Pages

Thursday, July 23, 2015

La buena y la mala noticia

La buena y la mala noticia
JUAN ANTONIO BLANCO | Miami | 23 Jul 2015 - 10:09 am.

El embargo 'a Cuba' ha terminado. La Habana no ha enterrado aún la
Guerra Fría.

El reciente torrente de titulares y opiniones sobre el tema cubano ha
pasado por alto dos noticias relevantes. Una muy buena: el embargo "a
Cuba" ha terminado. Otra mala: La Habana todavía no ha enterrado la
Guerra Fría.

Vale la pena meditar sobre el asunto porque ayudaría a poner en
perspectiva el polisémico significado de la apertura de la embajada
cubana en Washington el pasado 20J. El impacto histórico real del
restablecimiento de relaciones diplomáticas solo podrá valorarse por
sus consecuencias a corto, mediano y largo plazos.

Contrario a lo afirmado en titulares sensacionalistas, en el caso de
Cuba la Guerra Fría no ha concluido porque se requieren dos partes para
enterrarla. Para La Habana el régimen de gobernanza y la política
exterior representan una suerte de "inamovible" Santo Grial. El
canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla lo expresó con meridiana
claridad durante la conferencia de prensa que compartió con el
secretario de Estado John Kerry: "La apertura política en Cuba tuvo
lugar en 1959".

En estos mismos meses, por citar un ejemplo, La Habana y Caracas han
reafirmado el compromiso de colaboración militar y de inteligencia en
defensa del régimen venezolano que ellos denominan "revolución
bolivariana". La voluntad popular contraria al statu quo que pueda
llegar a expresar la ciudadanía en las elecciones de diciembre no les
interesa. Para ellos el chavismo llegó para quedarse.

Por otro lado, nadie parece percatarse de que el embargo de Estados
Unidos "a Cuba" ha terminado. Lo que permanece en pie son las sanciones
contra empresas estatales cubanas previstas por la ley Helms Burton.
Cualquier empresa no estatal puede ya mantener relaciones económicas de
comercio y financieras con Estados Unidos. Si Raúl Castro quisiera
normalizar las relaciones económicas y financieras con Washington solo
tendría que privatizar las empresas. Bajo el enfoque legal adoptado por
las nuevas medidas de Obama esas entidades industriales o agrarias
quedarían automáticamente fuera de todas las sanciones y restricciones
que contempla esa ley.

Sin embargo, las oportunidades económicas abiertas por la nueva política
de Obama en esta primera fase han quedado contenidas al ámbito de las
empresas estatales cubanas. Por ahora, la población de la Isla y su
frágil sector no-estatal asiste con esperanza pero cual convidado de
piedra al llamado "deshielo". Ni una sola medida ha sido dictada desde
la Plaza de la Revolución para que los ciudadanos puedan sacar provecho
del levantamiento de todas las restricciones que, para su beneficio
directo, hiciera el presidente de EEUU. Los Castro prefieren primero
cerrar cualquier fábrica que no sea rentable antes que traspasarla a sus
trabajadores y permitirles buscar inversiones extranjeras en ellas.
Tampoco han querido reconocer jurídicamente los nuevos negocios de
emprendedores que luchan bajo un régimen que profesa una permanente
vocación por asfixiarlos.

Lo concreto hasta ahora es que mientras se exige el desmantelamiento del
embargo estadounidense contra la economía estatal de la Isla, no hay
pasos equivalentes en La Habana para derribar los muros que bloquean la
iniciativa económica ciudadana.

El efecto psicológico colateral del 17D le permitió al Gobierno cubano
anunciar que del 1% la economía había crecido hasta un 4,7%. La razón no
radica en el incremento de la producción o de la productividad
industrial o agrícola, sino en la inesperada inyección de capital que ha
supuesto a la economía estatal la bonanza desatada por Washington.

No es suficiente para Raúl Castro. Él pide y pide, siempre recordando
que no esperen nada a cambio de su parte. Quizás ello provoque que
muchos miembros del Congreso de EEUU se sientan tentados a responderle
con su famosa receta: "Sin pausa, pero sin prisa".

Si se tiene presente que el presidente Obama legitimó su nueva política
bajo el lema de "empoderar" a los ciudadanos cubanos, no es aventurado
conjeturar que en los meses venideros no pocos congresistas le
preguntarán a la Casa Blanca: ¿Por qué avanzar hacia una segunda fase en
la normalización bilateral de relaciones cuando La Habana no ha hecho
todavía los ajustes necesarios que permitan a sus ciudadanos sacar
provecho de lo ya concedido por Washington en esta primera etapa? Si el
"bloqueo a Cuba" ya no existe —solo continúan vigentes las sanciones a
las empresas estatales—, ¿cuándo va a terminar el bloqueo doméstico al
ciudadano y sus iniciativas?

Washington ha optado por reconocer al Estado cubano al restablecer las
relaciones diplomáticas, pero cabría preguntarse cuándo el Estado cubano
permitirá a los ciudadanos ejercer la soberanía y autodeterminación para
que elijan —libremente— el régimen de gobernanza que prefieren y a los
políticos encargados de administrarlo.

EEUU ha renunciado a promover el cambio del régimen cubano. Muy bien.
Pero hasta ahora todo indica que solo cuando ello ocurra habrá terminado
la Guerra Fría.

Source: La buena y la mala noticia | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1437638945_15881.html

No comments: