Pages

Saturday, January 17, 2015

El Teatro Blanquita, sería el Karl Marx

El Teatro Blanquita, sería el Karl Marx
Manía revolucionaria de cambiarlo todo, de arrasar símbolos y
costumbres. Balnearios como el Miramar Yath Club y el Casino Español,
confiscados, fueron convertidos en Círculos Sociales. Deteriorados o
destruidos corroboran el refrán: "Propiedad de todos, propiedad de nadie"
viernes, enero 16, 2015 | Reinaldo Emilio Cosano Alén

LA HABANA, Cuba. — Manía revolucionaria de cambiar, arrasar, símbolos y
costumbres populares antiguas. La Revolución Francesa, cambió hasta los
nombres de las Estaciones. La revolución soviética eliminó incluso el
nombre del país, afortunadamente retomado setenta años después.

En Cuba cambiaron los nombres de calles, pueblos, provincias, centrales
azucareros, accidentes geográficos, marcas industriales. Todo reciclado.
Lo cambiaron todo.

El Teatro Blanquita

"La inauguración del teatro "Blanquita", el de mayor capacidad entre los
coliseos teatrales del mundo, con su gran pista de patinaje en hielo
sobre su escenario, marcó la vida cultural de La Habana. Así lo expone
el "Anuario 1948, Suplemento de el diario "El País": El "Blanquita", con
6 600 lunetas, pista de patinaje y cafetería para doscientos clientes
superaba en 500 asientos al "Radio City Hall", de Nueva York,.

Sarita Montiel, estrella de la película El Último Cuplé (26 semanas en
el cine Radiocentro) impresionada por el tamaño del Blanquita, exclamó
durante su actuación en 1958: "Me siento pequeñita. La sala es tan
grande que puede volar un avión".

El Blanquita se salvó del abandono por su capacidad, muy a propósito
para actos políticos y culturales masivos como convenía al nuevo régimen
populista que tomó el poder en 1959. Claro, las nuevas autoridades al
confiscarlo no admitieron el nombre de Blanca Maruri esposa de Alfredo
Hornedo, senador de la República y director-fundador del periódico "El
País". La altruista dama, que salvó de la miseria a muchas familias y
concedió becas a jóvenes sin fortuna, no pudo asistir a la inauguración
del templo cultural: murió poco antes de la inauguración del coliseo, el
17 de mayo de 1948.

Teatro Karl Marx

Re-bautizado "Teatro Chaplin" en 1960 en honor al genial actor y
director de cine, pronto el nombre se cambió por "Karl Marx" –ideólogo
supremo de la doctrina comunista– como convenía a esa tribuna política.
Fue sede en 1975 del Primer Congreso del gobernante y único Partido
Comunista.

Pero el "Blanquita" no pareció suficiente al Comandante quien ordenó
construir el "Palacio de Convenciones", inaugurado en 1979 para la
Cumbre de Países No Alineados.

El "Blanquita" no es excepción de símbolos trastrocados después de 1959,
aunque tuvo mejor suerte que tantos otros edificios patrimoniales
incautados, abandonados, desplomados, como el emblemático, Teatro
Campoamor, también en La Habana.

El "Cristo de La Habana", la mayor escultura del planeta realizada por
una mujer, la escultora cubana Jilma Madera (1915-2000), con 24 metros
de altura y 320 toneladas, de mármol de Carrara, inaugurada el 25 de
diciembre de 1958 estuvo a punto de desplome por falta de mantenimiento
constructivo y por rayos. Se reparó impulsado por fuertes críticas en
medios extranjeros. Emplazada en una colina de la bahía habanera,
simbólicamente da la bienvenida a nacionales y extranjeros. Sin embargo
no pudo consolidarse como alegoría capitalina. Su significado fue
transferido al Monumento a José Martí en la Plaza Cívica, nombre también
cambiado tempranamente por Plaza de la Revolución.

El Palacio Presidencial, despojado de sus funciones originales fue
transformado en Museo de la Revolución.

El Capitolio Nacional, antigua sede del Congreso de la República,
aborrecido desde el primer día de enero de 1959, sede posteriormente de
la Academia de Ciencias, cayó en total abandono. Ahora es rehabilitado
con enorme costo.

El Gran Centro Asturiano, sociedad cultural confiscada a esa comunidad
ibérica está convertido en museo.

Los gallegos perdieron también su majestuoso Centro Gallego, construido
a principios del siglo XX, alrededor del Teatro Tacón, (en la República
Teatro Nacional, luego de 1959, Teatro Estrada Palma y por último García
Lorca). Hoy los salones de baile de esa sociedad española y la gran sala
teatral, pasaron a ser parte de El Gran Teatro de La Habana.

"Propiedad de todos, propiedad de nadie"

La avenida Carlos III vino a llamarse Salvador Allende, aunque se
reconoce por el nombre antiguo.

Clubes y balnearios de legítimas asociaciones, como el Vedado Tennis, el
Miramar Yath Club y el Casino Español (por solo mencionar algunos)
confiscados, quedaron convertidos en Círculos Sociales. Deteriorados o
destruidos corroboran el refrán: "Propiedad de todos, propiedad de nadie".

Cuarteles militares fueron transformados en escuelas, pero el país quedó
convertido en cuartel.

La celebración del Año Nuevo pasó a festejarse como un nuevo aniversario
de la Revolución. El 6 de enero, dejó de ser el Día de los Reyes Magos.
Los niños cubanos solo tendrían juguetes (un fijo y uno liberado) por la
libreta de abastecimientos, el Día de los niños, cada tercer domingo de
julio. Los carnavales de La Habana se pasaron de febrero a julio, para
que coincidiera la tradicional fiesta con el 26 de Julio.

Poco faltó para que hasta las antiguas fortalezas coloniales Morro,
Cabaña, La Punta, otras, ostentaran nombres revolucionarios. Pero, ¡no
dudarlo!, cualquier cosa aún puede ocurrir.

cosanoalen@yahoo.com

Video:
https://www.youtube.com/watch?v=gRG-23xl5_U

Source: El Teatro Blanquita, sería el Karl Marx | Cubanet -
http://www.cubanet.org/actualidad/actualidad-destacados/el-teatro-blanquita-seria-el-karl-marx/

No comments: