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Saturday, November 15, 2014

Zanja, corazón del Barrio Chino

Zanja, corazón del Barrio Chino
FERNANDO DÁMASO | La Habana | 15 Nov 2014 - 8:44 am.

El exotismo y el misterio de ese barrio, como si tratara de una fruta
prohibida, se hacía principalmente presente en la noche.

La calle Zanja se extiende desde la calle Águila hasta la Calzada de
Infanta, a partir de la cual se convierte en la calle Zapata. Debe su
nombre a que por ella corría la Zanja Real que surtía de agua a la
ciudad de La Habana. También se denominó Línea del Ferrocarril de
Güines, debido a que este se desplazaba por ella, al igual que después
lo hacían los trenes que, saliendo de la Estación de Villanueva, iban
por la Quinta de Los Molinos, La Ceiba, Puentes Grandes y otros lugares
hasta la Playa de Marianao.

En su época inicial existían tres puentes para cruzarla: el de Sedano,
en la esquina de la calle Lealtad; el de Manrique, en la calle del mismo
nombre, y el de la calle Galiano. Zanja constituyó el corazón del
populoso Barrio Chino de La Habana y, aún hoy lo sigue constituyendo,
aunque ya el Barrio es más folclórico que natural. Y, aunque en 1916 a
la calle se le dio el nombre de Finlay en honor al ilustre médico cubano
descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla, en 1936 se le
restituyó el de Zanja, nombre por el cual es conocida popularmente.

Se dice que el Barrio Chino de La Habana comenzó en el año 1858, con una
casa de comidas situada en la esquina de Zanja y Rayo y un puesto de
frutas y frituras cercano. La "ciudad amarilla", como la denominó Alejo
Carpentier, pronto se convirtió en la mayor colonia china de América
Latina, llegando a residir en el año 1899 unos 15.000 chinos en Cuba, de
los cuales solo 49.000 eran mujeres, lo cual demuestra que fue una
emigración principalmente masculina en busca de trabajo. Después de los
que llegaron en los años 20, ya en el año 1930 había unos 24.000 chinos
en Cuba. Con los años la colonia se expandió, disminuyendo algo hacia
1953, donde el censo registró 16.657 chinos, aumentando posteriormente
hasta la instauración del nuevo régimen en el año 1959, cuando se
dispersó hacia otros países, principalmente hacia Estados Unidos,
huyéndole a la repetición de lo que ya había sucedido en China en el año
1949, con la llegada de los comunistas al poder.

Aunque los chinos se asentaron en Cuba en casi todos los pueblos y
ciudades, no existen dudas de que el núcleo principal de esta colonia lo
constituyó el Barrio Chino de La Habana, que comprendía originalmente el
cuadrante comprendido entre las calles Zanja y Salud y Galiano y
Lealtad. La calle Zanja es como el Gran Río Amarillo al cual, como si
fueran sus afluentes naturales, tributan las calles Dragones, Rayo,
Cuchillo, San Nicolás, Manrique, Campanario, Salud y Lealtad. Con los
años, los chinos ganaron algunos espacios, acercándose a las calzadas de
Reina y de Belascoaín.

Un pórtico para el Barrio

Al comienzo de la calle, estrecha en este tramo hasta Galiano, en la
esquina de Águila y Dragones, se encuentra el hermoso edificio que fuera
de la Compañía Cubana de Teléfonos, construido en el año 1927 por el
arquitecto Leonardo Morales, con su bella torre, hoy perteneciente a la
Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA).

Antes de Águila, en la calle Dragones, casi frente a donde estuviera el
hotel New York, hoy tapiadas sus puertas y ventanas y en estado de
abandono, hace algunos años se construyó un pórtico imitando la
arquitectura china, que pretende indicar el comienzo del Barrio,
partiendo tal vez de que en la calle Amistad número 420, entre Barcelona
y Dragones, se encuentra el Casino Cheng Wa, que más que un casino
siempre fue una federación de sociedades, que facilitaba la unión de
todas ellas, teniendo entre sus objetivos el de dirimir las querellas y
conflictos entre las sociedades y entre sus asociados.

Este pórtico responde en realidad más a fines turísticos que prácticos.
Es más, dentro del Barrio no se construyeron edificios ni viviendas al
estilo chino, sino solo se incorporaron detalles como adorno a las
edificaciones que se levantaban de estilo occidental.

Caminando en dirección a Galiano, se encontraba la farmacia La
Americana, una droguería y laboratorio, algunos comercios convertidos en
precarias viviendas, algunos pocos en funcionamiento, y derrumbes de
edificaciones que existieron años atrás, los cuales nunca fueron
comercios de chinos.

A partir de Galiano, donde comienza realmente el Barrio, en la calle
Zanja se encontraba la Locería La Vajilla, una casa dedicada a la venta
de porcelana, cristalería y locería, hoy convertida en una casa
comisionista que oferta muebles antiguos a precios exorbitantes. Vienen
luego el comercio La Cantonesa, convertido en un mercado de víveres,
algunas fondas, puestos de hortalizas, frutas, helados y frituras y
otros comercios desparecidos o transformados, abundando en estos
momentos "los bicitaxis y los buscadores y buscadoras" de extranjeros,
además de bastante suciedad y falta de higiene.

