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Wednesday, October 15, 2014

Lutier de violines, un oficio que renace en Cuba

Lutier de violines, un oficio que renace en Cuba
BY POR ANDREA RODRIGUEZ ASSOCIATED PRESS
10/15/2014 9:53 AM 10/15/2014 9:54 AM

LA HABANA
En un taller lleno de piezas de instrumentos y cuerdas rotas, tres
hombres se afanaban por darle forma a unas maderas importadas y
silenciosamente reconstruían violines, violas y chelos fuera de servicio
por años de uso intensivo.

En el corazón de La Habana Vieja, el casco histórico de la ciudad,
Andrés Martinez y sus dos aprendices libran una batalla diaria contra un
problema poco conocido en Cuba, un país famoso por su música pero que
tiene dificultades para darle mantenimiento a los instrumentos.

"Es un oficios que requiere de mucha dedicación", dijo a la AP Martínez,
de 41 años. "Lutería no es carpintería", protestó, aludiendo a quienes
pretenden reparar instrumentos a punta de martillo y clavos.

La cantera de artistas es enorme: anualmente en todo el país miles de
jóvenes ingresan a la educación especial en música, completamente
gratuita y que contempla la entrega, por parte del Estado, de un
instrumento, muchas veces deteriorado.

"Aquí hacemos desde reparaciones menores hasta arreglos capitales",
relató Martínez, mientras mostraba a la AP el taller que dirige dedicado
a la restauración y construcción de violines, violas, chelos y
contrabajos, único en su tipo pues no cobra nada a quienes vienen con
sus instrumentos rotos y que además comenzó un programa para formar a
jóvenes lutieres.

Antes del triunfo de la revolución en 1959 muchos de los violines en la
isla eran importados, primero de Europa y luego de la desaparecida Unión
Soviética. Ahora una buena cantidad de los que se entregan a los jóvenes
son chinos o de modesta factura y que se despegan con facilidad.

El taller comenzó a funcionar en 2010 y en 2011 despegó por completo
gracias al apoyo de la organización no gubernamental "Luthier sin
Fronteras" -con sede en Bélgica y cuya misión es apoyar el oficio en
zonas en desarrollo como Haití y Palestina- y otros fondos de la Unión
Europea.

Instalado en un largo salón rectangular de un primer piso de alto puntal
y mosaicos coloridos, el taller estaba lleno de herramientas, pedazos de
madera y partes de instrumentos. En cada mesa provista de lámparas
debajo de las que trabajan Martínez y dos aprendices se veían medio
destripados instrumentos, cuerdas, colas, clavijas.

Como está adscripto a la Oficina del Historiador, una dependencia
estatal encargada de velar por el patrimonio nacional, el taller no
cobra por sus servicios y presta -no están autorizados a vender- los
ejemplares que fabrica a los músicos ya formados que lo necesiten, sea
para un gran concierto o la presentación de un concurso en el extranjero.

Desde 2011 a la fecha se arreglaron allí más de 400 violines, violas,
chelos y contrabajos, se volvieron a la vida unos 200 arcos y se
fabricaron una docena de violines de buena calidad, comentó Martínez.

Aunque en la isla siempre hubo personas que se dedicaban a la
fabricación de instrumentos de cuerdas pulsadas como guitarras o tres
-de uso más popular- nunca se desarrolló una gran tradición de lutería
para violines, mucho más exigentes con las maderas que deben ser
europeas y los barnices especiales, explicó a la AP la musicóloga Miriam
Escudero, directora del Gabinete de Patrimonio Musical "Esteban Salas".

La salida del país de viejos lutieres y la muerte de otros, más la
escasez de materiales importados, hicieron que el oficio quedase
prácticamente olvidado, reconoció por su parte el artesano Martínez.

"El taller viene a suplir una gran necesidad", comentó la musicóloga
Escudero.

En los años 70, las autoridades también impulsaron en la provincia de
Camagüey una fábrica de violines que intentó sustituir las maderas como
palisandro y arce -típicas de países fríos- por cedro, pero el
resultado, aunque sirve para dotar de instrumentos a estudiantes
iniciales o a amateurs, está lejos de alcanzar los resultados de
perfección de un taller artesanal, coincidieron Martínez y la musicóloga
Escudero.

El principal reto técnico para el taller ahora es conseguir los insumos
-la mayoría de ellos importados de Europa-, sobre todo madera y
barnices, este último rubro vital para la conservación en un país donde
la humedad es elevada, el calor constante y los instrumentistas sudan a
mares.

Martínez explicó que hasta ahora usaron una mezcla de resinas que él
trajo de Carmona, Italia, donde pasó algunos meses y pudo "cocinar"
barniz de ámbar, pero en lo adelante, reconoció que tendrán el reto de
buscar uno propio del taller.

Mientras tanto, el taller en general y Martínez en lo particular se
preparan para el siguiente paso: lograr que su trabajo sea conocido por
los músicos profesionales y buscar mecanismos económicos de sustentabilidad.

"En los cambios que está viviendo el país, una de las opciones que hay
para los talleres como este es convertirse en una la cooperativa",
explicó Martínez ilusionado.

Unos metros más allá de la mesa de Martínez se encontraba, uno de sus
discípulos, Juan Carlos Prado, de 25 años, quien desde niño se aficionó
a tocar melodías celtas. No se define como un gran músico pero algún día
espera ser reconocido por su labor como lutier.

"Es como las personas, si te sientes mal necesitas que te atienda un
médico, al instrumento le pasa lo mismo si no funciona bien, la música
no sale bien", indicó Prado.

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Andrea Rodríguez está en Twitter como: www.twitter.com/ARodriguezAP

Source: Lutier de violines, un oficio que renace en Cuba | El Nuevo
Herald -
http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/article2803790.html

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