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Sunday, March 15, 2015

El rescabucheador del hospital

El rescabucheador del hospital
En cada consulta de ginecología en Cuba se mantiene un nivel de
irrespeto elevado. Si te quejas, te dicen: "¡Si todas tienen lo mismo!",
"¿qué es lo que tú quieres que no se vea?", o "¿qué tienes tú diferente?"
viernes, marzo 13, 2015 | Iris Lourdes Gómez García

LA HABANA, Cuba. -Mi papá cuenta que cuando mi mamá estaba embarazada,
allá por los años 70 del pasado siglo, en Cuba se sucedían los apagones.
Cuando ella acudía al médico para un reconocimiento, la doctora, para
alumbrar la sala, abría la ventana. "No te preocupes, lo que queda al
frente es un edificio abandonado", les decía a las pacientes que, de
pronto bajo la luz exterior, se encontraban como protagonistas de un
show pornográfico.

Él no me lo dice, pero me imagino que mi padre tenga pesadillas
recurrentes en las que aquel edificio estaba lleno de espectadores
agazapados, que disfrutaban de un show con mucha variedad, dada la
cantidad de mujeres que se atendían diariamente en aquella consulta. El
único consuelo que aún le queda es que a las "artistas" no se les veía
el rostro.

Cuarenta años después, en cada consulta de ginecología en Cuba se
mantiene un nivel de irrespeto elevado. Pasando por alto los grupos de
estudiantes de medicina que aparecen de pronto cuando ya la paciente
está "en posición comprometedora", está el asunto del entra-y-sale de
personas que a veces pasan hasta para saludar. La ausencia de una
sabanita durante el reconocimiento, hace una grandísima diferencia.

A veces, el doctor no abandona el local mientras la paciente se viste. Y
así, una serie de malos procedimientos relacionados con la privacidad de
las mujeres, agravados por el hecho de que si una se queja, la mayoría
de las veces la respuesta es algo parecido a: "¡Si todas tienen lo
mismo!", "¿qué es lo que tú quieres que no se vea?", o "¿qué tienes tú
diferente?".

En enero de 2014, el Hospital Ginecobstétrico Ramón González Coro,
además de estar atestado (por tener que suplir la demanda de del
hospital Maternidad de Línea, que estaba cerrado), se hallaba también en
reparación. Allí fui a dar con mis contracciones, a la sala de
prepartos, y al llegar noté que por fuera de las ventanas de cristales
había hombres trabajando. En la parte de adentro, subidos detrás de una
pared, se veían cabezas de hombres que estaban repellando.

Habían dispuesto camas y sillones para cualquiera, o sea, cuando te
tocaba el reconocimiento te podían subir en cualquier cama. La salita de
al lado de la mía tenía varias parturientas con sus acompañantes,
muchachos estudiantes, doctores y personal de todo tipo, además de las
cabezas repellando. Al rato de llegar escuché a una pujando, y resultó
que el procedimiento en ese momento era pujar delante de todo el mundo y
cuando ya estabas lista, te llevaban para el salón de parto.

A muchas se les salía el muchacho en el preparto, no entendí nunca ese
procedimiento. Por suerte, cuando me tocó, ya era de noche, y los
obreros y estudiantes se habían ido en su mayoría. Las muchachas habían
parido casi todas y pude dedicarme a lo mío con la presencia de mi mamá
y alguna ayudante, nadie más.

Lo más triste sigue siendo que todas las afectadas dan esta situación
como natural. Nadie se queja ni reclama nada; no creen que puedan
hacerlo cuando el servicio es gratuito, o sea, te lo están regalando.

Ayer iba caminando por la calle y vi que de una ambulancia bajaba una
camilla con una ancianita en su bata de casa. Por supuesto, sin una
sabanita que le tapara las piernas. Me imaginé que de ser yo su
pariente, hubiera reclamado algo para taparla. Sin embargo, ya imagino
la respuesta: "¡Ay, mija, sábana para qué; a esa edad quién va a estar
vacilando a esta señora…!"

Source: El rescabucheador del hospital | Cubanet -
http://www.cubanet.org/actualidad/actualidad-destacados/el-rescabucheador-del-hospital/

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