La situación mejora en el triángulo formado, a partir de Rayo, por las
calles Cuchillo, Zanja y San Nicolás, conocido como El Cuchillo de
Zanja, donde han proliferado los restaurantes de comida china, pared con
pared, pertenecientes a sus sociedades o a particulares de esta
nacionalidad, que ofrecen platos típicos de las diferentes regiones del
enorme país, con diferentes precios y calidad.

Aquí se ofertan las diferentes variantes del shop suey y del chow mein,
el pollo tip pan, los rollitos de cerdo y de primavera, las sopas
chinas, el arroz frito y las maripositas, así como otras comidas chinas
tradicionales. Estos establecimientos están profusamente decorados con
motivos chinos, incluyendo faroles de papel de China, tallas en madera
de dragones y otros motivos, luces de neón y vajillas que crean un
ambiente oriental peculiar y agradable. Contra ellos conspira el
depauperado entorno, además de que en esta zona, como en otras de la
ciudad, escasea el agua potable, y se ven obligados a utilizar carros
cisterna para su abastecimiento, con el consiguiente peligro para la
salud que esta manipulación presupone.

En la calle Zanja y en las cercanas a ella, en años anteriores
existieron: un restaurante de lujo en la calle Dragones, y en Zanja y
San Nicolás un teatro donde se ponían en escena óperas chinas y otras
obras dramáticas por compañías que venían de Cantón, Shanghai y San
Francisco (California), lo cual demuestra la riqueza y la cultura de
muchos de los miembros de la colonia. Allí se alzaban los restaurantes
Pacífico, catalogado como el mejor de los situados dentro de la calle
Cuchillo, y La Muralla China, de precios módicos.

En Manrique, entre Zanja y Dragones, existió un edificio de dos plantas
donde operó una escuela de idiomas para chinos de todo el país, en la
cual se enseñaba el cantonés, que era el dialecto de la mayoría de los
chinos residentes en Cuba, y el mandarín, que era el idioma nacional. El
Barrio sufrió, tanto los altibajos de lo que sucedía en el mundo
(Primera y Segunda Guerras Mundiales) como de lo que sucedía en China
(la Revolución). En Zanja número 306 se construyó el edificio del
Kuomintang o Partido Nacionalista Chino, al cual pertenecían muchos
chinos, convertido hoy en la Alianza Socialista China de Cuba, así como,
cercanos a él, cines, farmacias, bancos y locales para sus diferentes
sociedades.

El teatro Shanghai

En el Barrio Chino, y precisamente en la calle Zanja, entre Manrique y
Campanario, aunque no tenía nada que ver con los chinos, se estableció
el conocido teatro Shanghai, para adultos y preferentemente hombres
solos, que en sus inicios ofrecía obras humorísticas de la picaresca
cubana. Muchos autores del género vernáculo pasaron por ese escenario:
Federico Villoch, Gustavo Sánchez Galárraga, Antonio López y decenas
más. También diferentes actores y actrices, encarnando al negrito, al
gallego, a la mulata y a otros personajes, como Rafael de Arango,
Enrique Arredondo, Pedro Castany, Cuca Montero, Fabiola Márquez y otros,
algunos de los cuales después se desempeñaron en el Teatro Alhambra, en
otros teatros, en la radio, en la televisión y hasta en el cine.

Los títulos de algunas de algunas sus obras fueron: El destino de un
varón, Si me caso que susto paso, Un veterano que batea bien, El amante
de mi mujer y El trovador de Broadway. Con el paso del tiempo,
aumentaron las insinuaciones sexuales y las palabras y gestos obscenos,
así como se incorporaron revistas musicales con desnudos femeninos y
cortos cinematográficos pornográficos de producción mexicana o cubana.

Para su propaganda, en grandes anuncios a colores al frente del teatro,
se utilizaban textos de mensajes publicitarios o políticos, que habían
tenido buena aceptación en la población, aprovechando que se prestaran
al doble sentido, título que ponían a las obras que presentaban. Así,
podían aparecer: Una tonga de gusto, Esta que es fuerte, fuerte…
sepárala, Ella tiene su meneíto, Este es el hombre, Josefina atiende a
las señoras, ¿Tiene usted el gusto joven? y otros.

En el mes de noviembre de cada año se representaba una parodia de la
obra Don Juan Tenorio, donde Don Juan, Don Luis y Doña Inés eran
maltratados a la cubana. Donde estuvo el teatro, hoy existe un parque
cerrado donde se realizan actividades propias de la cultura chinas.
También existían algunos bares y prostíbulos y el cine Pacífico.

