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Thursday, May 14, 2015

La oposición, las leyes y el pueblo

La oposición, las leyes y el pueblo
HILDEBRANDO CHAVIANO MONTES | La Habana | 14 Mayo 2015 - 7:42 am.

La ciudadanía está esperando por los líderes que salgan de su propio
vecindario. Preparar estos líderes es tarea de la oposición pacífica.

¿Es suficiente la existencia de leyes democráticas para vivir en
democracia? En apariencias, debería bastar la promulgación de unas
cuantas leyes que hicieran olvidar lo antes posible la prolongada etapa
dictatorial sufrida; una nueva constitución basada en los Pactos de las
Naciones Unidas sobre Derechos Civiles, Políticos, Económicos, Sociales
y Culturales; una ley penal ajustada a un Estado de derecho, en el cual
se respete y proteja la vida, la libertad y la propiedad, leyes civiles
que estimulen la inversión y el emprendimiento, y así todos felices en
un paraíso legal celebrando elecciones cada cuatro años para elegir a
los gobernantes mediante el voto directo sin importar el partido a que
pertenezcan.

Pues no, las nuevas leyes no van a convertir de la noche a la mañana las
mentes totalitarias e intolerantes en mentes abiertas prestas a escuchar
las opiniones ajenas con respeto, aceptar los propios errores y
participar del debate sin tener en cuenta los niveles de testosterona
que cada cual crea tener o el historial anti lo que sea. No me refiero
en este caso a los gobernantes actuales o a los miembros del Partido
Comunista tan dados al despotismo. El caso es más serio de lo que parece
porque después de 56 años de dictadura comunista, cualquier venido a
menos se erige en poseedor de la verdad absoluta y excomulga, decreta,
sanciona y excluye a quien se le antoje de futuras e hipotéticas
asambleas constituyentes y gobiernos de transición frutos de su
imaginación calenturienta y no de un análisis desapasionado de la realidad.

Hay por ahí líderes opositores que incurren en el error de creerse
llamados por el destino o los dioses para disponer desde ahora quiénes
los acompañarán en la formación de asambleas y gobiernos. Para ser
opositores del castrismo son demasiado parecidos en argumentos y poses a
los personajes que hemos sufrido por más de cinco décadas.

Si se suma a esta actitud el divorcio entre el discurso opositor y los
intereses del ciudadano de a pie, vemos que las perspectivas a corto y
mediano plazo para formar partidos políticos viables son pocas. Se
requiere un cambio en la forma en que la oposición se ve a sí misma, un
cambio de arquetipos que los aleje de las tendencias totalitarias
heredadas, a la vez que un trabajo de proselitismo entre la población,
con programas atractivos en los que se tenga en consideración las
necesidades de la gente humilde y no solo los grandes proyectos en los
que las mayorías no se ven reflejadas, aunque sean aplaudidos en las
grandes ciudades del mundo.

Más que de políticos, como diría un colega, la oposición cubana está
compuesta de politólogos, estudiosos de la política, conocedores de cada
vericueto de la situación cubana por dentro y por fuera, llenos de
amores patrios y vacíos de ideas constructivas. La postura de un número
importante de opositores se reduce a "los Castro y los comunistas tienen
que dejar el poder, tienen que irse", lo cual no deja espacio para
posiciones intermedias ni transiciones pacíficas, pues a los Castro y
los comunistas por su parte solo les queda una opción, están renuentes a
dejar el poder y mucho menos irse a ninguna parte.

En realidad, el planteamiento de la retirada voluntaria de los
gobernantes suena bastante infantil, cuando en realidad lo que hay que
exigir al Gobierno es el diálogo y la negociación con el fin de
encontrar soluciones sin que se produzcan vacíos de poder ni explosiones
sociales ni invasiones salvadoras. Aunque cueste admitirlo, la oposición
cubana debe madurar como ente político para poder cumplir el papel que
le corresponde como factor promotor del cambio.

La ciudadanía está esperando por los líderes que salgan de su propio
vecindario, preparar estos líderes es tarea de la oposición pacífica, y
lo que se haga o no se haga en este sentido es de su absoluta
responsabilidad. La dinastía castrista no va a moverse ni un centímetro
hacia la democracia si no se le empuja, y el empujón tiene que ser desde
abajo.

Source: La oposición, las leyes y el pueblo | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1431551893_14550.html

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