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Wednesday, March 18, 2015

China en Cuba, una piedra en el zapato (II)

China en Cuba, una piedra en el zapato (II)
BEATRIZ DE MAJO
18 DE MARZO 2015 - 00:01

Después de Venezuela, el segundo socio comercial de Cuba hoy es China.
La evolución de sus intercambios para llegar hasta allí ha ocurrido
durante la última década y ha sido a expensas de la relación tradicional
de la isla con México y con el continente europeo.

Solo fue hace 15 años cuando Pekín comenzó a prestarle atención
creciente el enclave caribeño, a pesar de haber tenido relaciones
formales por más de 5 décadas. En ese entonces se percataron de que el
fin de la gravitación rusa sobre la isla le abría a China una ventana de
oportunidad en la región… y recogieron el guante.

Un género de relación similar a la que armaron los chinos hasta hoy con
Venezuela les permitió insertarse aceleradamente en el comercio y las
inversiones: créditos por montos elevados para el tamaño de la economía
y en condiciones muy preferenciales favorecieron las importaciones hacia
la isla de productos chinos. Sabiamente planteaban los chinos a los
cubanos que esta era una forma que les ayudaba a sortear los efectos del
embargo norteamericano que tanto penalizó a la economía hasta la
aparición en el escenario de la dadivosa Venezuela revolucionaria.

A partir de inicios de siglo los chinos hicieron que el comercio
binacional creciera desde 440 millones de dólares en 2001 hasta cerca de
2.000 millones en el año 2014, con un perfil comercial muy favorable al
lado chino. Esta compra de Cuba materias primas y productos de bajo
procesamiento –níquel, azúcar y tabaco– mientras le vende bienes
manufacturados, como productos electrónicos y componentes para la
construcción.

Una vez que las reformas económicas impulsadas por Raúl Castro se
explicitaron, el interés de China se exponenció estimulado también por
las facilidades otorgadas a la inversión extranjera en la zona del
Mariel, futura zona franca a pocos kilómetros de La Habana.

La sintonía ideológico-politica de estas dos economías comunistas
controladas por el Estado ha contribuido en los últimos años a que el
Estado débil se torne dependiente del fuerte, y que el fuerte
tentacularice su penetración.

Hoy, por ejemplo, la gravitación china en el sector del níquel es
determinante. China es el primer consumidor mundial, al tiempo que Cuba
es el más importante productor global. La participación de ambos lados
es paritaria en la inversión para el desarrollo de la extracción y
procesamiento del mineral, pero son los asiáticos quienes financian el
negocio y construyen la infraestructura y el sistema de distribución
para facilitarlo. Algo similar ocurre también en el terreno petróleo,
salud, biomedicinia, telecomunicaciones, transporte y puertos. Todo esto
sumado representa no poca cosa.

En definitiva, China está determinada a pisar fuerte en la economía
cubana. Es su Pica en Flandes. Ello le aporta dividendos en el campo de
lo económico, porque le asegura el acceso a materias primas necesarias
pero, además, Pekín se establece en el corazón de América Latina como
una alternativa frente a los otros grandes actores de la economía
mundial. No es una casualidad que el petróleo sea un objetivo y que la
refinería de Cienfuegos haya capturado su atención ahora que Venezuela
–el otro socio cubano en la ampliación– no cuenta con los recursos para
seguir adelante en el proyecto de modernización y ampliación por la
descolgada mundial de los precios petroleros.

Para los cubanos, la presencia china en la isla representa un salvavidas
providencial ante el debilitamiento de sus benefactores venezolanos de
los últimos tres lustros. Para otros en la región, una tan alta dosis de
China en el Caribe sigue siendo una molesta e inconveniente piedra en el
zapato.

Source: China en Cuba, una piedra en el zapato (II) -
http://www.el-nacional.com/beatriz_de_majo/China-Cuba-piedra-zapato-II_0_593340844.html

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