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Thursday, December 11, 2014

Maravilla Habana o el cínico encanto de la pobreza

Maravilla Habana o el cínico encanto de la pobreza
Posted on 10 diciembre, 2014
Por Carlos Cabrera Pérez

La Habana acaba de ser elegida por los votantes de la fundación suiza
New7wonder como una de las ciudades maravillas del mundo. ¡Qué alegría!
¡Cuánta tristeza!

La fundación -dirigida por un cineasta- convocó una votación popular,
incluidos los cubanos, y la capital cubana resultó elegida junto a La
Paz (Bolivia), Beirut (Líbano), Doha (Qatar), Durban (Sudáfrica) Kuala
Lumpur (Malasia) y Vigan (Filipinas).

No sabemos los criterios que tuvieron en cuenta los organizadores de la
encuesta, pero llama la atención que hayan quedado fuera Barcelona
(España), con suficientes valores para ser reconocida como maravilla,
aunque parece que una parte notable de los electores se decantaron por
las ruinas.

El gobierno cubano asumió la votación como una tarea priorizada y
habilitó un número corto para que los usuarios de telefonías móviles
enviaran sus mensajes de textos en apoyo a la candidatura cubana, quizás
en un esfuerzo para recolocar a La Habana en el mapamundi del turismo y
promover la llegada de capitales para su urgente necesidad de
rehabilitación integral, excepto algunas zonas.

Convocados a votar

Como tampoco sabemos los intereses que se mueven detrás de New7wonder y
los promotores de la iniciativa. Normalmente estas propuestas disfrazan
intereses económicos, casi como esas fundaciones que aparecen como
entidades sin ánimo de lucro, cuyo objetivo real es el lucro constante.

Lógicamente, el gobierno cubano acogió la noticia con alegría y una
buena parte de los cubanos de la isla y del exilio se alegraron y
agitaron las redes sociales con la noticia, incluidos aquellos que
tienen acceso estable a Internet desde la isla, que lo incluyeron en sus
post como la mejor noticia posible.

Hace falta ser cínico o bobo para creer que La Habana actual es una
maravilla. Si alguien está aludiendo al antiguo esplendor
arquitectónico, pues habrá que recordarle que no es un mérito de la
construcción revolucionaria, sino de la sacarocracia cubana y su
vocación patriótica al invertir parte de su lucro en la ciudad que los
vio nacer.

Alamar es un buen ejemplo de modelo de ciudad castrista y
-lamentablemente- sus problemas constructivos son ya iguales o peores
que La Habana Vieja, próxima a cumplir 500 años. En esa ciudad de
edificios de hormigón made in Yugoslavia viven 97 mil personas, un
problema serio a corto plazo.

Estática milagrosa

Recientemente Eusebio Leal, el historiador de La Habana, llamó a tener
"valentía" para seguir su obra de restauración de La Habana Vieja, uno
de los imanes de la capital cubana para el turismo extranjero.

Una ciudad insalubre, con apenas transporte público, con miles de
personas alojados en albergues, tras sufrir el derrumbe de sus casas,
mendigos visibles en casi todos los barrios, mal iluminada y donde hasta
las propias autoridades han creado la categoría de "edificación en
estática milagrosa", difícilmente pueda ser catalogada de maravilla.

No faltarán los que achaquen al "criminal bloqueo yanqui" las mermas en
la cosecha de ají guaguao, pero quizá con haber dedicado un 2% anual del
presupuesto nacional en materia de construcción y otro 3% de los
presupuestos de la propia Habana en el mantenimiento y rehabilitación de
la ciudad, habría evitado los actuales problemas de masificación y pobreza.

Devolver a La Habana su esplendor -como ocurrió en el viejo San Juan
(Puerto Rico) o en Cartagena de Indias (Colombia)- requiere un esfuerzo
financiero inalcanzable para las arcas cubanas, exhaustas por razones
conocidas.

Mendicidad y sobresaltos de corrupción

Ojalá que La Habana fuera una maravilla para alegría y bienestar de
todos sus habitantes. Pero hoy La Habana es una ciudad triste, sucia,
oscura y desorganizada. Ya sabemos que en Haití y en Sierra Leona están
peor -que incluso en Estados Unidos y Europa hay mendigos- pero a mí me
duele La Habana, donde hubo una revolución para acabar, entre otras
cosas, con la mendicidad.

Lástima que una parte de la restauración de La Habana Vieja se haya
hecho con mendicidad disfrazada de donaciones, con sobresaltos de
corrupción en ambas orillas, y no con el potencial productivo que tiene
el capital humano de Cuba; con arquitectos, ingenieros y urbanistas
capaces y sensatos, pero supeditados a la consigna política y al
extranjero de turno, que se cree profeta en tierra ajena e intenta
amasar fortuna con las desgracias habaneras.

Mientras llega la maravilla de una ciudad iluminada, organizada, con un
servicio de transporte público eficaz, con un sistema de recogida de
basuras homologable a los mejores del mundo y otros pequeños detalles
que hacen la vida más fácil a las personas, acostumbrémonos a que de
cuando en vez aparezcan cínicos y bobos empeñados en que la pobreza es
muy fotogénica.

Source: Maravilla Habana o el cínico encanto de la pobreza | Café Fuerte
-
http://cafefuerte.com/cuba/20028-maravilla-habana-o-el-cinico-encanto-de-la-pobreza/

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