Pages

Monday, May 11, 2015

EEUU-Cuba - lecciones de historia

EEUU-Cuba: lecciones de historia
José Azel

Tras el anuncio del presidente Obama de una reconciliación con el
régimen cubano, funcionarios del gobierno de EEUU destacan que promover
la pequeña empresa en Cuba es una pieza clave de la nueva política.

Los arquitectos de la nueva política EEUU-Cuba opinan que finalizar
incondicionalmente las sanciones económicas fortalecerá al sector de
trabajadores por cuenta propia en Cuba y así se fomentará una sociedad
civil más independiente del gobierno. Con el tiempo, explican, esa
sociedad civil más autónoma funcionará como agentes de cambio
presionando al régimen por un gobierno democrático.

Esa es una proposición etnocéntrica atada a un determinismo económico
que sobrevalora las variables económicas y no logra entender al régimen
cubano. Por ejemplo, quienes trabajan por cuenta propia en un sistema
totalitario se mantienen atados al gobierno por la propia existencia de
sus negocios. En un escenario totalitario el cuentapropismo no confiere
independencia del gobierno. Al contrario, los nuevos emprendedores se
comprometen con el gobierno por innumerables lazos burocráticos, y pocos
arriesgarían su sustento provocando a sus poderosos patrones.

La historia nos enseña lo que podemos esperar. Durante las protestas
estudiantiles en la Plaza Tiananmen en China, la comunidad de negocios
no salió en apoyo de los estudiantes. Más recientemente comprobamos una
situación similar en Hong Kong. Lamentablemente, esas comunidades de
comerciantes no deseaban arriesgar sus negocios y apoyar a los
estudiantes que promovían cambios democráticos. ¿Qué hace a los
funcionarios de la administración creer que una comunidad cubana de
cuentapropistas atada a un todopoderoso Estado actuaría diferente?

Quienes apoyan la nueva política creen que una masa crítica de
comerciantes hará muy difícil para el régimen, si no imposible, resistir
la presión social para el cambio. Es decir, miles de microempresas
operando en Cuba serían una fuerza invencible para el cambio. Desde esta
perspectiva de determinismo económico, los gobiernos bajo tales
presiones cambian o colapsan. De nuevo, no consiguen entender la
naturaleza del régimen cubano. Podemos instruirnos con la historia cubana.

Comenzando en los primeros días de la revolución y alcanzando el clímax
con la "Ofensiva Revolucionaria" de Fidel Castro en 1968, el gobierno
cubano se lanzó a un esfuerzo por eliminar toda la propiedad privada.
Primero fueron las expropiaciones de las empresas extranjeras, seguidas
por las de grandes negocios propiedad de cubanos, y finalmente toda la
actividad económica en 1968.

De acuerdo a estadísticas del gobierno cubano, 55,636 microempresas, la
mayoría de una o dos personas, fueron confiscadas. Entre ellas, 11,878
tiendas de víveres, 3,130 carnicerías, 3,198 bares, 8,001
establecimientos de comidas, 6,653 lavanderías, 3,345 talleres de
carpintería, 4,544 talleres de mecánica automotriz, 1,598 comercios de
artesanos y 1,188 sillones de limpiabotas.

Aun con este considerable sector privado en operación el régimen fue
capaz de ejercer control total. Incluso cuando ese sector privado tenía
recuerdos frescos de una imperfecta, pero significativamente libre, Cuba
anterior a Castro. Era una sociedad civil imbuida de los principios
políticos de la Constitución cubana de 1940 consagrando la libertad.
Pero esa sociedad civil fue incapaz de prevenir la comunización del país
o lograr cambios en el régimen.

No casualmente, y quizás correlacionado, este período fue el más
brutalmente represivo de la era de Castro, con miles de ejecuciones y
decenas de miles de prisioneros políticos con largas condenas. Podría
argumentarse que el cuentapropismo sin libertad política requiere una
represión intensificada para mantener el control. Por consiguiente, una
de las consecuencias de la nueva política podría ser el incremento de la
represión en Cuba.

El cuentapropismo que Cuba permite consiste en permisos para proveer
servicios en 201 actividades de subsistencia tales como reparar
sombrillas o pelar frutas. La mayoría de sus participantes son
individuos nacidos después de 1959 sin recuerdos vividos de libertades
políticas. Entonces, ¿sobre qué bases se plantea un cambio impulsado por
los nuevos cuentapropistas?

La experimentación controlada de laboratorio no está disponible para
cientistas sociales. Por tanto, nuestro análisis se basa necesariamente
en el uso de analogías, a veces tomadas de la experiencia histórica,
como hice más arriba. La nueva política EEUU-Cuba da margen al régimen
cubano para continuar negando libertades políticas. Es una formulación
complaciente que echa al lado expectativas de libertad sin ofrecer
siquiera una defensa basada en analogía para la tesis de que la libertad
podría llegar algún día como subproducto del cuentapropismo.

En los Estados Unidos, creemos en la presunción de la libertad. Sin
embargo, la nueva política abandona la exigencia histórica de los EEUU
sobre libertades políticas. Y así – como la obligación de probar que la
falta está en el acusador y no en el acusado– en el debate sobre esta
política, los que tienen la obligación de demostrar su eficacia son
quienes esquivan el principio fundamental de libertad. La defensa de la
libertad no necesita confirmación.

Profesor Senior en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos
de la Universidad de Miami, y autor del libro Mañana in Cuba.

jazel@miami.edu

Source: JOSÉ AZEL: EEUU-Cuba: lecciones de historia | El Nuevo Herald El
Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article20591094.html

No comments: