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Sunday, January 11, 2015

Esperando la carroza

Esperando la carroza
JORGE ENRIQUE RODRÍGUEZ | La Habana | 11 Ene 2015 - 11:50 am.

Cualquier despliegue policial es una razón para la sospecha ciudadana
sobre la muerte de Fidel Castro.
No son pocos los que se apertrechan de bebidas alcohólicas pues, 'de
seguro las desaparecen cuando den la noticia'.

La expresión se ha vuelto divertidamente irrespetuosa en los últimos
tres días. El rumor de que Raúl Castro, a través del Centro
Internacional de Prensa (CIP), había convocado una conferencia de prensa
para la mañana del 9 de enero, desató entre la población las más
diversas lucubraciones en torno al motivo único de la supuesta
convocatoria: anunciar el deceso de su hermano.

Ni siquiera desmentida la conferencia, por el propio CIP, se ha podido
detener la avalancha de "libertinaje" —entendiendo la sacralidad, casi
inverosímil, de Fidel Castro— con que se abordan cada una de las
conjeturas al respecto. En las esquinas de los barrios no hay rostros
graves, ni voces quebradas, ni gestos afectados.

La realidad es que mientras la opinión pública internacional se
pregunta: "¿cómo acogerá el mundo este deceso?", en Cuba todo gira
alrededor de otra cuestión muy distinta: "¿desde hace cuánto se ha
ocultado este deceso?"

"De buena tinta me enteré, hace un mes, de que 'el hombre' está en
condición médica muy grave", confiesa un trabajador. "Incluso hay
rumores extendidos de que se estaban organizando preparativos en Birán
desde hace rato. Tengo unas amistades por allá por Holguín, pero no han
podido verificarme estos detalles. Aunque no suena nada ilógico que su
descanso final, quizás por una directiva del Partido, sea en el terruño
natal".

Cualquier despliegue policial —francamente un paisaje común en las
calles— es una razón para la sospecha ciudadana. No son pocos, incluso,
los que se apertrechan de bebidas alcohólicas porque, "de seguro las
desaparecen de ocurrir 'lo peor'".

Tampoco resultan pocos los que afirman estar en contacto, "como nunca y
en directo", con familiares en el exterior que "están al tanto de la
noticia". Cosa esta contradictoria porque la proliferación de 'la
antena', a la que cariñosamente los cubanos llamamos "el Canal Educativo
3", ha resultado en alternativa informativa, aunque a discreción. Todo
cubano, si no la alquila, tiene un vecino que sí y dispuesto, al menos,
a mantenernos informados con las noticias de los canales 23 y 51, de
allende a 90 millas.

Para Luis, taxista de la terminal 3 del Aeropuerto Internacional en La
Habana —y como le informa a dos turistas incrédulos— "'la cosa' ya
ocurrió. De eso estoy convencido… igualito que cuando lo de Chávez. Solo
que están preparando el escenario para que no haya bele bele, porque
como dice el dicho: 'tranquilidad viene de tranca'".

Pero siendo justos, los rumores tanto de la gravedad médica como de la
ocultación del deceso, se originaron desde mucho antes, con la llegada a
Cuba del primero de "los cinco". Para quien expresara la máxima: "solo
les prometo una cosa: volverán", no haber participado en los protocolos
de rigor —que él mismo impusiera, más allá de sus potestades como
mandatario— ha resultado en un detalle significativo que ninguna agencia
de prensa extrajera ha pasado por alto.

Que tampoco acudiera a la llegada de los últimos tres, o que no
reflexionara en referencia a las declaraciones de Obama del pasado 17 de
diciembre, fundamentaron estas teorías.

"Puede parecer un poco paranoico, pero la presentación, el propio día 9,
del nuevo portal web Cubacusa, que dicen servirá como plataforma sobre
el desarrollo del conflicto entre Cuba y Estados Unidos, es una señal".

La argumentación es de José Carlos, webmaster de una de las entidades
auditoras subordinada a Contraloría de la República. "Para mí el deceso
no ha ocurrido, pero los últimos acontecimientos indican que, al menos,
su condición de salud es irreversible.

Este nuevo sitio de Cubacusa supone mantener vivo un conflicto en el que
ya ningún cubano cree, mucho menos después del 17 de diciembre. Se
necesita todavía un enemigo exterior que funcione como distracción para
eclipsar cualquier sobresalto nacional cuando ocurra lo inevitable.
Mantener vivo ese conflicto no puede hacerlo Raúl Castro de manera
frontal porque, políticamente, no le conviene quedar como enemigo de un
restablecimiento de relaciones que los cubanos llevan pidiendo a gritos
en las últimas dos décadas. Obama le ha dado un jaque mate al Gobierno
de La Habana que lo obliga a pensar con sumo cuidado cualquier decisión".

Las preocupaciones actuales de los cubanos, activadas por los recientes
rumores, se distancian de modo significativo de aquellas formuladas hace
treinta años, cuando la pregunta retórica era: "¿cuál será el destino de
Cuba, como nación, cuando Fidel Castro, de algún modo y por cualquier
razón, no esté en el poder?"

Las preocupaciones de ahora cristalizaron en 2007, con el inicio de las
"reformas" de su hermano. El destino "como nación" dejó de ser la
premisa. Ahora la cuestión es individual: "¿en qué medida perjudica o no
a mi negocio que las relaciones entre Cuba y Estados Unidos se normalicen?"

Aunque pueda parecer increíble, para una Cuba que solo conocía de
relaciones económicas reales con la URSS, Venezuela y China, los dueños
de restaurantes y cafeterías de lujo no ven con buenos ojos que mañana
los grandes emporios de comida rápida se conviertan en la competencia
dentro de la Isla.

Lo cierto es que desde hace tres días, y como nunca, todos están atentos
al Noticiero Nacional de Televisión. Esperando la carroza; cualquier
señal que indique lo que supone para los cubanos, y para el mundo, el
más grande acontecimiento del hemisferio.

Y cuenta, por qué no, hasta el relato de un turista, profesor de español
en una universidad inglesa, mientras comparte una cerveza en el Siete
Mares: "tal vez suceda como en España cuando Franco murió…
inmediatamente quitaron las revistas panfletarias de los estanquillos y
se colocaron revistas pornográficas".

Cierta o no la anécdota, la metáfora no está mal.

Source: Esperando la carroza | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1420973444_12245.html

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