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Friday, December 12, 2014

Deambulantes en Cuba - un asunto mayor

Deambulantes en Cuba: un asunto mayor
diciembre 11, 2014
Sayli Sosa (Progreso Semanal)

HAVANA TIMES — Según un reciente documento dirigido a los presidentes de
los Consejos de la Administración provinciales y del municipio especial
Isla de la Juventud, y firmado por la titular del MTSS, el problema de
los llamados deambulantes en Cuba es más complejo de lo que se tenía
noticias. De hecho, poco ha trascendido hasta hoy en la prensa cubana
sobre este tema, apenas un manojo de reportajes o notas que no reflejan
la real magnitud de este asunto.

Las citadas indicaciones dan cuenta de, al menos, unas 1108 personas con
este tipo de situación, de acuerdo al censo de 2012, que dedicó un día
para contabilizarlas en todo el país. De esa cifra, 958 son hombres y
150 mujeres; 641 tienen entre 16 y 59 años, y 467, 60 años o más.

Esto no viene sino a confirmar lo que las calles de las principales
ciudades de la Isla han estado gritando hace un par de décadas, tal vez
tres. A pesar de la cobertura de salud y seguridad social que promueve
el sistema social cubano, se requieren políticas más específicas y
efectivas hacia grupos y personas que demandan mayor amparo.

En realidad, el término "deambulante" resulta un eufemismo, que no
siempre abarca la multiplicidad de conductas vistas. "Deambulante"
describe su andar errático y errante, el dormir en un banco, o en un
portal. Pero se les podría nombrar, también, "sin techo" porque la
mayoría de los casos no lo tienen y punto. O mendigos, porque, en muchas
ocasiones, también piden dinero. O pordioseros, que habla más de quien
enjuicia que del enjuiciado, pero que retrata su condición de
insalubridad, y hasta su demencia.

No bastaría con mirarles fijamente a los ojos para adivinar la tragedia
de sus vidas, ni siquiera por sus ropas sucias y raídas, pestilentes, o
el pomo de aguardiente malo que algunos cargan consigo.

Funcionarios del gobierno en Ciego de Ávila, explican que existe en todo
el país la Comisión de Prevención, encargada de rectorar las acciones de
profilaxis y atención a los deambulantes. Pero si quedaban dudas de su
poca eficacia, el citado documento concluye que "es deficiente el
trabajo integrado de los órganos, organismos e instituciones, tanto en
el comunitario preventivo como en la atención a las personas con esta
conducta".

De esta comisión, inicialmente, eran miembros, además de los Consejos de
la Administración municipales, las organizaciones de masas, las
Direcciones de Salud, Trabajo y Seguridad Social, la Policía, la
Fiscalía, entre otros. Llegó a tener una expresión a nivel de Consejo
Popular, en la que sus miembros se reunían una vez a la semana, y
coordinaban dinámicas familiares, porque, aunque lo parezca, los
deambulantes no son hijos de la nada. En todo caso son los hijos, los
hermanos, los padres que nadie quiso.

¿Sinvergüenzas? ¿Enfermos?

No falta quien, desde la acera de la sombra, con toda la autoridad que
supuestamente les da el no tener en su familia un caso como los
descritos, asegura que se trata de sinvergüenzas que no quieren trabajar
y se hacen los locos para vivir de los demás.

Sin embargo, los estudios en el terreno de la licenciada Ángela Ajate
García, jefa de Asistencia Social de la Dirección Municipal de Salud en
Ciego de Ávila, muestran otra cosa.

Según la especialista, en su mayoría, se trata de personas con
enfermedades mentales, adictos al alcohol o los psicofármacos, en un
buen porcentaje, adultos mayores. En sus años de trabajadora social de
la Salud ha tenido múltiples experiencias, incluso, la de montarse en un
ómnibus con 73 deambulantes y llegar hasta el Oriente cubano, incluidos
tres fugados del Hospital Psiquiátrico de Camagüey.