El exotismo y el misterio del Barrio Chino, como si tratara de una fruta
prohibida, se hacía presente principalmente en las noches habaneras. Por
el día, como cualquier otro espacio de la ciudad, era recorrido por
hombres y mujeres en busca de porcelanas, miniaturas, figuras
artísticas, muebles, sedería, medicamentos y productos y condimentos
típicos de la gastronomía china, los cuales se ofertaban en sus
diferentes establecimientos.

Hasta las célebres fondas...

En las calles Zanja, Dragones, San Nicolás, Manrique y Campanario se
encontraban los locales de la mayoría de las sociedades familiares
chinas, unos más suntuosos que otros, con sus llamativos nombres: On Ten
Tong, Kwong Wa Po, Li Lom Sai, Lung Kong, Chang Weng Chung Tong, Chi Tak
Tong, Min Chin Tang, Yi Fung Tong, Sue Yueng Tong y otros.

La mayoría de ellas aún existen, aunque con instalaciones bastante
deterioradas y con poca membresía, habiendo sido sustituidos los chinos
originales por sus descendientes chino-cubanos, producto de las mezclas
étnicas.

En las calles Zanja, Dragones y Salud abren sus puertas todavía
restaurantes de comidas chinas como Gran Dragón, Guang-Zhou, Tien-Tan,
Los Dos Dragones, Viejo Amigo, La Flor de Loto y La Mimosa, entre los
más conocidos. En los años de la República, muchos chinos ricos
emigraron de California hacia Cuba y establecieron importantes negocios,
como grandes almacenes de víveres y lujosos restaurantes, que se
encontraban fuera del Barrio Chino, como El Mandarín (23 y M), Pekín (23
entre 12 y 14), Hong Kong (desde hace años denominado Yang Tsé, en 23 y
26) y Saigón, en Miramar.

Existían también algunos de precios más módicos, diseminados por los
distintos barrios de la ciudad, hasta llegar a las célebres fondas
chinas. La mayoría de ellos, actualmente administrados estatalmente sin
la presencia de los chinos, no se parecen en nada a lo que fueron
entonces, debido a su deterioro, mala calidad de sus ofertas y peor trato.

Aunque la calle Zanja no se limita al espacio que ocupa dentro del
Barrio Chino, este es el más importante y el que le ha dado celebridad.
Después de la Estación de Policía, situada frente al cuchillo que forman
las calles Zanja y Dragones, se diluye, como otra calle cualquiera, con
múltiples viviendas y comercios, muchos en estado de deterioro, terrenos
baldíos donde antes existieron edificaciones, y locales readaptados para
usos que no tienen nada que ver con su designación inicial.

Mantienen algún interés el local del viejo Café OK en Belascoaín, el
edificio moderno donde se encontraba la sucursal de la dulcería Super
Cake S.A., la vieja instalación de la primera fábrica de radiadores de
Cuba de Max Brikman, construida en 1927 entre las calles Marqués
González y Oquendo, y el Centro de Inspección Técnica de Vehículos,
conocido popularmente como el "Somatón", antes de llegar a la Calzada de
Infanta.

Desde hace tiempo se habla de reactivar Zanja y rescatar el Barrio
Chino, ya que ambos están históricamente ligados. Para ello, en el
espacio donde se levantó el pórtico, cada año se realizan las danzas del
dragón y del león y se celebra el año lunar, se ofrecen demostraciones
de artes marciales —aunque la mayoría de nuestros chinos no eran
guerreros sino comerciantes— y espectáculos de música, cantos y bailes
tradicionales, así como se ofertan comidas típicas, principalmente el
popular arroz frito y las maripositas, que tienen más de San Francisco
que de Cantón. Y existe en Zanja y Manrique la denominada Academia
Wushu, donde además de otras actividades tradicionales se practican las
artes marciales chinas wushu y taijiquian.

Se olvida que las calles solo se reactivan cuando en ellas, de forma
natural, se establecen comerciantes, abren sus establecimientos y la
población acude a ellos, porque sus ofertas resultan atractivas. Inundar
los pocos establecimientos estatales de pacotilla actualmente fabricada
en China aporta muy poco. No conozco de calles reactivadas por decreto:
el boulevard de San Rafael es una pobre caricatura de lo que fue esta
calle anteriormente. Tampoco los barrios se rescatan y, menos en este
caso, cuando falta su componente principal, que es la emigración china,
que lo renovaría y le daría nuevas fuerzas.

La calle Zanja actual y el Barrio Chino padecen de los mismos males que
la mayoría de las calles y los barrios de la Ciudad de La Habana:
edificaciones en estado precario, derrumbes, ruinas, comercios
desabastecidos y sucios, aceras rotas, baches, aguas albañales por
doquier, indisciplinas sociales, violencia callejera, falta de educación
y vulgaridades. Reactivar la una y rescatar el otro, a pesar de las
buenas intenciones de los descendientes chinos que sobreviven
precariamente en ellos, constituyen tareas muy difíciles de realizar:
para ello es necesario primero reactivar y rescatar la ciudad y el país.

Source: Zanja, corazón del Barrio Chino | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1415910253_11254.html

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