Pages

Thursday, January 15, 2015

'Charlie Hebdo' y el castrochavismo

'Charlie Hebdo' y el castrochavismo
FABIO RAFAEL FIALLO | Ginebra | 15 Ene 2015 - 9:31 am.

La nueva novela de Michel Houllebecq desarrolla una hipótesis política
que ha producido estragos considerables en América Latina.

El 7 de enero dejará una impronta indeleble en la memoria y el corazón
del pueblo francés. Comenzó con un acontecimiento literario, de esos que
apasionan al mundo intelectual y periodístico parisino. Fue en efecto el
día del lanzamiento de Sumisión, la nueva novela de Michel Houellebecq,
el enfant terrible de la literatura francesa contemporánea.

Incluso antes de estar a la venta en las librerías, el libro ocupaba ya
el espacio mediático nacional, tanto por la celebridad del autor como
por el carácter políticamente explosivo de su trama: la eventual llegada
al poder en Francia de un partido islamista.

En la novela, Mohammed Ben Abbes, político de ficción más bien
contemporizador, líder de un movimiento llamado Fraternidad Musulmana,
se enfrenta a Marine Le Pen, candidata de la extrema derecha francesa,
en la segunda ronda de las elecciones presidenciales de 2022. Los
partidos tradicionales de centroderecha e izquierda, así como algunos
periodistas eminentes, optan por apoyar a Ben Abbes, quien gana
finalmente la elección presidencial.

Con el fin de conservar el apoyo de los partidos tradicionales, Ben
Abbes nombra Primer Ministro a François Bayrou, político sin carisma de
tendencia moderada. Las cosas se complican, sin embargo, cuando Ben
Abbes empieza a poner en práctica su programa de gobierno, legalizando
la poligamia y excluyendo al género femenino del mercado de trabajo.

Sin lugar a dudas, la novela le da una importancia desmedida e irreal al
peso del islamismo en Francia. De ahí que, muy legítimamente, más de un
periodista o comentarista político considere que dicha novela podría
hacerle el juego a la xenófoba extrema derecha francesa.

La importancia del libro, sin embargo, radica en algo diferente, a
saber: el mismo narra fríamente —como si se tratase de un parte médico—
la manera sutil en que un movimiento político con objetivos ambiguos, o
más bien inconfesables, logra alcanzar el poder y subsiguientemente
erosionar, hasta aniquilar, el funcionamiento de la democracia en un país.

Visto desde esa perspectiva, la dinámica de engaño y acaparamiento del
poder descrita en Sumisión no tiene nada de irreal. Dicha dinámica ha
producido ya estragos considerables en América Latina.

En efecto, los mismos trucos a los que recurre Ben Abbes, la misma
simpatía inicial de intelectuales y políticos convencionales, la misma
resignación de la población frente a la pérdida de libertad y el
deterioro de las condiciones de vida, que constituyen el meollo de la
novela de Houellebecq, se encuentran presentes tanto en Cuba bajo el
castrismo como en la Venezuela chavista-madurista.

Al igual que a Ben Abbes, a Fidel Castro no le tomó mucho tiempo dejar
al descubierto sus verdaderos designios. Después de haber hecho creer en
su discurso "La Historia me absolverá" pronunciado en la prisión, así
como en la Sierra Maestra mientras luchaba contra la dictadura de
Batista, que se proponía reinstaurar la democracia en Cuba, el "Líder
Máximo" puso gran empeño, tan pronto llegó al poder, en extirpar toda
traza de libertad en su país.

Y de la misma manera que intelectuales, periodistas y políticos
convencionales se dejaron embaucar por Ben Abbes en la novela de
Houellebecq, los autoproclamados progresistas de América Latina y
Europa, con Jean-Paul Sartre a la cabeza, siempre encontraron pretextos
para justificar las sistemáticas violaciones a los derechos humanos
perpetradas por el régimen castrista.

Un espectáculo similar se lleva a cabo en Venezuela. Antes de acceder al
poder, el "Comandante Eterno" se presentaba como un defensor de la
libertad. No obstante, una vez alcanzada la presidencia, se dedicó por
todos los medios a perpetuarse en el poder hasta el final de su vida.
Guiado por ese objetivo, se dedicó a perseguir a sus opositores y a
hostigar y amordazar periodistas y medios de comunicación
independientes. Lo que no le impidió encontrar un Sartre de turno en la
persona del filósofo italiano Gianni Vattimo.

