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Wednesday, December 03, 2014

Los rostros de la desesperanza

Los rostros de la desesperanza
Una madre y tres hijos. Viven en condiciones infrahumanas. Son los
rostros del desamparo cubano
martes, diciembre 2, 2014 | Yusnaby Pérez

LA HABANA, Cuba -"El Estado trabaja por lograr que no haya familia que
no tenga una vivienda confortable", esto dice el artículo 9 de la
vigente Constitución de Cuba, en su acápite C. Desde Cubanet queremos
compartirles la historia que nos llega de una familia del centro de
Cuba, que, desde hace más de dos años, no disfruta de este derecho.

Solange Serrano es residente en Colón, Sancti Spiritus y es madre de
tres hijos: Kevin, Kelin y Yoelvis Castillo Serrano, de 11, 10 y 3 años
respectivamente.

Solange es desempleada y vive en paupérrimas condiciones, después de
haber perdido su casa en abril de 2012. En aquél momento, Solange, tras
tratar de conseguir una vivienda inútilmente, desesperada, ocupó de
forma temporal un cuarto a medio construir en el Camino de las Cañas de
la mencionada localidad. El cuarto cuenta con no más de 15 metros
cuadrados rodeados de tres paredes y media, hechas con bloques, que
Solange y sus hijos han habilitado lo mejor que han podido con madera,
nylon, piedras y tejas para protegerse de la lluvia y el sol.

Solange trató de conseguir un nuevo domicilio a través de las
autoridades, pero el vicepresidente del municipio de Colón, le dijo que
él no podía hacer nada por ella y que debía esperar, sin fecha.

Mientras tanto, la familia sigue viviendo en condiciones lamentables, en
un cuarto que no cumple con las necesidades básicas que constituyen una
vivienda. No es un espacio cerrado, lo cual provoca la entrada de la
lluvia, mosquitos y otros animales; el piso es de tierra y cuando llueve
acumula mucha humedad. No tiene agua corriente ni electricidad en el
lugar, y carece de implementos para cocinar. Tampoco tiene instalaciones
sanitarias lo que supone un grave problema especialmente para su hijo
más pequeño, quien a veces hace sus necesidades dentro del propio cuarto.

Como resultado de estas condiciones de vida es frecuente que alguno de
sus hijos sufra de enfermedades que requieran ingreso hospitalario,
normalmente de episodios de asma. Kevin, el mayor, es el que más sufre y
pasa mucho tiempo en el pediátrico de Sancti Spíritus.

Solange recibe de bienestar social 16 dólares mensuales, de los cuales
le descuentan la mitad a cambio de un almuerzo diario en un comedor. Con
los 8 dólares restantes debe buscarse la vida para conseguir alimentos
para ella y sus hijos, además de encontrar dónde cocinarlos.

Sus vecinos están solidarizados con su situación y le ayudan en lo que
pueden, bien cocinando la comida que esta madre resuelve o permitiendo
que pasen al cuarto de baño ella y sus hijos. En sus condiciones
actuales, Solange se muestra desesperanzada, ni siquiera cree que algún
día le entreguen la propiedad de ese local.

La situación de Solange no es aislada. Recientemente, medios oficiales
dieron a conocer que solamente en La Habana, 132,000 personas carecen de
un lugar donde vivir. Las cifras del resto de provincias no se conocen,
sólo se sabe, gracias al último censo realizado, que el 60% de las
viviendas en Cuba están en mal estado.

Puede decirse que este problema es el más grave que sufren los
ciudadanos en Cuba. El Estado, con su reducido plan de residencia social
es incapaz de garantizar soluciones de la magnitud requerida para que
todos los cubanos puedan disfrutar de un hogar digno.

Source: Los rostros de la desesperanza | Cubanet -
<http://www.cubanet.org/destacados/ahogados-en-la-miseria/>

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