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Friday, March 13, 2015

Cómo se viven las elecciones en Cuba?

Voces desde Cuba: ¿cómo se viven las elecciones en Cuba?
Alejandro Rodríguez
Especial para BBC Mundo
12 marzo 2015

En Cuba no hay muchas diferencias entre un año de elecciones y otro
cualquiera. Ahora se vive el proceso de nominación de candidatos a
delegados (comentado por Yuris Nórido en la entrada anterior), pero lo
que se conoce como "ambiente electoral" apenas se ajusta al molde de un
antiguo protocolo, carente de sorpresas y emoción.
Algunos dirán que se debe a que en realidad los cubanos no tenemos
elecciones (no votamos directamente para elegir al Presidente del país),
pero sí las tenemos… con Ley Electoral y todo.
Sin embargo el proceso nunca deriva en cambios trascendentales, pues muy
poco logra el empuje ciudadano o el de los poderes locales: todo queda a
la espera de una orientación superior. El exceso de centralismo es un
problema reconocido por el gobierno, pero carece de agenda concreta para
su solución.

Meses atrás— y respaldando un discurso del Presidente Raúl Castro— la
prensa oficial desarrolló una intensa campaña contra las indisciplinas
sociales, culpando al ciudadano común y tratando el asunto a la ligera,
insensible ante a las causas subyacentes.
"Si el gobierno pudiera disolver al pueblo y elegir un pueblo nuevo, lo
haría", me comentó alguien en la calle.
El Parlamento cubano (Asamblea Nacional del Poder Popular) es famoso por
reunirse un par de veces al año, legislar poco, y dedicarse a aprobar
por unanimidad los Decretos y Resoluciones que emanan de los Consejo de
Estado y de Ministros. Luego la falta de entusiasmo ciudadano ante sus
derechos electorales es bastante natural.
Otros pensarán que esa es solo mi opinión. Argumentarán que más del 95 %
de los cubanos acuden a las urnas cuando son convocados —aunque el voto
es voluntario— y contrastarán el hecho con el creciente abstencionismo
en las sociedades capitalistas.

Y es cierto el dato, pero no significa que el 95 % de los ciudadanos
estén conformes con el sistema electoral, o se sientan protagonistas de
los destinos del país. El principio de voluntariedad en Cuba tiene
matices muy propios, acaso con más arraigo en la conducta autómata que
en la participación responsable.
La Ley obliga a que todos los representantes rindan cuentas periódicas
ante sus electores, pero la condición aplica solo para representantes
locales, pues los altos funcionarios no suelen pararse en el vecindario
que los nominó a dar explicaciones sobre lo que hacen o dejan de hacer.
Por otra parte, un delegado de circunscripción es considerado exitoso si
logra que en la panadería del barrio se robe menos y se fabrique el pan
con el gramaje normado. Pero cada vez a menos gente le interesa el pan
de la canasta básica.
Los cambios en la economía propiciaron que muchas familias ahora
prefieran dedicarse a conseguir dinero para pagar un pan de calidad— en
tiendas no racionadas o de productores privados— antes que a nominar a
los vecinos más capaces para encarar el asunto.
Otras familias no pueden hacerlo, pero igual se resignan: saben que el
delegado, con suerte, gestionará la calidad del pan, pero solo durante
un tiempo, pues los problemas del barrio regresan pronto a su estado
original.

Entre los cubanos predomina el criterio de que el Partido Comunista de
Cuba (PCC) es quien manda, al asumir funciones que corresponderían a las
Asambleas.
Como ejercicio de confirmación pregunté a varios ciudadanos dónde
quedaba el edificio sede del gobierno de la ciudad (Asamblea Municipal),
y luego dónde quedaba la sede provincial del Partido Comunista. Casi
todos sabían la respuesta a la segunda pregunta, pero solo algunos
pudieron responder la primera.
El resultado fue similar cuando pedí los nombres del Presidente del
gobierno y del Secretario del Comité Provincial del Partido.
Otras razones revelan lo mismo: cuando los disidentes pintan carteles
"antigubernamentales", no refieren en ellos a jefes de gobiernos
locales, sino a los dirigentes del Partido; y cuando la gente quiere
protestar con fuerza por algo, no remite sus quejas al gobierno, sino al
Partido y sus medios de prensa.
Aunque la organización política de marras no selecciona ni decide
quiénes integrarán el gobierno, su impronta en los destinos del país (y
en los de cada centímetro del espacio nacional) es absoluta e indiscutible.
Sus miembros y dirigentes no son seleccionados por los ciudadanos.
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Entradas anteriores de Alejandro Rodríguez
Alejandro Rodríguez es un joven cubano emprendedor, que dejó el
periodismo para dedicarse a su negocio privado. Vive en Camagüey, una
provincial en el centro de la isla.

Source: Voces desde Cuba: ¿cómo se viven las elecciones en Cuba? - BBC
Mundo -
http://www.bbc.co.uk/mundo/blogs/2015/03/150312_voces_desde_cuba_alejandro_rodriguez_elecciones

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