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Saturday, July 04, 2015

Las embajadas y el dinosaurio al pie de la cama

Las embajadas y el dinosaurio al pie de la cama
CARLOS ALBERTO MONTANER

El primer paso fue sacar a Cuba de la lista de naciones que auspician el
terrorismo. Era sólo el comienzo. El 20 de julio próximo está previsto
que las oficinas de representación recíproca que hay en Washington y en
La Habana eleven la jerarquía de sus relaciones diplomáticas.

No obstante, no será tan sencillo como parece. Mauricio Claver-Carone,
editor de un blog muy consultado por los legisladores norteamericanos
llamado CapitolHillCubans.com, alega que la ley "Libertad Act"
(Helms-Burton) que regula las relaciones entre ambos países, establece
dos condiciones muy claras para reanudar los vínculos con Cuba: primero,
el presidente norteamericano debe determinar que en la Isla existe un
gobierno electo democráticamente, y, segundo, que hayan sido satisfechas
las reclamaciones pendientes por las confiscaciones de propiedades de
norteamericanos llevadas a cabo por el gobierno cubano en los años
sesenta del siglo pasado. Ninguna de las dos premisas se confirman en el
caso de la dictadura cubana.

Sin embargo, lo más probable es que la Casa Banca se salte a la torera
ambos aspectos de la ley vigente, lo que seguramente terminará en los
tribunales. El presidente Obama está decidido a que parte de su legado
histórico en materia de política internacional sea la restauración de
las relaciones con Cuba interrumpidas en enero de 1960 durante la
administración de Ike Eisenhower, y no vacilará en hacer las concesiones
que sean necesarias para lograr su propósito. Si Nixon logró a
posteriori la aprobación de la sociedad norteamericana a su acercamiento
con China, ¿por qué no pasar la página de la diminuta dictadura cubana
sin exigirle nada a cambio? Al fin y al cabo, ni Nixon ni su consejero
Kissinger le exigieron a Mao que cediera un ápice en su sangriento
estalinismo.

Es muy posible que Obama esté bajo la influencia del politólogo Charles
Kupchan, funcionario importante del Consejo Nacional de Seguridad y
profesor de Georgetown University. Hace pocos años, Kupchan publicó un
libro sobre la política exterior que es casi una parodia de la famosa
obra de Dale Carnegie. El de Kupchan se titula How Enemies Become
Friends: The Sources of Stable Peace (Cómo los enemigos se convierten en
amigos: la fuente de una paz estable).

La tesis, disputada por numerosos estrategas, es alarmantemente
sencilla: entréguesele al enemigo todo lo que solicita sin requerirle
nada a cambio. Estados Unidos, con sus 320 millones de habitantes, un
enorme territorio asomado al Atlántico y al Pacífico, un PIB de 17
billones (trillones en inglés) y un presupuesto militar de $600,000
millones anuales, no tiene por qué temerle a una empobrecida isla del
Caribe, legendariamente torpe en el manejo de su economía y
extremadamente cruel en la forma en que maltrata a los demócratas de la
oposición.

La apertura de las embajadas, obviamente, es sólo un paso. El próximo
será devolver la base de Guantánamo al gobierno cubano. Por lo pronto,
la Casa Blanca ya ha ordenado el cierre de la cárcel y le ha pedido a un
gran bufete de abogados una opinión sobre la autoridad que tiene el
presidente para entregarle al régimen cubano la base militar adquirida
en el 1903. Simultáneamente, ha solicitado la opinión de la Marina sobre
la utilidad y la relación costo-efecto que tienen esas instalaciones más
de 100 años después de haber sido alquiladas a Cuba. Presumiblemente, la
Marina sostendrá que a estas alturas de la historia es perfectamente
inútil. Si se cerró Roosevelts Roads en la vecina Puerto Rico, la mayor
base naval del mundo, no hay duda de que Guantánamo apenas sirve como
centro de detención.

Pero el presidente Obama no se detendrá en ese punto. Dijo en Panamá,
durante la Cumbre de las Américas, que su país renunciaba al "cambio de
régimen" en la Isla. Eso quiere decir que eventualmente desmontará Radio
y TV Martí, privatizandolos, y le negará cualquier tipo de ayuda
financiera federal a los programas de fortalecimiento de la democracia
que todavía se mantienen vigentes. Al fin y al cabo todas esas
actividades están encaminadas a provocar un cambio en las forma como los
Castro gobiernan la Isla. Su decisión, contraria a más de 60 años de
contención del comunismo, es convivir pacíficamente con la dictadura cubana.

¿Cómo culmina todo esto? Este cambio de política por parte de Obama
tendrá un primer final –habrá otros— con una visita del presidente
norteamericano a Cuba en el 2016, poco antes de abandonar la Casa
Blanca, tal vez tras las elecciones de noviembre de ese año, cuando no
pueda perjudicar al candidato demócrata. Se dará un baño de multitudes.
Y, cuando se despierte de su sueño, como el dinosaurio del cuento de
Monterroso, la dictadura cubana seguirá ahí junto a su cama,
imperturbable y feroz, muy satisfecha de haberle ganado la partida a su
secular enemigo.

Periodista y escritor. Su último libro es la novela Tiempo de Canallas

www.firmaspress.com

Source: Las embajadas y el dinosaurio al pie de la cama | El Nuevo
Herald El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article26388826.html

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