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Monday, March 09, 2015

Mujeres cubanas entre pobrezas y exilios

Mujeres cubanas entre pobrezas y exilios
Posted on 8 marzo, 2015
Por Carlos Cabrera Pérez

Muchas mujeres cubanas -al margen de su latitud geográfica e ideológica-
soportan un peso excesivo de responsabilidad y trabajo, debido a las
condiciones de pobreza de la isla, a lo complicado que resulta exiliarse
y establecerse en tierra extraña, y al ancestral machismo de la sociedad
contemporánea.

Cuba padece la disfunción de tener abundantes familias monoparentales
femeninas, en las que el hombre está ausente o es una figura borrosa
para los más pequeños, y han sido abuelas, madres e hijas las que han
tirado del carro para resistir los embates de la pobreza.

En el exilio cubano -especialmente el segmento ocasionado por la crisis
económica de los años 90 que aún persiste- muchas mujeres han tenido que
cargar con la responsabilidad y el peso de sacar adelante a su familia
más cercana y ayudar, en todo lo posible, a sus familiares en la isla.

Matrimonios con extranjeros

Aunque no existen cifras al respecto, a los hombres exiliados se nos ha
hecho más cuesta arriba la implantación y consolidación en un trabajo
que genere renta, estabilidad y bienestar; mientras que las mujeres -en
muchos casos indocumentadas aún- han desempeñado trabajos de criadas,
camareras, cuidadoras de ancianos y enfermos crónicos en hospitales y
hogares, además de ocuparse de sus maridos e hijos, en el caso de tenerlos.

Las llamadas "jineteras", repudiadas por buena parte de la hipócrita
sociedad cubana (la de la isla y el exilio), no solo han tenido que
convertirse en una fuente principal de sustento familiar, algunas de
ellas en la edad en que aún soñaban con tener una muñeca bonita y un
príncipe azul.

Por otra parte, muchas de las mujeres cubanas que han emigrado mediante
la fórmula de matrimonios con extranjeros (sean de conveniencia o no)
han tenido que soportar el cambio que implica adaptarse a normas y
costumbres de una sociedad radicalmente distinta y hasta cierta
discriminación y recelos por parte de la familia directa y el entorno de
sus maridos.

Durante años, el castrismo se ha prestado al macabro juego de intentar
transmitir al mundo la imagen de una isla alegre, sensual,
desprejuiciada, con funestas campañas turísticas basadas en el ron, las
mulatas y las maracas; entre otros atributos de una Cuba que solo
existen en esos creativos de publicidad.

¿Cubana de Cuba?

Con esas falsas imágenes, no son pocas las mujeres cubanas que han
tenido que soportar y afrontar comentarios ofensivos sobre su supuesta
condición sexual, curiosamente de boca de tipejos que no se atreven
siquiera a piropear a otra mujer de su propio país y son consumidores
habituales de prostitutas.

De hecho, varias mujeres cubanas exiliadas y que no responden a la
imagen prefabricada que muchos extranjeros tienen de Cuba, cuentan,
sonriendo, la extrañeza que muestran los ignorantes cuando ellas les
dicen que son cubanas; y –en algunos casos- no falta la estupidez
reiterada: ¿pero cubana de Cuba?

Con estas desventuras, será fácil colegir la injusticia y el sufrimiento
que han padecido las mulatas y negras cubanas en todos estos años de
hambre, falta de libertad y rapiña de hombres extranjeros. En
determinados ambientes españoles –por ejemplo- no es raro escuchar a
hombres decir que prefieren a mujeres extranjeras porque son "más
sumisas" que las españolas.

Y su angustia –además de injusta y machista- obedece más al nuevo papel
de vanguardia sociológica que desempeñan las mujeres en sociedades
libres y desarrolladas, que ha invertido los roles y atemorizado a
muchos hombres, que a una real pasión por mujeres extranjeras, a las que
presumen inferiores, porque ganarían un salario menor que ellos; e
indefensas, porque están lejos de sus patrias.

Un tributo pendiente

Cuando pase el tiempo y se reposen las emociones, Cuba debería rendir
tributo a todas sus mujeres, al margen de su filiación política y
geográfica, e incluir en ese homenaje a las llamadas "jineteras" y a
aquellas que se casaron con extranjeros para emigrar e intentar dar una
vida mejor a sus familias, aunque muchas no lo han conseguido por esa
vía, sino por su talento y capacidad.

Una crisis económica sistémica, como la que padece Cuba, provoca pobreza
y marginación. Pero la crisis ha sido especialmente cruenta con las
mujeres, que han hecho de tripas corazón y enfrentado la adversidad con
mayor resolución que muchos hombres.

Por ejemplo, una señora que apoya al castrismo, sigue teniendo la
responsabilidad de atender a su familia, con especial dedicación a sus
nietos e hijos. Algunas han enviudado o llevan años solas porque sus
maridos, también castristas, se alejaron del hogar inicial y crearon
otros, emigraron o se inxiliaron con la ayuda del alcohol y otras muletas.

Una crisis estructural como la que padece el capitalismo debido a los
injustos excesos de la oligarquía financiera, genera más pobreza y
desigualdad, y alcanza muy pronto a los trabajadores inmigrantes y,
especialmente, a las mujeres.

Atrapadas en la adversidad

Claro que en todos los ámbitos hay excepciones; y hay matrimonios y
parejas que han afrontado, juntos y sin fisuras, la adversidad de vivir
en una Cuba empobrecida, la emigración, la incomprensión, y la felicidad
y la tranquilidad de poder ayudar a sus padres, madres, abuelos e hijos
de anteriores enlaces. Pero ello no ha librado a la mujer de soportar
una carga específica diferente a la de los hombres.

Obviamente que los discursos oficiales y las crónicas rosas que no
faltarán este 8 de marzo en Cuba y en otros lugares del mundo obviarán
las injusticias que padecen aún muchas mujeres y, en muchos casos, se
darán por satisfechos, porque cumplen equis preceptos de Naciones Unidas
y otras entidades internacionales.

Pero la humanidad hace años descubrió que la estadística es una
disciplina que sirve para probar una cosa y justo lo contrario; por
tanto, no se trata de convenciones y tratados, sino de algo tan sencillo
de asumir la desigualdad entre hombres y mujeres, siempre a favor de
ellas. Pero ello implicaría hacer una revolución y -lamentablemente- la
Magdalena no está para tafetanes.

Source: Mujeres cubanas entre pobrezas y exilios | Café Fuerte -
http://cafefuerte.com/cuba/22820-mujeres-cubanas-entre-pobrezas-y-exilios/

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