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Thursday, November 13, 2014

De comunista fiel a renegado

De comunista fiel a renegado
noviembre 13, 2014 2:59 am·

Cuba actualidad, Cidra, Matanzas, (PD) Desde muy joven, Amado Hernández,
alias Boca de Pomo, se integró al denominado "proceso revolucionario":
como fiel aliado del régimen totalitario de los hermanos Castro, durante
muchos años se destacó en el cumplimiento de la infame tarea de delatar
y perseguir a sus compatriotas.

Para él, la Revolución, es decir, la dictadura comunista, era Dios, y su
ambicioso Comandante en Jefe Fidel Castro, El Elegido. A estos había que
defenderlos al precio que fuera necesario.

Hubo un período en el que el protagonista de esta historia trabajó con
"los órganos revolucionarios de justicia". En dicha ocupación fue
siempre implacable. No pocas personas cayeron en sus manos, en esa
época, y la pasaron muy mal. Algunas fueron a parar a la cárcel o a
campamentos de trabajo forzado. Otras enfrentaron cuantiosas multas.

Transcurrió el tiempo y en el año 2006, Amado, el comunista fiel, ya era
un sexagenario que había participado en actos políticos, trabajos
voluntarios y marchas del pueblo combatiente. Sin embargo, a pesar de su
fidelidad al Dios Castro I, las canas no lo perdonaron, como tampoco las
visibles arrugas de su veterana piel.

No obstante, en el mes de enero del citado año, la policía de Seguridad
del Estado le encomendó una nueva misión: debía participar, junto a una
turba compuesta por delincuentes comunes, militares y partidarios del
régimen, en un mitin de repudio que se desarrollaría frente a mi
vivienda, los días 19 y 21.

Yo ejercía el periodismo independiente y militaba en el opositor
Movimiento Independiente Opción Alternativa, una de las agrupaciones más
activas del país, con sede en Pedro Betancourt, Matanzas. Constituía un
peligro para Fidel Castro, quien no me perdonaba que, de oficial de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias y militante de su Partido, me hubiese
convertido en un demócrata convencido a quien no podían silenciar.

Lo cierto es que durante la mañana y la tarde de los mencionados días,
de enero, de 2006, decenas de paramilitares y agentes de Seguridad del
Estado, sitiaron mi vivienda y en un acto de desorden público me
insultaron y amenazaron con entrar y golpearme.

Allí, en medio de la chusma enardecida, se escuchaba la voz del fiel
Amado: "Negro mercenario, traidor, vendepatria, gusano…".

Recuerdo que al concluir el segundo de esos desconcertantes operativos,
organizados por el oficialismo, el susodicho me siguió, en su bicicleta,
cuando salí de mi casa. Me disponía a denunciar esta agresión a través
de la emisora Radio Martí. En la vía pública se me acercó -aprovechó que
el barrio estaba cercado por la policía- y me dijo:
"Contrarrevolucionario, cuídate porque te vamos a matar".

"¿Usted no se ve muy viejo y comemierda para perder su tiempo en vigilar
a quien defiende ideas democráticas y practica la no-violencia? Persigan
a los dirigentes corruptos, a los ladrones y a los asesinos, que en Cuba
hay bastante", fue mi respuesta.

Un año después de aquel desagradable acontecimiento comparecí ante el
Tribunal Municipal de Unión de Reyes, acusado de supuesta "peligrosidad
social". Dicho órgano me condenó a cuatro años de encierro en un
campamento de trabajo forzado.

Como no acepté tal injusticia, del juicio me trasladaron a la prisión
Combinado del Sur. Dicha condena fue rebajada un año, tras imponer un
recurso de apelación.

Al ser liberado al cabo de tres años, me encontré con el viejo Amado, en
una calle de Cidra, comunidad donde ambos residimos. Me saludó como se
saluda a un amigo o familiar que regresa de un largo exilio. El fuerte
apretón de manos y el "¿cómo estás, hermano, cuándo saliste?" del
ancianito, me sorprendieron mucho.

Con ironía pregunté a una vecina: "¿Qué le sucedió al abuelito que ha
cambiado tanto?".

Por su respuesta supe que ya no era el mismo. Había sufrido una gran
decepción porque a su joven nieto, Yasmanly, profesor de
preuniversitario e hijo de su hija, el Tribunal Municipal de Unión de
Reyes le impuso una multa de 2 470 pesos.

Él y otros dos muchachos interrogaron a una residente local, tras
comunicarle que ellos eran policías. Durante el "interrogatorio"
emplearon un uniforme militar y una pistola falsa, de calamina. La
señora, asustada, sin saber que era una broma, delató a cuantos vecinos
en el pueblo realizaban negocios ilícitos para sobrevivir. Su confesión
circuló en un vídeo, por la comunidad e incomodó al vecindario.

Pero, ¡qué desilusión para el viejo Amado! Su fidelidad al Partido
Comunista y a Fidel Castro no le valió para hacer que los jueces
perdonaran a su joven pariente. Esa fue la razón por la que el
viejecito, con mucha tristeza, dejó de apoyar a la Revolución. Esta,
ahora, es su enemiga y considera que es responsable de las miserables
condiciones en que vive la población, tras más de 50 años de socialismo.

Un amigo me informó hace pocos días que el abuelito hasta entregó su
carnet de militante castrista. Me dijo: "¡Pobrecito! Pasa los días
criticando al gobierno y casi no tiene ropas con qué vestir". ¡Cosas de
la vida!

Para Cuba actualidad: sanchesmadan61@yahoo.com

Source: De comunista fiel a renegado | Primavera Digital -
http://primaveradigital.net/de-comunista-fiel-a-renegado/

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