Ajate García explica que cuando el deambulante es mayor de 60 años se
puede tramitar su ingreso en hogares de ancianos, siempre que no tenga
un padecimiento psiquiátrico de base. En los casos en que procede se les
da prioridad, de acuerdo con lo estatuido en la Resolución Conjunta No.
1 del Ministerio de Salud y el Comité Estatal de Trabajo y Seguridad
Social, la cual regula las prioridades para la concesión de la
asistencia social.

Sin embargo, para los menores de esta edad, no hay soluciones concretas.
"A veces uno los ve y parecen viejitos, por su deterioro y las
condiciones en las que sobreviven, pero no llegan a los 60", asegura
Ajate García.

En lo que va de año se han ingresado en hogares de ancianos, casas de
abuelo o en el Hospital Psiquiátrico Provincial Nguyen Van Troi de Ciego
de Ávila, alrededor de 10 deambulantes.

El programa de atención al adulto mayor, al menos en la ciudad capital
de esta central provincia, está limitado, por las condiciones
constructivas de varias de las instituciones asistenciales que acogen a
los abuelos, lo que genera un panorama poco halagüeño, de cara a la
situación real del municipio cabecera, donde se calcula que, ahora,
deambulen unas 40 personas.

Caminos de la legalidad

No existe en Cuba ninguna ley que prohíba a los ciudadanos el deambular
en las calles, ni pedir dinero, ni siquiera asediar a los turistas,
manifestación que también se ve con alguna frecuencia. Y tampoco, aunque
ante estas historias pese, una que obligue a las familias a hacerse
cargo de sus miembros. No se cuenta, ni siquiera, con una norma jurídica
que regule e integre el tratamiento a los deambulantes.

Según explicaron especialistas de la Fiscalía Provincial en Ciego de
Ávila, el Código Penal cubano, en su artículo 275, se refiere a la
obligación de los padres con respecto a sus hijos, hasta que estos
alcancen la mayoría de edad (18 años). Asimismo, se establece el cuidado
y tutela de ancianos y personas desvalidas o incapacitadas, pero, y aquí
es donde está el detalle, siempre que medie sentencia del Tribunal
otorgándole la custodia. Hermanos, nietos, cónyuges no están obligados
por ley a responsabilizarse.

La Constitución de la República de Cuba, en su artículo tres, del
capítulo IV referido a la Familia, establece que "los padres tienen el
deber de dar alimentos a sus hijos y asistirlos en la defensa de sus
legítimos intereses", pero a los hijos solo les deja "la obligación de
respetar y ayudar" a sus progenitores, aunque no especifica en qué
consiste esa ayuda.

Las fuentes consultadas en este sentido aseguraron que cualquier
ciudadano o institución puede promover una demanda cuando esté frente a
un caso de abandono o desatención y aplicar los preceptos de la Ley. Sin
embargo, hoy, no se da curso a ninguna.

Dadas las actuales circunstancias, y otras que se podrían manifestar,
varios especialistas de la legalidad en Cuba consideran que nuestros
instrumentos deben modificarse para dar cabida a los nuevos escenarios.

Experiencias en algunas provincias cubanas dan cuenta de centros
especializados en la clasificación y atención de los deambulantes. En La
Habana funciona desde el año 2002. También se tienen noticias de uno en
Bayamo y otro en Holguín, y hace solo unos meses se inauguró uno en Las
Tunas.

Por indicación del Ministerio de Salud Pública, los hospitales
psiquiátricos no pueden asumir este rol, y los hogares de ancianos, los
centros psicopedagógicos o las casas de abuelos no están preparados para
recibir deambulantes sin que medie un diagnóstico.

Con una población envejecida y empobrecida –cerca del 25 por ciento de
la población cubana vive en condiciones de pobreza, según varios
informes—el tema de los deambulantes o mendigos o homeless no es solo un
asunto menor sobre la dignidad de unas pocas personas o la apariencia de
ciertas ciudades: es el resumen de una necesidad de establecer políticas
más claras y eficientes para que la sociedad proteja con equidad a los
más desvalidos.

Source: Deambulantes en Cuba: un asunto mayor - Havana Times en español
- http://www.havanatimes.org/sp/?p=101505

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