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Monday, November 17, 2014

En silencio tuvo que ser

En silencio tuvo que ser
Un activista en favor de los derechos humanos, abogado y periodista
independiente, que continúa luchando por la democracia en Cuba
Blanca Acosta, St. Louis, MO | 17/11/2014 10:52 am

Tengo el gran honor de conocer a René Gómez Manzano. Lo conocí como un
brillante traductor literario que llevó al español clásicos de la
literatura rusa. Antes de sus traducciones solo había versiones
francamente malas. René ponía en el empeño no solo la sensibilidad
creadora de un buen traductor literario, que rescribe una obra. Sin
traductores literarios no habría eso que conocemos como "literatura
universal"[1] . Gómez Manzano ponía también el rigor que lo caracteriza.
Ganó varios premios de traducción literaria.
Cuando nos sentábamos en el Hurón Azul era eso solo lo que conocía de
él, un hombre bueno, amable y extraordinariamente riguroso. Un día pasó
un tipo vendiendo las conocidas bolsitas de café con chícharos[2]. Todos
los que estábamos allí íbamos a comprar gustosamente las bolsitas de marras.
"Eso es un acto ilegal, y si este individuo tiene un saco lleno de
bolsitas es que se las robó", nos dijo.
Nos echó un cubo de agua encima; si algo no tiene René es la capacidad
de choteo e indisciplina que está en el genoma cubano.
También lo conocí como un abogado brillante que hubiera ganado mucho
dinero en cualquier país.
Teníamos una amiga en común cuyo esposo la maltrataba
consuetudinariamente. Nuestra amiga no quería pedir el divorcio porque
el marido la había amenazado con matarla. René es un hombre de honor y
era el que más mortificado se sentía por la situación.
Un día ya no pudo más; él no se dedicaba a divorcios, y además sabía
cuan poco tenían en cuenta las autoridades el abuso doméstico. ¿Se me
olvidó decir que el señor pertenecía a la nomenclatura?
"Yo te voy a representar en el divorcio", le dijo.
Nuestra amiga no solo pudo divorciarse sino que obtuvo, raro en Cuba,
una orden de restricción.
Cuando René visitaba mi casa, mis hijos aún adolescentes se sentaban
espontáneamente a escuchar la conversación. Esa es otra virtud de Gómez
Manzano, su agradable e interesante conversación. Muchas veces me lo
imaginaba en las tertulias de Domingo del Monte; entre otras cosas
porque tiene una entereza, caballerosidad y bonhomía decimonónica que se
ha ido perdiendo. Es lo que se conoce como un caballero sin tacha.
Cuando supe de su encarcelamiento y leí el documento "la Patria es de
todos" me quedé boquiabierta[3].
Nunca quiso ver a sus amigos, amenazados por la lucha que valientemente
estaba desarrollando. Sí, criticó al gobierno en compañía de sus
amistades, pero, como Payá, dentro de la legalidad.
Dadas su valentía e integridad, en silencio tuvo que ser.
[1]No existirían ni los clásicos ni la literatura contemporánea.
[2]Llámenme loca; el chícharo, en cantidades mesuradas, no 70 % y solo
30 % café, le da cuerpo al café. Es lo mismo que hace el café con
achicoria que bien caro cuesta.
[3] René Gómez Manzano salió de la cárcel el 9 de febrero de 2007.

Source: En silencio tuvo que ser - Artículos - Cuba - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/en-silencio-tuvo-que-ser-320923

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