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Saturday, January 03, 2015

Ahora sí ganamos la guerra (Raúl Castro)

Ahora sí ganamos la guerra (Raúl Castro)
Paradójicamente el presidente Obama está negociando con un dictador de
corte stalinista que siempre hizo pública su admiración por el
socialismo real que Stalin impuso en la desaparecida Unión Soviética.
Pedro Corzo
enero 02, 2015

El presidente Franklin D. Roosevelt expresó en una ocasión: "Creo que si
le doy a Stalin cuanto me sea posible y no le pido nada a cambio,
noblesse oblige, no intentará adueñarse de nada y trabajará conmigo para
lograr un mundo de paz y democracias". Un estilo de negociar que deja a
la voluntad del enemigo la capacidad de tomar decisiones fundamentales.

Roosevelt se equivocó y Stalin impuso un imperio de terror de
proporciones nunca antes conocidas en la historia. La indulgencia no
seduce a la maldad.

Paradójicamente, el presidente Obama está negociando con un dictador de
corte stalinista que siempre hizo pública su admiración por el
socialismo real que Stalin impuso en la desaparecida Unión Soviética y
en sus satélites de Europa del Este.

Al parecer, Obama comparte con Roosevelt el criterio de que la forma más
efectiva para resolver los problemas es haciendo concesiones y no
negociar sobre bases que puedan endurecer las posiciones de sus adversarios.

El procedimiento, discutible, quizás dé resultados con otros gobiernos,
pero con quienes controlan Cuba desde hace 55 años es improbable. La
dictadura dinástica insular ha gobernado por décadas sobre las bayonetas
y en las relaciones internacionales desarrolla una política sustentada
en el chantaje y la intimidación.

La medida del presidente Obama de cambiar radicalmente la política de
Estados Unidos hacia la dictadura de los hermanos Castro, sin que los
mandantes de la isla hicieran concesiones fundamentales, no debería
causar sorpresas.

El Presidente dijo siempre que estaba a favor de resolver las
diferencias entre su país y la dictadura castrista, además durante su
mandato ha favorecido la mayoría de las veces la ruta de la menor
confrontación posible en los diferendos que Estados Unidos ha tenido con
otros países.

Desde hace cierto tiempo, analistas de asuntos cubanos apreciaban que
algo se estaba cocinando, pero muy difícilmente consideraron que
Washington fuera a tomar decisiones tan importantes sin demandar del
régimen de La Habana aperturas en aspectos fundamentales como los
Derechos Humanos, incluidos la libertad de prensa y el pluralismo político.

Es interesante señalar que el presidente Obama en declaraciones a ABC
News dijo que no espera que Raúl Castro cambie su forma de gobierno,
dejando esa posibilidad a las nuevas generaciones, lo que permite pensar
que triunfó la tesis que la política de contención al régimen castrista
no estaba dando resultados y que era necesaria la apertura, algo así
como una decisión de falso positivo.

Muchas han sido las reacciones de gobiernos y entidades internacionales
que ha generado esta medida de la Casa Blanca. Todas celebran el acuerdo
al que arribaron los dos países de reanudar relaciones diplomáticas.

Pero donde más satisfacción se aprecia es cuando comentan la disposición
de Washington de ampliar los vínculos comerciales, culturales y de otros
géneros con La Habana, pero no mencionan la situación de los Derechos
Humanos en Cuba o la necesidad de que el Gobierno de los Castro actúe
recíprocamente, impulsando cambios estructurales que permitan en la isla
el establecimiento de una sociedad democrática.

Una vez más el castrismo ha quedado en la contradictoria posición de
víctima de Estados Unidos y también como victorioso en el diferendo que
ha sostenido con Washington desde el triunfo de la Revolución.

Como víctima porque hay quienes han declarado que cayó el Muro de Cuba,
como si la isla hubiera estado encerrada y no fuera la dictadura quien
ha enclaustrado al pueblo. Como vencedora, porque Raúl Castro dijo
enfáticamente que no habría cambios de ninguna clase y que el régimen
tenía sus propias concepciones sobre la democracia y los Derechos Humanos.

Castro se congratuló por el regreso de los tres espías, uno convicto de
asesinato por el derribo de los aviones de Hermanos al Rescate. Reafirmó
la vigencia del modelo socialista y se comprometió a continuar los
compromisos contraídos con los aliados políticos del régimen.

Las disposiciones del presidente Obama han abierto la clásica caja de
Pandora. Las relaciones entre La Habana y la Casa Blanca entran en una
dinámica nueva de la que pueden derivarse muchas alternativas pero
ningún milagro, como sería el hecho de que la dictadura cesara por
propia voluntad el control que ejerce sobre sus ciudadanos.

Ante la decisión del Gobierno de Estados Unidos ningún cubano, sin
importar la orilla en la que se encuentre, puede quedar indiferente.

Están satisfechos los que han cabildeado por años por el fin de las
restricciones y el cese del embargo con el único objetivo de obtener
ventajas económicas. Los optimistas de buena fe que esperan que la
situación mejore gradualmente y los que, decepcionados o no por la
decisión del presidente Obama, están comprometidos a continuar
combatiendo, sin concesiones, por la libertad y la democracia en Cuba.

Source: Ahora sí ganamos la guerra (Raúl Castro) -
http://www.martinoticias.com/content/ahora-si-ganamos-la-guerra/83475.html

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