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Saturday, May 23, 2015

Regando el jardín de Castro

Regando el jardín de Castro
"La oposición cubana está siendo acorralada en este escenario, en el que
no bailar al son del deshielo supone, por lo visto, pasar por un
aguafiestas".
Joan Antoni Guerrero Vall
mayo 22, 2015

El performance de Tania Bruguera en La Habana esta semana, una lectura
durante 100 horas de la obra Los orígenes del totalitarismo, de Hannah
Arendt, ofrece la oportunidad de reflexionar de forma profunda sobre la
realidad totalitaria de Cuba.

Se trata de una elección pertinente porque, entre tantas visitas de
presidentes democráticos a la Isla, con un proceso "electoral"
recientemente cerrado –con la elección de los delegados municipales de
la Asamblea Nacional del Poder Popular– se corre el riesgo de acabar
confundiendo los términos.

Este es el riesgo de los sucesivos apretones de manos entre líderes
democráticos y el cabecilla del Gobierno cubano, Raúl Castro, un señor
que no ha obtenido ninguna legitimidad democrática para ocupar el cargo
que ostenta desde que su hermano se retiró. Este otro señor tampoco
disponía de ninguna legitimidad para ocupar los cargos que ostentó
durante tantos años.

La organización del Estado castrista responde plenamente a las
características de una sociedad totalitaria. Los rasgos más claros son
la inexistencia de un sistema de partidos, el poder concentrado en pocas
manos y todas las instituciones al servicio de las elites gobernantes,
que ejercen la represión política para mantener su legitimidad virtual
alzada sobre una base de terror social y adoctrinamiento alrededor de
una figura deificada.

No hay posibilidad ninguna de considerar el sistema cubano como un
sistema democrático tal y como se entiende en el mundo occidental, donde
ahora se pretende que el régimen sea asimilado y discretamente cuestionado.

La oposición cubana está siendo acorralada en este escenario, en el que
no bailar al son del deshielo supone, por lo visto, pasar por un
aguafiestas. Lo cierto es que han pasado seis meses desde que se anunció
el giro del Gobierno de Estados Unidos con respecto a La Habana y
todavía se está en compás de espera para ver la "apertura" a la que está
dispuesta a llegar la dinastía Castro.

No parece que en un corto período de tiempo se vayan a producir cambios
políticos sustanciales en la Isla. Los Derechos Humanos han sido
aparcados de todas las negociaciones y la única preocupación (o
principal) es procurar la llegada de capital e inversiones a la isla.
Regar el jardín de Castro es el objetivo principal de todos los
acercamientos con la hipótesis futura de que en ese jardín aparecerán
brotes verdes que van a devolver la esperanza a la oposición: El
florecimiento de una sociedad civil que empujará al Gobierno a hacer un
cambio democrático.

El capitalismo en el que se instala el comunismo cubano debe, según
algunos, ser la fórmula que conduzca a la disolución del totalitarismo
actual. Lo cual parece pecar de un exceso de optimismo si no se quiere
exigir con más fuerza un avance en cuestiones de Derechos humanos. La
sensación es que se está cediendo mucho a las demandas del castrismo,
dándole un cheque en blanco y dejando las reclamaciones sobre los
derechos, ya no en un segundo o tercer plano, sino directamente fuera de
la mesa de negociación.

Y es por ello que es fundamental exigir al castrismo autocrítica, de
manera que el régimen acepte el océano de conflictos que ha logrado
generar por culpa de su supervivencia durante más de medio siglo. En
cambio, parece que el castrismo tiene la sensación de haber ganado una
batalla y que ello le permitirá seguir durante unos años más en su
dinámica represiva y totalitaria.

Después de seis meses parece que esta es la tendencia y lo grave es que
muchos están dispuestos a hacer la vista gorda.

Source: Regando el jardín de Castro -
http://www.martinoticias.com/content/regando-el-jardin-de-los-castro-/94874.html

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