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Tuesday, January 27, 2015

Marionetas

Marionetas
Los cubanos, al término de la guerra civil de 1898, no se juzgaban
capaces de resolver solos sus diferendos políticos, como tampoco lo
parecen ahora al final de la dictadura
lunes, enero 26, 2015 | Fernando Nuñez

PARÍS, Francia. — ¡Cómo me gustaba el teatro guiñol! Los de mi
generación recuerdan sin dudas lo difícil que era hacerse con una
entrada para disfrutar de un espectáculo en aquella reducida y
refrigerada sala. El disgusto que ha manifestado ayer una parte de la
prensa acreditada durante la primera conferencia de prensa de Roberta
Jacobson, no sé por qué, me ha recordado la frustración que sentía
cuando se acababan las localidades con apenas una persona delante. Era
la hora del berrinche sonado y del helado consolador en el Coppelia.

Los cubanos, al término de la guerra civil de 1898, no se juzgaban
capaces de resolver solos sus diferendos políticos, como tampoco lo
parecen ahora al final de la dictadura. Porque no nos equivoquemos, eso
es lo que acaba de suceder. El deshielo entre la Habana y Washington
significa que el castrismo tal y como lo conocíamos, construido sobre la
quimera de una hostilidad inexistente entre los dos países, está muerto.
Ya nada será igual que antes. Incluso si se da el posible caso de un
retroceso, pues Los Estados Unidos han declarado por la boca de la
inefable Roberta Jacobson, que el diálogo abierto esta semana es más
importante que cualquier presupuesto ideológico o accidente factual.

La posición oficialista la resume un comunicado de dos párrafos, donde
además del sempiterno tema del Embargo, se aclara que pase lo que pase,
las relaciones entre los dos países nunca volverán a ser lo que eran
antes de 1959. No olvidemos que la soberanía compartida durante 59 años
con el poderoso vecino por los triunfadores de 1898, condujo a la actual
dictadura. Y que si esta ha conseguido mantenerse hasta hoy, es porque
básicamente se fundamenta y justifica en este hecho incontrovertible.
Por muy insoportable que parezca, la verdad es que aceptando sin
condiciones el diálogo ofrecido por Raúl Castro, 117 años después de la
ocupación militar de la isla, ha quedado claro que los Estados Unidos
reconocen por fin la independencia de Cuba.

El enorme paso simbólico de Obama, hace olvidar que el problema cubano
sigue siendo el mismo de hace cien años, a saber, cómo van a vivir
juntos negros y blancos sin tirarse los trastos a la cabeza. La
sociedad civil no necesita organizarse porque no existe, necesita
crearse. Ni el señor Rodiles ni la señora Vidal representan al pueblo de
Cuba que siempre ha sido ninguneado. Los Estados Unidos no pueden
ofrecer ya nada más a los cubanos. Ese trabajo que está por hacer les
pertenece. ¿Cómo? ¡Ni idea! Pero lo cierto es que mientras no se lleve a
cabo de una vez, las posturas de unos y otros quedarán en meros
esperpentos que no pasan de patéticos berrinches. Marionetas en un
Teatro Guiñol de nuestro tiempo pero sin el consolador helado del Coppelia.

Source: Marionetas | Cubanet -
http://www.cubanet.org/colaboradores/marionetas/

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