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Monday, January 19, 2015

El comandante no tiene quien le escriba

El comandante no tiene quien le escriba
No goza de la simpatía de casi nadie. Al "líder", aunque vivo, solo lo
asisten las soledades de los muertos
lunes, enero 19, 2015 | Ernesto Pérez Chang

LA HABANA, Cuba. -Hace días, mientras iba en un taxi colectivo junto a
otros cinco pasajeros, al chofer se le ocurrió decir que alguien, por
teléfono, le acababa de confirmar la muerte de Fidel. Ninguna de las
personas que viajaban en el auto se conocían entre sí, sin embargo,
todos comenzaron a gritar de alegría y darse felicitaciones como si el
suceso, según dijeron algunos, marcara el verdadero inicio de un cambio
o el final de una pesadilla.

El pasado 10 de enero, en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional, el
público se puso de pie para aplaudir largamente el chiste que hiciera el
humorista Jorge Díaz, que se presentaba en un espectáculo unipersonal.
El actor, sin mencionar nombres, sólo dijo que llevaba días sin apagar
el televisor y sin dormir porque "esperaba una noticia". No le hicieron
falta otros argumentos para ser comprendido porque las personas que
colmaban la sala, a un costado de la Plaza de la Revolución, también
llevaban días aguardando por una única noticia que, a juzgar por el
entusiasmo, no habría de ser causa de pesares.

Cubanos aguardan ansiosos por la noticia

Los rumores sobre la muerte de Fidel Castro han mantenido en vilo a los
cubanos, fuera y dentro de la isla. Identificado por la mayoría como la
causa de todos los males que han padecido durante más de medio siglo, ya
el dictador no goza de la simpatía de casi nadie y, si en verdad aún no
ha fallecido, los deseos casi generalizados de que desaparezca
físicamente le han propinado un verdadero tiro de gracia.

En los mercados, en las paradas, en las oficinas a escondidas de los
jefes o en su presencia, en todos lados, los comentarios no cesan. En
los estanquillos de prensa donde, temprano en la mañana, usualmente se
reúnen algunos ancianos para conversar mientras esperan la llegada del
periódico Granma (el órgano oficial del Partido Comunista), se pueden
escuchar los más diversos comentarios que, si bien por el temor a ser
detenidos por la policía al opinar públicamente no llegan a expresar
regocijo, al menos dejan ver, entre susurros, el deseo de que el
desenlace "fatal" acontezca en un tiempo breve.

En los ambientes más familiares, los debates sobre el posible deceso de
Fidel Castro adquieren un tono menos camuflado. Hace poco, un vecino
cercano, que fuera militar durante más de veinte años y que, después de
un proceso de "desencantamiento" tras desmovilizarse, ahora está a la
espera de que un hijo lo invite a pasar unos días en España, no vaciló
en afirmar que en Cuba "no va a haber ningún cambio hasta que ese hombre
se muera".

Otro vecino, un profesor jubilado, que participaba de la conversación,
opinó que Fidel era un obstáculo para el mejoramiento de las relaciones
con los Estados Unidos porque, aunque no gobierna oficialmente, "se mete
en todo y las cosas se hacen a su antojo. El pueblo le importa un pito.
Si está vivo, ¿por qué no le habla al pueblo? Le manda una carta nada
más y nada menos que a Maradona. Pero porque se murieron Chávez y García
Márquez, y parece que Maduro y Correa no le caen muy bien. ¿Por qué no
le manda una carta a Ana Fidelia Quirot o a Sotomayor?".

La increíble carta a Maradona

Sobre la carta enviada a Maradona como prueba de vida, muy pocos creen
en su autenticidad. Incluso algunos "fidelistas" que defienden
ciegamente su legitimidad se han sentido ofendidos porque en el gesto
han percibido cierto tufo a "desprecio por los cubanos". Así nos lo
expresa un funcionario del Poder Popular de Arroyo Naranjo que nos ha
pedido que no revelemos su identidad porque pudiéramos perjudicarlo.

"¿Por qué no muestran fotos? ¡Una cartica a Maradona y para colmo
escrita en computadora! ¿Qué hay de malo en estar enfermo? Todos tenemos
que morirnos. Si está en cama o muy jodido, ¿por qué esconderlo? ¿A qué
le tienen miedo? Con todo eso lo único que demuestran es que el pueblo
no les importa nada y que eso de que confían en nosotros es pura
mentira. Yo me siento defraudado".

En las calles y al interior de los hogares cada quien tiene su versión
de ese final que muchos perciben como un "happy ending". Para algunos,
al dictador lo mantienen congelado, a la espera del momento propicio
para anunciar el fallecimiento. Otros dicen que se encuentra en estado
vegetativo o que padece de una demencia muy avanzada. Hay quienes
aseguran que el anuncio del proceso de normalización de las relaciones
con los Estados Unidos lo hundió en una profunda depresión y que no
desea ver a nadie, ni a su hermano.

La verdad es que, vivo o muerto, la posibilidad de una desaparición
definitiva de Fidel Castro no ha movido ni al temor ni a la
consternación ni al luto, solo a un gozoso proceso de espera. No se sabe
si en los días venideros habrá otras cartas como prueba de vida ni a
quiénes estarán dirigidas. Lo cierto es que hoy al "líder", aunque vivo,
solo lo asisten las soledades de los muertos y no hay muchos que, ante
la duda o la certeza, se dignen a contestar sus sospechosas cartas
porque, parafraseando el título de una novela de su difunto amigo, ya
"el comandante no tiene quien le escriba" ni quien lo llore.

Source: El comandante no tiene quien le escriba | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/el-comandante-no-tiene-quien-le-escriba/

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