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Tuesday, November 11, 2014

La primera vez que mataron a Lenin

La primera vez que mataron a Lenin
Tumbar a mandarriazos las estatuas del creador de la primera dictadura
totalitaria y militar del mundo, no es vandalismo, es justicia
martes, noviembre 11, 2014 | Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba. — A Vladimir Ilich Lenin lo han matado muchas veces.
Pero la primera vez fue el 30 de agosto de 1918, cuando recibió tres
balazos a boca de jarro de manos de Fanya Yefímova Kaplán, una joven
revolucionaria.

Hija de campesinos pobres, Fanya había sido la escogida para ajusticiar
a Lenin en plena calle, a nombre del Partido Social Revolucionario,
traicionado por el líder ruso a través de un golpe de estado contra el
régimen democrático de Alexander F. Kerenski, quien ya había logrado el
derrocamiento del Zar.

A noventa años de aquellos acontecimientos, todavía los comunistas de
hoy niegan que sea cierta la acusación que hizo Fanya a Lenin antes de
ser fusilada, tres días después de realizar el atentado: ¨Considero a
Lenin un traidor a la Revolución¨. Ni siquiera se conocía la orden que
ya se había cumplido de asesinar por sorpresa a la familia zarista: a
Nicolás II, a sus hijos, niños y adolescentes, a su esposa, a los
criados, al médico de cabecera y hasta los fieles perros de la casa.

El tiempo, juez implacable que ajusta siempre las cuentas, no ha sido
nada benévolo con el cadáver del fundador del estado soviético.
Embalsamado y exhibido en la Plaza Roja de Moscú, recibió una segunda
muerte, la más espectacular, la más ansiada por todos los hombres
amantes de la libertad: en 1991 se desmerengaba la URSS y miles de
obreros moscovitas instalaban nuevamente el águila bicéfala, símbolo de
la Rusia Imperial, a la entrada del famoso Palacio de Invierno.

Un poco antes, seguramente la momia de cera de Lenin, en su lecho del
Kremlin, se agitó de indignación, cuando sintió que todo un pueblo se
unía para derribar el famoso Muro de Berlín, para que después de 28
años, todos los alemanes se unieran al fin. También cuando le dijeron al
oído que el rey Simeón II había ganado las elecciones en Bulgaria.

¿Habrá muerto una vez más, en su urna de cristal, cuando en 1943 un
humilde campesino quiso rematarlo con una pistola, o cuando en 1959 un
obrero armado de un martillo trató de romperlo en pedazos, o cuando otro
obrero le entró a patadas al cristal de la bóveda, para desaparecerlo
del mapa?

Recientemente, pudo verse en el mundo libre cómo en Ucrania miles de
manifestantes tumbaron estatuas de Lenin en Kiev, en Izium, en Zhitomir
y cómo a partir de 1989 en otras muchas ciudades del este europeo todas
sus estatuas fueron derribadas a mazazo limpio por la clase obrera.

No se trata, como alegan los nostálgicos y trasnochados comunistas de
hoy -cada día menos, por suerte-, de una deformación histórica, de
fascismo, barbarie, irracionalidad o vandalismo, sino de encontrar la
mejor manera de poner a dormir para siempre al gran responsable de
múltiples violaciones a los Derechos Humanos, al comunista que implantó,
a base del terror, la primera dictadura totalitaria, burocrática y
militar del mundo.

Source: La primera vez que mataron a Lenin | Cubanet -
http://www.cubanet.org/destacados/la-primera-vez-que-mataron-a-lenin/

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