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Thursday, May 07, 2015

Una revolución “verde como los dólares”

Una revolución "verde como los dólares"
El acercamiento de Cuba a EEUU no es el fruto de un cambio de
mentalidades en el régimen sino parte de sus inestables estrategias
adaptativas, en un instante en que se sabía atrapado en un callejón sin
salida
jueves, mayo 7, 2015 | Ernesto Pérez Chang

LA HABANA, Cuba. -En reiteradas ocasiones Raúl Castro, con el fin de
impulsar eso que la cúpula de poder ha dado en llamar el "nuevo modelo
económico", ha demandado del pueblo y del aparato burocrático un "cambio
de mentalidades".

Abstrayéndonos en el verdadero contexto cubano, la exigencia pareciera
apropiada pero, en esencia, puede decirse que la petición busca anular
aquellas utopías revolucionarias que prometían colocar el bienestar del
individuo por encima de otros intereses para reemplazarlas por un nuevo
discurso mucho más práctico donde el dinero lo determina todo y con el
cual ya no es necesario enmascarar el carácter de "monopolio de Estado"
que siempre tuvieran nuestras empresas "socialistas".

Algunos pudieran pensar que el "cambio de mentalidades" supone los
primeros pasos de una transición política disimulada, ignorando que
siempre que el régimen ha hablado de transformaciones, estas solo han
sido reformas en los contenidos discursivos que han permitido encubrir
los agravamientos de las crisis sobre todo cuando han puesto en peligro
la permanencia en el poder. Recordemos, por ejemplo, que en los
discursos del propio Fidel Castro la revolución comenzó siendo "verde
como las palmas" para de inmediato transformarse en roja, rojísima, como
la sangre de los Cosacos Rojos, hasta que a finales de los 90 y con la
fiebre por obtener los necesarios dólares, retornó al verde, pero al
mejor estilo de la Reserva Federal.

La Cuba prometida nunca llegó

Si algo ha caracterizado a los gobernantes cubanos ha sido esa
discursividad altamente esquizoide donde, parafraseando la propaganda
oficial, solo se busca convertir "los reveses en victoria". En ese
sentido, cuando exigen "cambio de mentalidades", lo que esperan no es
ciertamente un "cambio" sino una aceptación de la realidad sin ningún
tipo de cuestionamientos, algo así como "olvídense del paraíso
socialista que les prometimos y comiencen a ver como estrategia exitosa
esta nuestra estrepitosa derrota política".

Paralelo al nuevo discurso que intenta desmontar las viejas utopías
continúa desplegándose aquel otro que invita al sacrificio total por la
"definitiva construcción del socialismo", y ambos a la vez funcionan
como el arquetipo de esa doble moral necesaria para sobrevivir en una
sociedad que ya nadie sabe hacia dónde marcha en realidad.

Siguiendo la conducta de los principales dirigentes, las personas han
adaptado el gran discurso oficial a sus duras realidades individuales
más cercanas, de modo que fingir es el modelo de conducta más apropiado
en las actuales circunstancias. Ese fingimiento opera en todos los
niveles, desde el cuentapropista que dibuja una imagen de Ernesto
Guevara en un puesto de venta donde los precios de los productos
sobrepasan los niveles adquisitivos de las personas, hasta el Jefe de
Vigilancia de los Comité de Defensa de la Revolución que aceptó el cargo
para "proteger" su negocio ilegal o para agregar méritos a su solicitud
para cumplir misiones fuera de Cuba. Se trata en todos los casos del
mismo fingimiento que permite en el propio discurso del régimen, por
ejemplo, eliminar las gratuidades para la clase obrera, por un lado,
mientras, por el otro, conserva los beneficios y prebendas a los militares.

El "cambio de mentalidades" es la fórmula que habrá de justificar frente
a los decepcionados (una fuerza opositora bien poderosa si llegara a
organizarse) todos los bandazos que el gobierno dará hasta asegurar su
permanencia o su salida exitosa del poder.

Posterior al 17D

Cuando el 17 de diciembre de 2014 fue anunciado el inicio del proceso de
restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los gobiernos de
Cuba y los Estados Unidos, ya los mandatarios de ambos países llevaban
18 meses sosteniendo conversaciones telefónicas sobre el tema de la
normalización, de modo que el "proceso de entendimiento" ciertamente no
comenzó a finales del 2014 sino en el 2013, casi inmediatamente después
de la muerte de Hugo Chávez el 5 de marzo y la asunción al poder de
Nicolás Maduro en abril con una popularidad en caída libre.

Bajo esos truenos, en Cuba la única oportunidad de salvarse frente al
cataclismo político venezolano, era activar urgentemente una línea de
comunicación con la Casa Blanca, de modo que la decisión política es,
sin dudas, positiva en muchos sentidos pero hay que tener en cuenta que
no es el fruto de un cambio de mentalidades en el régimen sino parte de
sus inestables estrategias adaptativas en un instante en que se sabía
atrapado en un callejón sin salida.

Source: Una revolución "verde como los dólares" | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/una-revolucion-verde-como-los-dolares/

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