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Wednesday, January 07, 2015

Ahí viene el ‘paquete’, tún, tún!

¡Ahí viene el 'paquete', tún, tún!
Una investigación ha revelado que entre las principales formas de
consumo cultural en Cuba se encuentran la televisión, compartir con
amigos y escuchar música
ORLANDO PALMA, La Habana | Enero 05, 2015

Un programa especial de la televisión cubana bajo el título Me dicen
Cuba abordó este domingo cuestiones del "consumo cultural en el siglo
XXI", con especial énfasis en el conocido paquete semanal de
audiovisuales que se distribuye de manera ilegal a lo largo del país.
Algunos especialistas respondieron a cuestiones que fueron desde los
gustos musicales hasta la necesidad de imponer la política cultural al
sector privado y turístico.

Los resultados de una investigación realizada por el Centro Juan
Marinello han revelado que entre las principales formas de consumo
cultural en Cuba se encuentran "la televisión, compartir con amigos y
escuchar música". Pedro Emilio Moras, investigador de esa entidad,
aseguró que "la forma principal de participar la población cubana en la
cultura es como público, como beneficiaria de ofertas, de acciones
organizadas por instituciones culturales". Aunque también aseguró que
"reconocemos que las casas donde vivimos (...) son escenarios idóneos
para el devenir cultural de las personas, incluso en nuestra realidad es
el espacio por excelencia".

Justamente en el interior de los hogares, fuera del control de los
supervisores culturales y alejado de las tijeras de la censura, tiene
vida el paquete. Las cifras de la audiencia perdida por la televisión
oficial nunca se hacen públicas, pero, en vista de la preocupación que
muestran sus funcionarios, el fenómeno de paquetización de la sociedad
cubana debe alcanzar índices significativos.

Me dicen Cuba enfatizó en que el país "vive un momento de
transformaciones no solo en lo económico, sino también en lo social. Los
establecimientos que pertenecen al sector no estatal han tomado sus
propias iniciativas a la hora de animar su entorno". Según el reporte,
surge entonces "el cuestionamiento de cómo estas entidades se acogen o
no a la política cultural del país".

No se trata solo del tiempo -cada vez mayor- que invierte la gente en
consumir materiales de su elección en detrimento de la cartelera
televisiva, sino en el impacto social que tienen los espacios privados
en la formación del gusto y la distribución musical y audiovisual. Para
disminuir esa influencia el crítico e investigador teatral Jaime Gómez
Triana instó a que "la política cultural del Gobierno sea no solo una
política para las instituciones del Ministerio de Cultura, sino que sea
una política cultural que regule la manera en la que se producen esas
ofertas en otros espacios".

En entrevistas realizadas en la calle, varias personas refirieron sus
experiencias como consumidores del paquete. Los criterios favorables
señalaron como ventaja de este tipo de consumo cultural que da una mejor
información de lo que ocurre "en el ámbito internacional". Entre los
factores que han propiciado el aumento de la distribución alternativa de
audiovisuales, fue señalado el deterioro de las salas de cine que hacen
de la oferta doméstica un sucedáneo de los espacios públicos. La visión
de que este compendio de audiovisuales es "solo telenovela y reality
show" fue rebatida por diferentes encuestados que refirieron el carácter
didáctico e instructivo de algunos materiales como los documentales
realizados por Discovery Channel, además de los cursos de maquillaje,
gastronomía y manualidades que se incluyen en el también llamado combo.

Fernando Rojas, viceministro de cultura, criticó en una entrevista a
quienes confeccionan y distribuyen el paquete por ser "personas que
actúan estrictamente por su cuenta y tienen una red que distribuye ese
material que se actualiza periódicamente y que se hace al margen de las
instituciones y de las regulaciones para el trabajo por cuenta propia".
A juicio de Rojas, "el paquete se hace para alimentar la ilusión de que
las personas están escogiendo (...) en realidad, en cierto sentido, y
subrayo en cierto sentido, esa idea de que se escoge es un espejismo".

A pesar del pavor que muestran las instituciones culturales ante el
avance de estas formas de consumo autodirigido, Rojas considera que "el
que está hablando tanto del tema del paquete, el famoso paquete, del
susodicho paquete coloca su importancia a un nivel más elevado del que
yo creo que realmente tiene". Para el viceministro, "en la medida en que
avancemos hacia una mayor penetración en Internet, y vamos a avanzar,
vamos a avanzar con toda certeza cada vez más, la gente irá a
seleccionar en la red directamente y no tiene porqué depender de un
intermediario. El paquete va a tener vida limitada a mi juicio".

Fabio Fernández, director de contenido y programación del Instituto
Cubano de Radio y Televisión (ICRT), explicó que entre los grandes
atractivos del paquete está que "las personas pueden ver y escuchar lo
que estimen pertinente en el momento en que lo estime pertinente". El
hecho de que "no hay una relación directa entre los tiempos del horario
de transmisión y el momento en que la persona decide ver algo" hace que
muchos se decanten por esta opción que no los ata frente a la pantalla
en un determinado horario de transmisión. Para recuperar a los
espectadores que ha perdido la televisión nacional, el funcionario
apuesta por "ofrecer cada vez más productos de alta calidad".

Sin embargo, la fórmula para mejorar la factura de la programación
oficial se encuentra ante las dificultades de los pocos recursos para
adquirir legalmente materiales extranjeros o sacar adelante las
producciones nacionales. La televisión cubana se ha quedado a la zaga en
cuanto a factura, dinamismo y actualización de temáticas. Un industria
que fue pionera en América Latina y el mundo ha venido padeciendo el
hecho de que series y novelas realizadas en México, Colombia y Brasil le
arrebaten su público. El problema hunde sus raíces en cuestiones que van
desde la subvaloración salarial de actores y personal técnico, hasta la
censura que por décadas provocó guiones sosos, complacientes y más
cercanos al sketch para presentar en un matutino escolar que a un
material para cautivar y entretener.

Roberto Smith, presidente del Instituto Cubano de Arte e Industria
Cinematográficos (ICAIC) aseguró que se debe "partir de la legitimidad
del gusto personal (...) a unos les gusta algo a otros les gusta otra
cosa y ese es su derecho personal, preferir algo y rechazar lo otro".
Pero más adelante remarcó que "ese gusto se educa y esa educación es un
proceso que debe comenzar desde la más temprana infancia. En este
momento estamos desarrollando (...) la posibilidad de ofrecer distintas
alternativas de educación audiovisual desde la infancia para los jóvenes
y para los adultos".

Ante la evidencia de que la satanización del paquete solo ha potenciado
su atractivo, Rojas confesó que "el camino ante cualquier fenómeno (...)
que no es deseable en el sentido de que no es portador de valores
humanos sólidos, de convicciones y sentimientos humanistas, solidarios,
socialistas; la reacción ante algo que nos parezca a nosotros que no
encuadra en ese esfuerzo educativo formativo, la reacción no puede ser
la de prohibir. La reacción tiene que ser la de competir".

Pero a esa competencia ha llegado primero el paquete, con la ventaja de
ser personalizable, libre de censura, ajustable a todos los gustos y
considerado por la mayoría de los cubanos como algo fuera del control
estatal.

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