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Thursday, August 20, 2015

Corredores de arte o joyas, un negocio estatal y privado en Cuba

Corredores de arte o joyas, un negocio estatal y privado en Cuba
En los 90, durante la crisis económica estacionaria conocida como
Período Especial, el régimen vendió obras de arte del fondo patrimonial.
El robo de obras de arte en la isla es frecuente
LA HABANA.-IVÁN GARCÍA
Especial

Gustavo desafía el calor intenso en pleno mediodía justo cuando la gente
busca un portal donde guarecerse de la canícula y hasta los perros
callejeros, mugrientos y con hambre, huyen del inclemente sol habanero.

Ahora mismo, Gustavo camina por el marginal barrio de Párraga, al sur de
La Habana, un distrito de calles agujereadas, violencia doméstica y
personas expectantes como si esperaran algo.

Va voceando con voz de barítono: "Compro pedazos de oro y plata", y
cíclicamente repite el sonsonete. Los vecinos lo miran como a un
marciano y siguen en su cháchara anodina.

Aunque pueda parecer que es el peor sitio para intentar comprar un trozo
de oro u objeto valioso, algunos de los que viven en auténticos tugurios
y chozas de concreto con techo de tejas, han sido clientes de Gustavo.

"No todo es lo que se ve. En los barrios duros de La Habana uno puede
pescar sorpresas. En Luyanó, San Miguel o Romerillo he comprado una
buena cantidad de trozos de oro, plata y joyas. En esos lugares suele
residir gente dedicada a robar cadenas de oro. Yo pago el gramo mejor
que los joyeros. El de oro bajó a 15 cuc, el 14 a 20 cuc y el oro 18 a
24. Si es una prenda bien trabajada pago aun más", cuenta Gustavo.

El corredor de metales preciosos considera que mucha gente todavía
conserva joyas de herencias familiares, cubiertos finos y porcelana de
calidad. "Solo hay que salir al 'fuego' (la calle) a buscarla", dice.

Confiscación descarada de obras de arte y joyas

El Estado verde olivo exprimió cuanto pudo al patrimonio familiar
cubano. En los años 60, confiscó descaradamente obras de arte, vajillas
de porcelana, joyas y propiedades de la burguesía local.

A mediados de la década del 80, en su afán de obtener moneda dura, Fidel
Castro autorizó una tienda donde compraban o canjeaban por pacotillas,
oro y joyas a precios de risa.

"Se le llamó la Casa del Oro y la Plata. Era un entramado empresarial
dirigido por altos oficiales del Ministerio del Interior. Adquirían el
oro y otras prendas a precios ridículos, aprovechándose de las
necesidades materiales de las familias y luego lo revendían en Panamá a
cuatro o cinco veces su valor. Los beneficios fueron de cientos millones
de dólares que se utilizaron en la última etapa de la guerra de Angola,
cuando la URSS recortó su ayuda monetaria", recuerda Romualdo, exmilitar
jubilado.

En los 90, durante la crisis económica estacionaria conocida como
Período Especial, el régimen vendió obras de arte del fondo patrimonial.
El robo de obras de arte en la isla es frecuente.

En el invierno de 2014, del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana
fueron robados casi 100 lienzos que posteriormente se vendieron en la
Florida.

Bajo la sombrilla de empresas estatales, se montan subastas de obras de
arte, caballos de raza o puros Habanos. Lo que no queda claro es en qué
se utiliza posteriormente el dinero.

Justo frente a la bahía habanera, se encuentra el Almacén San José, una
feria enfocada hacia el turismo, donde se venden lienzos y artesanías de
artistas cubanos.

El olor de aguas albañales que proviene de la bahía y una brisa fresca
que amortigua el calor de plomo recibe a los visitantes. En medio millar
de pequeños stands artistas e intermediarios ofertan sus obras.

Según Camila, artesana privada, las condiciones del local son infames y
los aranceles leoninos. "Esto aquí es una jungla. Hay goteras en el
techo, los baños están clausurados y la gerencia Fénix S.A
(perteneciente al llamado Casco Histórico, administrado por Eusebio
Leal, historiador de la ciudad), encargada de arrendar el local, solo se
ocupa de hacer caja", apunta.

Mensualmente recaudan alrededor de 70 mil pesos convertibles mediante el
gravamen a artesanos y artistas. Si usted recorre las calles estrechas y
empedradas de la parte vieja de La Habana o el amplio Paseo del Prado,
observará a decenas de personas que intentan vender lienzos, artesanías
o souvenir a los turistas de paso.

"Es difícil vender algo. Muchas de las cosas son de bajísima calidad
artística. Y a un segmento grande de turistas les interesa más ligar
putas que comprar un lienzo con un auto americano o un paisaje con
palmas", señala Remberto, artista plástico.

Para Gustavo, comprar oro resulta más rentable. "Aunque solo soy un
eslabón pequeño de una cadena muy grande. Mientras yo me busco 25 o 30
cuc diarios, el hombre para el cual trabajo gana miles. Al final el oro
se funde y lo sacan clandestinamente de Cuba", acota.

Hay corredores de arte que se dedican a comprar reminiscencias de la
autocracia cubana, sellos de Mao, el Mein Kampf de Adolfo Hitler o una
foto diferente de Leonid Brezhnev en su visita a La Habana.

"También fotos del Fifo (Fidel) que no se hayan publicado", aclara
Armando, quien desde hace dos años se dedica al negocio del 'vintage'
político. "No sé para qué lo utilizan, pero en la embajada china un tipo
me compra toda esa basura".

Source: Corredores de arte o joyas, un negocio estatal y privado en Cuba
:: Diario las Americas :: Cuba -
http://www.diariolasamericas.com/4847_cuba/3286523_arte-joyas-cuba-negocio-estatal-privado-cuba.html

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