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Friday, May 08, 2015

De la línea de ferri a la línea de Internet

De la línea de ferri a la línea de Internet
YOANI SÁNCHEZ, La Habana | 07/05/2015

Hacia el otro lado del mar, ese punto en el horizonte donde ese instalan
los sueños de tantos cubanos, miraban ayer varios curiosos sentados en
el Malecón de La Habana. Horas antes se comenzó a correr la voz de que
Estados Unidos había autorizado "ciertas licencias específicas para
servicios de ferri con pasajeros" a Cuba. El rumor bastó para que muchos
juguetearan con la idea de cómo cambiaría este país si estuviera
conectado por barco a la otra orilla. Mil y una ilusiones se han
desatado en las últimas horas, aunque todavía falta que las cuatro
empresas navieras autorizadas por el Departamento del Tesoro reciban el
beneplácito de las autoridades cubanas.

No obstante, el efecto simbólico de esta flexibilización alcanza unas
dimensiones que trascienden el gesto político. Vivimos en una isla y eso
ha hecho que el mar tenga para nosotros el carácter de una frontera
insalvable, de una muralla que nos aísla del mundo. Cuando un cubano se
prepara para visitar otro país, muy pocas veces usa el verbo "viajar",
sino que apela a un vocablo más dramático: "salir". Tenemos que
saltarnos la insularidad para llegar a cualquier lado. Un catamarán que
llegue cada día a nuestras costas desde Florida rompe —al menos
metafóricamente— ese aislamiento geográfico tan usado con fines
ideológicos en el último medio siglo.

La gente en la calle espera, sin embargo, más que alegorías. Las
esperanzas están puestas ahora en que los viajes de los cubanoamericanos
a la Isla puedan abaratarse con la nueva conexión marítima. Muchos
sueñan con que en las bodegas de esas embarcaciones lleguen también
recursos para el emprendimiento privado, la agricultura y la vida
doméstica. "Las piezas que me faltan para el Lada", añoraba ayer Cheo,
un ingeniero devenido taxista, cuyo hermano le compró en Miami algunas
partes para su auto soviético pero aún no ha podido mandárselas porque
"pesan mucho y sale muy caro por avión".

En la tarde, dos hombres discutían en un atestado ómnibus acerca de si
el Gobierno cubano autorizaría que el embarcadero de los ferris
estuviera en La Habana. "Ni locos ellos permiten eso, muchacho", gritaba
el de más edad y de seguido argumentaba: "No van a dejar que entre aquí
un barco con bandera norteamericana, ¿tú te imaginas eso?". El joven,
sin embargo, llevó la conversación hacia sus intereses: "Lo que hace
falta es que, además de la línea de ferris, se embullen y nos pongan
también una línea de Internet". Y así concluyó con una risa irónica.

Los cubanos parecen dispuestos a recuperar el tiempo perdido. Encajar en
el mundo por todos los caminos que puedan. Convertir ese mar que fue
barrera durante tanto tiempo en la vía, el camino, la conexión.

Source: De la línea de ferri a la línea de Internet -
http://www.14ymedio.com/blogs/generacion_y/linea-ferri-Internet_7_1774692515.html

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