El papel de compañero de ruta que en la novela de Houellebecq le toca
jugar a François Bayrou, lo asume en la Cuba castrista Manuel Urrutia
Lleó, político sin base política sólida que fungió como presidente en
los inicios del castrismo, hasta que Fidel consideró haber acumulado
suficiente poder como para deshacerse de ese aliado coyuntural.

Lo mismo ocurrió en Venezuela, con la diferencia de que allá, el
compañero de ruta no provino del mundo político sino de las fuerzas
armadas. Se trata del general Raúl Baduel, quien ayudó a Chávez a
consolidarse en el poder antes de ser condenado por el régimen chavista
a casi ocho años de prisión.

En la Francia de la novela de Houellebecq, el gobierno de Ben Abbes se
ufana de haber suprimido el desempleo gracias a la exclusión de las
mujeres del mercado de trabajo. Con una argumentación no menos
estrambótica y absurda, las autoridades venezolanas trataron de
justificar la escasez de papel higiénico, atribuyéndola a que los
venezolanos supuestamente comen más.

El lanzamiento de la novela de Houellebecq el 7 de enero se vio
interrumpido abruptamente por un hecho trágico y real que ha estremecido
al mundo entero: el horrendo ataque terrorista perpetrado por dos
fanáticos islamistas contra el periódico satírico parisino Charlie
Hebdo. Tal acto criminal dejó un saldo de 12 muertos, incluyendo la
plana mayor de dicho periódico. El motivo o pretexto de la carnicería
fue vengar la publicación por Charlie Hebdo de caricaturas del profeta
Mahoma.

En esto también existe un paralelo con el castrochavismo. Pues el odio y
la intolerancia frente a la sátira dirigida a figuras veneradas —en este
caso a dirigentes políticos— es consubstancial a esa ideología.

Valga recordar al respecto que Chávez decidió prohibir una telenovela
simplemente por considerarla irrespetuosa. Luego, bajo la presidencia de
su heredero Nicolás Maduro, la popular caricaturista Rayma Suprani fue
despedida del periódico en que trabajaba por haber publicado una viñeta
en la que se mofaba del descalabrado sistema de salud venezolano. (Al
momento de su despido, aquel periódico había pasado recientemente a
manos de una empresa fantasma española, la cual es considerada por
muchos como cercana al Gobierno venezolano).

La misma hostilidad hacia la sátira y el pensamiento crítico se ha
apoderado del Ecuador del Presidente Rafael Correa, quien no esconde su
afinidad ideológica con el castrochavismo. Allí, el caricaturista Xavier
Bonilla fue sancionado por el organismo estatal de control de la
comunicación después de que el presidente Correa juzgara ofensiva una de
sus caricaturas y calificara a su autor de "sicario de tinta y enfermo".

Esa aversión al pensamiento irreverente explica la dificultad que tuvo
la prensa cubana —completamente al servicio del régimen castrista— en
informar sobre el asesinato de los periodistas de Charlie Hebdo.
Mientras ese trágico suceso ocupaba los titulares de prensa a través del
mundo, el diario Granma relegó la noticia a la página 8, y ello sin
siquiera mencionar el blanco último de aquel acto terrorista: la
libertad de expresión.

No menos significativo: a semejanza de los islamistas que pretenden
poseer la interpretación correcta de El Corán y tachan de apóstatas a
los musulmanes que discrepen de la misma, el número dos del régimen
venezolano, Diosdado Cabello, pontificó recientemente que "al verdadero
cristiano no le toca otra cosa que ser chavista".

Sorprendentemente, entre las personalidades que se sumaron a las
manifestaciones multitudinarias en Paris y provincias, cantando "Todos
somos Charlie (Hebdo)", se encontraban autoproclamados "revolucionarios"
que nunca denuncian, e incluso justifican, el acoso de caricaturistas y
otras violaciones a la libertad de expresión perpetradas por los
regímenes castrochavistas que ellos tienen el tupé de defender. Doble
rasero en su más inicua expresión.

No. Ni el castrochavismo ni quienes lo defienden son de la estirpe de
Charlie.

Source: 'Charlie Hebdo' y el castrochavismo | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/internacional/1421279255_12314.html

No comments: