriminara al 1 % restante. Eso tampoco les daría derecho a
continuar violando la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, ni a continuar
usando el pretexto de que interpreta esos instrumentos jurídicos de
forma diferente a la absoluta mayoría de los países del hemisferio
occidental, al cual pertenece.

Es normal que en la solución de un diferendo una parte haga concesiones.
No lo es que las concesiones sean unilaterales, mucho menos cuando una
de las partes, la cubana, se aferra a una posición que ha traído más
desgracias que beneficios a su pueblo.

Es normal que un país pida a los demás respeto a su integridad y
soberanía e igualdad recíprocas. No lo es cuando ese reclamo al
exterior no se convierte en política doméstica ni se aplica a la
totalidad de sus ciudadanos.

Es normal, en fin, que la comunidad internacional vote contra el embargo
y aplauda el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y
EEUU. No lo es que esa misma comunidad guarde ominoso silencio sobre las
cotidianas y masivas violaciones a los derechos humanos en Cuba. Más que
anormal dicho silencio es miserable.

Source: Cuba y EEUU: necesaria definición de "lo normal" | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/cuba-y-eeuu-necesaria-definicion-de-lo-normal/

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