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Wednesday, July 08, 2015

En silencio (otra vez) ha tenido que ser

En silencio (otra vez) ha tenido que ser
YUSIMÍ RODRÍGUEZ LÓPEZ | La Habana | 8 Jul 2015 - 8:35 am.

La Televisión Cubana retransmite la serie 'En silencio ha tenido que
ser'. En medio del restablecimiento de relaciones con EEUU, es
importante recordarnos quién es el enemigo.

Pertenezco a una de las generaciones de cubanos que ha visto En silencio
ha tenido que ser, y que aun se conmueve con la música de José María Vitier.

La primera vez era una niña de nueve o 10 años que tenía muy claro que
Revolución, pueblo, socialismo, Cuba y Fidel eran sinónimos. Y que por
tanto oponerse a "Fidel" (la forma familiar en que aprendimos a
llamarlo) era lo mismo que oponerse a la Revolución, al socialismo y,
por tanto, al pueblo.

Estar contra Fidel era estar contra Cuba. Y esa era la idea; lo
demuestra el propio personaje de David (Sergio Corrieri) al cuestionar a
su amigo interpretado por Mario Balmaseda, cuando cree que este es un
traidor, que se ha alejado de Fidel. Lo mejor es que él mismo no sabe si
la Revolución es comunista o no, y tiene que preguntar a sus amigos.
Mientras, lo importante es no alejarse de Fidel.

El comunismo solo perjudica a los ricos (y ya la esposa de David dejó
claro que para hacerse rico hay que ser socarrón, no se puede ser una
persona honesta). Por tanto, los buenos son los que defienden el
comunismo y los malos, los que se oponen. Así quedan definidos buenos y
malos en la serie... y en nuestra sociedad.

El David que es tan agudo para investigar a fondo una posible
malversación, no se pregunta en qué momento se volvió comunista una
revolución que no lo era en principio. O si acaso no tenían derecho a
sentirse traicionados aquellos que también arriesgaron sus vidas y no lo
hicieron para someterse al comunismo. O quizás quienes no arriesgaron
sus vidas pero vivían aquí y tenían derecho a no querer el comunismo.

Lo que pudo ser un debate interesante entre un comunista y uno que no es
rico pero no quiere el comunismo (contradicción que escapa a la lógica
del comunista) se interrumpe por un acto de sabotaje (muy parecido a los
que llevaba a cabo el Movimiento 26 de julio para derrocar al dictador
Fulgencio Batista). Los presentes claman por la unidad del pueblo ante
ese enemigo que divide, y así se ahoga cualquier argumento lógico o no
contra el comunismo o simplemente contra el poder naciente.

Los héroes de En silencio... son el modelo de revolucionario a seguir en
la realidad: seguidores ciegos de Fidel Castro, sea o no comunista, con
un manejo exitoso o erróneo de la economía; tipos dispuestos a repudiar
a "la escoria" (aunque esta sea la propia familia), y más tarde, a darle
la bienvenida cuando la Revolución lo indique. Soldados prestos a
denunciar la tenencia ilegal del dólar, y a apoyar la súbita
dolarizacion de la economía.

Uno de los mejores diálogos del primer capítulo es el que sostiene David
con su tío. Este especula sobre la posibilidad de que al Quijote le
hubieran ofrecido el trono de España, se pregunta si este no habría
abandonado su filosofía quijotesca y encarcelado (o matado, no recuerdo
la palabra con exactitud) a sus enemigos. Nunca sabremos qué habría
hecho el Quijote, pero sabemos qué ha sucedido en nuestro país con los
disidentes y opositores, entre los que hay muchos socialistas y personas
de izquierda.

¿Qué sentirán quienes vieron la serie, cuando se estrenó y todo parecía
tan simple? ¿Qué pensarán los más jóvenes frente a aquella realidad que
cada día se vuelve más remota y borrosa, si es que se molestan en
sentarse a verla? ¿Podrá una serie envejecida como En silencio...
competir con el Paquete semanal y las novelitas coreanas?

Source: En silencio (otra vez) ha tenido que ser | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cultura/1436340930_15572.html

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