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Monday, January 12, 2015

Tania, la verdadera

Tania, la verdadera
ANDRÉS REYNALDO | Miami | 12 Ene 2015 - 8:05 am.

Tania Bruguera obligó a la dictadura a mostrar sus cartas al principio
de un nuevo juego con los americanos.

Tania Bruguera intentó abrir por unas horas un espacio artístico libre
en La Habana y acabó confirmando, una vez más, que toda Cuba es un
espacio político y cultural cerrado. A cal y canto.

La instalación de una tribuna en la Plaza de la Revolución, con sus
micrófonos disponibles por un minuto a cualquier cubano de a pie, era
una flagrante provocación restauradora, o sea, contrarrevolucionaria,
dicho en el más sublime sentido de la palabra. Se trataba, nada más y
nada menos, de recobrar el cauce de la voz ciudadana en la sede
simbólica y administrativa de la dictadura. De realizarse, hubiera
devuelto a ese escenario un relámpago de su original concepción de Plaza
Cívica. Aunque la calle sigue siendo de Fidel (ahora es más bien de Raúl
y su hijo Alejandro) Tania propuso, por unos instantes, que la plaza
volviera a ser de todos. Primera ocasión desde el 31 de diciembre de
1958. Insisto en la fecha, malgré Batista.

Estamos hablando de un golpe de Estado poético. El asalto a Palacio por
el flanco lúdico. Pero Raúl sabe que con esa cosas no se juega. Forzada
a actuar frente a una expectante opinión mundial contra una obra que
todavía no se había producido y una artista premiada por la dictadura,
la policía tiene que hacerse acompañar de una turba especializada: la
sección de artes plásticas de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba
(UNEAC). Por supuesto, Tania comprende que su performance no iba a
cambiar a Raúl. Al contrario, refuerza su miedo al cambio. Miedo que se
tradujo, como es ley, en represión. Chillón y laxante miedo a un
micrófono abierto por un efímero minuto. Sin embargo, tanto la propuesta
de la performance como su aparatosa censura, desaloja a los artistas y
escritores oficiales de su mezquina zona de confort.

Como observa Néstor Díaz de Villegas, por fin el arte estuvo al lado de
la resistencia. Tania avanzó hacia el punto de fricción absoluta entre
las posibilidades de expresión dentro del castrismo y la esencial
relación referencial del artista con su lugar y el espíritu de su
tiempo. Díaz de Villegas advierte lúcidamente que no es una
confrontación de arte contra política, sino de arte contra arte. La
contraperformance de Raúl trasciende la fulminante operación represiva y
la inapelable manipulación de todo ciudadano al propósito de la
propaganda dictatorial. Es el grito de impotencia de una estética que ya
carece de realidad. El Artista en Jefe no quedará satisfecho con una
simple prohibición. Aquí es necesario un escarmiento.

Aun en su más radical vocación escapista, el verdadero arte ilumina el
accidente, la contingencia y la cotidiana perplejidad de la vida, así
como las limitaciones del momento y el discurso intelectual. Tania
mostró, al igual que el affaire Padilla, la imposibilidad insular de
crear en libertad. A su vez, expuso la corrupta conciencia del arte y la
literatura oficial. Al renunciar a la membresía de la Unión de Artistas
y Escritores de Cuba (UNEAC), les dice a sus colegas: "Tienes un carnet
de la UNEAC porque no te sales de tu celda, aunque vivas en París,
malvivas en México o seas famoso en España". Les dice: "Si tienes un
carnet de la UNEAC se debe a que todavía mereces un carnet de la UNEAC".

La respuesta de la UNEAC y el empantanado silencio de la mayoría de los
creadores en la Isla tiene una primaria lectura policíaca, bajo
consigna de la Seguridad del Estado, que es el órgano rector de la
cultura nacional. Y la otra lectura es canónica. Tania atentó contra el
filisteo ideal de los pintores que comparan a Fidel con Apolo, los
novelistas que exaltan a los detectives de la Policía Nacional
Revolucionaria, los trovadores que firman peticiones de fusilamiento,
las poetisas que rizan el rizo de las medias tintas y los cineastas que
nos venden por audacia contestataria las más permisivas moralejas
castristas.

¿Quién dijo que no fue un éxito la performance? Han pasado los días,
quizás pasarán los años, y nadie olvidará que Tania obligó a la
dictadura a mostrar sus repugnantes cartas al principio de un nuevo
juego con los americanos. Por si fuera poco, consiguió quebrar un par de
poleas de esa inmoral línea de ensamblaje totalitario que convierte la
sangre y el lodo en fresa y chocolate.

Source: Tania, la verdadera | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1421022626_12253.html

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