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Wednesday, July 15, 2015

Santiago Álvarez - ¿patriota o terrorista?

Santiago Álvarez: ¿patriota o terrorista?
Para las baterías propagandísticas del castrismo ha sido siempre uno de
los objetos predilectos de sus andanadas
miércoles, julio 15, 2015 | René Gómez Manzano

LA HABANA, Cuba. – Después de mi participación en la convención anual de
los abogados de la Florida, lo que más despertó mi atención durante mi
más reciente visita al sur de ese estado, fue el conocer el trabajo de
la Fundación Rescate Jurídico y a su presidente, el compatriota Santiago
Álvarez.

Estamos hablando de un empresario exitosísimo. Al tratarlo en persona,
impactan su voz tronante y su gran emotividad. Ésta, en el curso de una
misma conversación, puede llevarlo desde una condena tajante del
castrismo, hasta el enternecimiento cuando habla de las cosas de la
Patria, de su difunto padre o incluso de un simple peón agrícola de su
antigua finca matancera.

Se trata —a no dudarlo— de un personaje polémico. Las baterías
propagandísticas del castrismo lo han convertido en uno de los objetos
predilectos de sus andanadas. Cualquier alusión que se haga a él en los
medios oficialistas va acompañada, de manera inevitable, por el vocablo
"terrorista". ¿Existe una verdadera justificación para ello?

El origen familiar de Santiago es digno de mención. Su abuelo, el
gallego José Álvarez, se radicó en el Este de la provincia de Matanzas.
Identificado con su país de adopción, se sumó a las filas del Ejército
Libertador, donde llegó a alcanzar el grado de coronel. Ya en el siglo
XX, fundó una nueva familia.

Sus cuatro hijos varones conspiraron contra el gobierno de Machado. Tres
de ellos fueron asesinados en una misma noche por esbirros del régimen.
Han pasado a la historia como "Los hermanos Álvarez". Se les erigió un
monumento, y bajo el castrismo se editó un libro dedicado a su memoria:
"Crimen y vendetta".

Correspondió al cuarto hijo del coronel —Santiago, padre del jefe de la
Fundación Rescate Jurídico— vengar la muerte de sus hermanos. Acompañado
por un grupo nutrido de partidarios, emboscó el camión que transportaba
hacia Santa Clara a los autores del triple asesinato, desarmó a los
cuatro custodios y ametralló a los primeros. Después tuvo una
participación destacada en la política nacional.

Con esos antecedentes, no despierta asombro que Santiago Álvarez haya
tenido también una intervención descollante en las luchas internas de
nuestro país. Inconforme con el régimen castrista, sin haber cumplido
aún los veinte años comenzó sus acciones contra él. Estas últimas
tuvieron un carácter violento, lo cual se ajustaba no sólo a sus
tradiciones familiares, sino también a las nacionales. (¿Acaso fueron
pacíficos los actos realizados por Castro y sus compinches para derrocar
a Batista?)

No alcanzan los dedos de las manos para contar las infiltraciones que
Santiago y sus hombres realizaron en Cuba. Por supuesto que el riesgo de
la vida estuvo siempre presente en esos actos que requirieron de un
patriotismo y un valor a toda prueba. Álvarez no niega esos hechos: se
trataba del único modo que él y sus contemporáneos concebían para luchar
por lo que ellos consideraban mejor para su país.

Lo que sí rechaza de modo tajante es el calificativo de "terrorista" que
le endilga de modo constante la propaganda castrista. "He atacado al
régimen de frente, pero jamás he puesto una bomba ni he mandado a
ponerla", ejemplifica con énfasis. Pero ya sabemos que los plumíferos de
los Castro, para denigrar a sus adversarios, no se detienen ante matices
de ese tipo.

En cualquier caso, lo que más llama la atención es la mudanza radical
que ha experimentado, aunque él mismo no esté de acuerdo con que la
realidad sea planteada en esos términos. "Yo no he cambiado", aclara,
"son mis métodos de lucha los que han cambiado". El hecho cierto es que,
si dejamos a un lado las sutilezas lingüísticas, las formas violentas de
enfrentamiento al castrismo quedaron atrás para él.

Esa nueva realidad la ejemplifica la venta del buque "Santrina", que,
bajo el mando del mismo Santiago, sirvió de marco para sus últimas
aventuras marítimas. El cambio también se refleja en las nuevas
actividades de la Fundación Rescate Jurídico, que ahora se dedica a
prestar ayuda a los opositores procesados por las autoridades y a las
organizaciones que promueven los valores democráticos dentro de Cuba.

Hay una broma que él repite con gusto: "Si descuento los años que estuve
preso, ahora tengo setenta". Despierta verdadera admiración que este
hombre de la tercera edad, que vivió toda su adultez en medio de luchas
armadas, haya sido capaz, ya al final de su vida, de evolucionar en
forma tan radical y abrazar las formas pacíficas de combatir contra el
totalitarismo.

Esperemos que también los Rolando Alfonso Borges, los Randy Alonso y los
Lázaro Barredo sean capaces de cambiar, y dejen de calificar como
"terroristas" al mismo Santiago y a otros opositores como él.

Source: Santiago Álvarez: ¿patriota o terrorista? | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/santiago-alvarez-patriota-o-terrorista/

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